viernes, 9 de marzo de 2007

ambulancia


UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Desde donde estoy sólo puedo escuchar el sonido de la ambulancia y ver sus destellos anaranjados que se reflejan una y otra vez en las fachadas que se aprecian fuera de los cristales… instintivamente, miro a mi alrededor… está oscuro, pero distingo figuras y formas que me son familiares… Sé que estoy tumbado y siento bajo mi espalda respaldo blando pero que siento frío, de una pequeña cama…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Quiero hablar pero no hay nadie… quiero preguntar que pasa, pero nadie parece hacerme caso… veo por la ventana que todos corren sin parar… los del norte van al sur y los del sur van al norte… todo ahí afuera, a mi alrededor es caos y desorden…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Llevo ya un buen rato en el mismo sitio y sé que no me muevo… sin embargo la sirena sigue clavando su agudo sonido en mi cabeza… tal vez sea eso lo único que me duela… y los ojos… esa intermitencia amarillenta que me ciega por momentos…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Me miro poco a poco, con miedo… no hay sangre… no hay heridas… no hay escayolas… comienzo a moverme con lentitud y todo mi cuerpo responde a mis órdenes con abnegada sumisión…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Me incorporo, me siento… miro a mi alrededor… enciendo la luz… la habitación sigue como siempre… desconecto la sirena… se hace el silencio… Nadie me llevará nunca a un hospital… Yo no tengo heridas ni enfermedades… yo no necesito ir en una ambulancia…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Pero tengo dolor… tengo un profundo dolor… ese dolor que causa el sufrimiento en los seres que más queremos… y en aquellos que sabemos inocentes… ese dolor por las vidas segadas en actos de barbarie… en violencia de todo tipo… en guerras…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

Un dolor similar al que se puede sentir cuando tomamos conciencia de que miles de personas mueren de hambre cualquier día del año… que fácil es decirlo… morir de hambre… de hambre… sin oportunidad tan siquiera para sentir este dolor…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

No necesito ambulancia… tampoco aquellos quienes perdieron a los que amaban en accidentes de trabajo, en la carretera, o simplemente por una pequeña infección… no, hay dolores que no necesitan ambulancias, no necesitan hospitales, no necesitan tratamiento… incluso, no sé si realmente necesitan justicia para que se calmen…

UUUAAAHHHH… UUUAAAHHHH…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta este relato porque me recuerda a Julio Cortázar. Hay uno que cuenta algo que tiene relacion con lo que tu escribes. Si me acuerdo del título te lo digo para que lo leas.

Un saludo
la dama de Shalott

Mandarina azul dijo...

Muy bueno, búho. Y tras el cambio de registro de tu post anterior... estremecedor.

:) Besos.

Candelas Sanchez Hormigos dijo...

Como siempre en tensión todo el relato, como siempre, aunque intentes parecer duro y algunas veces cínico, y otra irónico, siempre, casi siempre emocionando.

Pido perdón por la ausencia, ya sabes el trabajo...

Con todo mi cariño