viernes, 24 de febrero de 2012

Energia


El heroísmo y la cobardía, a veces tienen las mismas reacciones

Me resulta curioso el poder que tienen las personas para transmitir ideas y sensaciones, ya no sólo con las palabras, si no con el ímpetu que usan al decirlo. Esto resulta evidente cuando nos encontramos con alguien y podemos captar todo lo que genera al hablar… su mirada, su entonación, sus gestos, y por supuesto, la intensidad que dedica a transmitirnos aquello que desea

No se trata de hablar fuerte, de hablar rápido o de hablar mucho, si no de poner en cada palabra dicha, todo un mundo de sensaciones que convierten a la palabra no en un significado en sí mismo, si no en medio de transmisión de ideas o sentimientos que difícilmente son entendibles desde otra perspectiva…

Imaginaos que alguien dice “ahora” y de repente decenas de personas comienzan a tirar de cuerdas y un material de gran peso comienza a ascender… una sola palabra…. O mejor aún, que alguien te susurre en el oído “te quiero”... y sentirás que se eriza tu piel y se desboca tu corazón… o simplemente que alguien te mire y comience a llorar, incluso en silencio, buscando un abrazo de consuelo al que no podemos resistirnos…

Pero cuando la palabra carece de esa energía, de esa intensidad, tal vez no podamos sentirla en todo su esplendor y entonces puede volverse algo inconsistente… pero sin embargo, hay quienes transmiten en la palabra escrita, fría y serena la mayoría de las veces, la misma a más intensidad que ponen al hablar… Casi cualquier poema está repleto de sensaciones que se perciben más allá del texto y que transmiten esa energía que nos hace estremecer de placer o de dolor… y no, no estoy hablando de esos textos que muestran noticias que nos pueden llenar de indignación.

Y así, cualquier palabra que se puede repetir cientos o miles de veces en contextos cotidianos, de repente en un contexto dado, o de una persona concreta, adquiere un valor añadido que nos inunda de sensaciones… un “si” como respuesta a un rencuentro esperado… un “adiós” que nunca es deseado… o un “te añoro” cuando nos encontramos solos…

Tal vez esa energía, ese contenido que hace que las palabras no sean huecas, sea lo que podríamos denominar, el alma de los escritos…

lunes, 20 de febrero de 2012

Carreta


Confianza es darle un arma a tu enemigo

Imaginemos por un momento una carreta que yendo cargada de cosas, se hunde en el barro y no logra avanzar. Lo más elemental del sentido común, nos conduce a que para sacar la carreta, lo primero que se ha de hacer es descargarla y una vez aligerada de su peso, saldrá con más facilidad. Una vez fuera, volvemos a cargarla y continuamos el viaje. Esto implica, evidentemente, un trabajo extra que tal vez no teníamos previsto, pero que es inevitable para poder seguir el viaje

Esto que parece tan obvio (al menos a mí sí me lo parece) parece que hoy en día no lo es tanto y el ejemplo es aplicable a casi todos los estamentos de la vida, pero algo está cambiando…

Hoy en día, cuando una carreta se hunde en el barro, algunos no sólo no descargan sus mercancías, si no que se suben encima para protegerlas. Los que quedan abajo han de hacer un esfuerzo mucho más ímprobo pero además siempre habrá alguien que les diga por donde han de ir… lo malo es que unos irán hacia un lado y otros tirarán hacia el otro…

Así, las diferentes carretas que no avanzan, ni podrán avanzar ese maremágnum de caos donde al menor atisbo de problemas, cada uno nos lanzamos a salvar nuestras pertenencias o incluso, lo que es peor, a coger las que el que de verdad está empujando la carreta, la descargó para aliviar el peso…

Cruel, a veces, realidad de la sociedad donde vivimos donde no somos capaces de adivinar que si no sale hoy la carreta, mañana el barro podrá endurecerse y entonces quedaremos atrapados para siempre (bueno, mucho tiempo)


jueves, 16 de febrero de 2012

Prisas


Hay quien presume de no tener miedo a la muerte pero tiene pánico a la vida.

Algunas veces me sorprende el gran poder de comunicación. Estamos en la era tecnológica y difícilmente nos podemos plantear llevar una vida sin internet, sin teléfono o sin televisión. No es tan reciente todo eso y algunos (al menos yo) recordamos una niñez donde estas “necesidades” eran desconocidas

La vida ha cambiado, y las personas hemos cambiado… Hoy en día, cuando viajo en el metro a primera hora, no puedo por menos de asombrarme de la gran cantidad de jóvenes que usan un sin fin de aparatos para estar en constante comunicación… las redes sociales se han hecho tan necesarias que la mayoría de las personas están en ellas… incluso yo tengo cuenta en una de ellas, jamás he escrito una sola palabra y ya tengo dos seguidores!!!

Es realmente necesario??? Pues no sabría que decir, pero todos sabemos que sin tanta comunicación nuestra vida seguirá su curso al igual que sin tantas cosas que en su día nos vendieron como necesarias y ahora no sólo tenemos que desprendernos de ellas por la crisis, si no que además, hemos de pagarlas

Nos decían que para ser felices necesitábamos un coche más grande, una vivienda más grande, un viaje más lejos, un traje más caro y poco a poco fuimos accediendo y a cambio de más esfuerzo y más sacrificio, a cambio de horas de ocio y vida y el trabajo se convirtió en lo principal y la vida personal en lo secundario

No sé si es o no necesario pero está ahí… en realidad hay tanto que contar???  He de reconocer que también soy “tecno-adicto” aunque mis limitaciones ya son tantas (por ejemplo, jamás podré mover los pulgares con la soltura que lo hace la juventud actual) que creo que he llegado a un límite que no deseo sobrepasar…

No, no piensen ustedes que dejaré esto, al menos de momento…  mientras las musas no vengan de donde estén, seguirá tranquilo ya que los problemas del país se tocan demasiado frecuentemente y por demasiados estadios diferentes…  pero sí debo reconocer que llegado ese momento de decidir, he decidido comunicarme con los que quiero con la intensidad de lo personal, de dar respuestas a sus preguntas, de dar un abrazo para aliviar una lágrima, de tomar una cerveza mientras compartimos unas risas o de no renunciar jamás, al sabor de un beso… y eso no lo sustituye ninguna tecnología… al menos de momento (daos prisa, por si acaso)


miércoles, 8 de febrero de 2012

Repeticion


Para mirar es necesario tener los ojos abiertos, para ver no siempre es necesario

Hoy en día, las imágenes de guerras, explosiones y catástrofes, han sido tan extendidas por el cine que ya no sólo las que suceden en la realidad tienen ningún impacto, si no que casi al contrario, parece una cosa “normal”

Quien sigua las noticias, últimamente verá que hay algunos temas que se repiten con insistencia… es una tónica que se repite con frecuencia y que quiero pensar lo hacen para exprimir una noticia hasta la saciedad mientras aparece otra más importante…

De esta manera, la crisis, el paro y un sinfín de términos económicos que no todos conocemos ni valoramos, se repiten una y otra vez en los medios de comunicación y llegan a ser términos tan cotidianos que parece que siempre han estado ahí, a nuestro lado… 

Y así, de esa forma machacona y reincidente, las palabras se van desgastando, puliendo, suavizándose… como si fueran piedras que ruedan por el rio y que llegan a la desembocadura del mismo  carente de aristas, tanto que parecen más bellas…

Pues así de esa forma, me pregunto si a fuerza de insistir, las palabras pierden el valor real de las mismas… a fuerza de hacer rutinaria nuestra “crisis”, a casi nadie le sorprende y lo que es peor,  ya no esperamos ni salir ni entrar, si no saber cuanto nos va a tocar el bolsillo… Hay guerras que se olvidan, terremotos a los que jamás llegó la ayuda o muertos en pos de una libertad sea cierta o no… 

A fuerza de insistir, todo eso dejó de ser noticia, dejó de ser importante… y si mañana un agricultor encuentra una manzana de dos kilogramos, eso será una noticia de la que todos hablaremos, casi seguro

Pero insisto, las palabras pueden perder su valor… y tal vez haya palabras cuya rutina las haya deshumanizado, y así por mucho que digamos “te quiero”, “te amo”, “te necesito”…  esas palabras pasan a carecer de alma, de sentido… son palabras que se repiten una y otra vez… ya no son noticia… ya carecen de importancia… ya forman parte de un tedio tan aburrido que en realidad no les prestamos atención…