martes, 21 de abril de 2009

Crecimiento


Le pedí que no cambiase, pues me gustaba así...

Lástima que yo sí crecí...





sábado, 18 de abril de 2009

Trafico

Ignoro cuantos años tenía, pero era evidente que ya había pasado ampliamente de los 70 aunque no creo que llegase a 80. Vestía con algo de dejadez y se cubría des viejos vestidos con un ajado abrigo descolorido, sin embargo mostraba aún un signo de una permanente coquetería al lucir un viejo sombrero de fieltro que aún mantenía el signo de haber portado, posiblemente, algunas flores.

Desde el otro lado del Paseo de la Castellana, esperando en el semáforo para cruzar, me fijé por casualidad en ella, que discutía acaloradamente con algunos viandantes, hasta que el semáforo detuvo el fluir de vehículos que incansables acudían de todos los lugares para dirigirse a infinidad de lugares, y aparentemente, todos pasaban por ahí.

Mientras algunos viandantes aún seguían discutiendo con aquella mujer, la mayoría comenzó a cruzar de forma apresurada para llegar al otro lado antes de que de nuevo, el fluir de vehículos convirtiese en multicolor riada el frío asfalto… pero aquella mujer, comenzó a cruzar con su propio criterio y mientras los vehículos estaban detenidos, ella comenzó a zigzaguear entre ellos mezclándose en ese extraño y ordenado caos circulatorio que rige en las grandes ciudades.

Finalmente, el flujo de peatones cesó y los primeros automóviles, ansiosos por recuperar un tiempo perdido, se pusieron en marcha dejando atrás todo cuanto podían… la mujer, mientras, seguía su particular y peligroso paseo entre los autos que poco a poco iban comenzando a moverse justo a su lado…

Algunos nos quedamos expectantes sabedores del riesgo y el peligro sin saber muy bien que hacer, esperanzados de que la terca mujer llegase a la mediana y esperase a que el semáforo le concediese nuevamente el tiempo necesario para llegar a la otra orilla… Finalmente, ella logró alcanzar la mediana, no sin las quejas y pitidos de varios automóviles que veían como su tiempo de espera se prolongaba más de lo debido.

Aquel espectáculo parecía que había cesado y poco a poco la normalidad se extendió por las aceras repletas de peatones hasta que un brusco frenazo nos hizo nuevamente volver la cabeza, alcanzando a ver como la mujer salía volando delante de un coche cuyas ruedas aún humeaban… no llegué a escuchar golpe alguno… no lo recuerdo al menos… su otrora elegante sombrero dejó al descubierto unos desaliñados cabellos que se movían, como ella, sin control ninguno hasta que un seco golpe contra el pavimento, detuvo, definitivamente su vuelo.

El flujo de automóviles que no se detenía inmerso en la prisa, se detuvo y se sumergió en la curiosidad de lo mórbido, mientras que los ocupantes del vehículo que la atropelló salían livianos y sin control con la, que imagino, esperanza de que no hubiese pasado nada irreparable… En pocos segundos un pequeño corro de gente ocultó a mi vista y sabiéndome impotente para hacer nada ya, me alejé con la imagen de aquella mujer yaciendo en el frío y húmedo pavimento de la mañana.

Apenas quince minutos más tarde, volví a desandar lo andado y el tráfico ya fluía más ligero… los agentes impedían las detenciones morbosas obligando a los conductores a seguir su marcha, pero allí, en el asfalto aún seguía tendido el cuerpo al lado de una ambulancia con todas sus luces encendidas… Terminé de cruzar y me acerqué al amplio corro de gente que curioseaba desde la orilla y allí continuaba su sombrero, roto y aplastado por el tráfico… justo antes de que los servicios sanitarios cubriesen el cuerpo totalmente con una capa de algo similar al aluminio brillante… había muerto.

Volví a abandonar el corro de curiosos y me dirigí nuevamente a mi oficina, pero no podía dejar de pensar en esa mujer y el por qué de su muerte… No fue un suicidio… un accidente, sin duda alguna… una negligencia jugada por una mente aniñada… un desconocimiento de las normas… una simple indisciplina… una, tal vez, insumision a una represión… sea como fuere, lo pagó con su vida, o tal vez, fue justamente eso lo que puso, por fin, un glorioso final a una triste vida.

viernes, 17 de abril de 2009

Cansancio

Supongo que la mayoría conoce las grandes civilizaciones antiguas y también algo de las andanzas de Genghis Khan, Napoleon, Alejandro Magno y otros más que, sin saber muy bien cómo, se hicieron con vastos imperios, convirtiéndose casi en los amos del mundo de su época…

De alguna manera, también yo llegué a pensar que podría conquistar mi propio mundo, fundar mi particular imperio, pero, hoy, me siento demasiado cansado de guerrear en batallas perdidas de antemano… No se puede luchar contra el mundo cuando el mundo es tan grande que no se puede abarcar con los dos brazos extendidos…

Hoy, demasiado cansado en todos los amplios términos de la palabra, me conformo con encontrar un pequeño lugar donde reposar, una persona con la que conversar y un café que se pueda compartir… Hoy, tras leer innumerables historias que hablan de bondad, de humanidad, de compasión, y de amor, sé que he aprendido la teoría, pero no sé cómo aplicarla en la práctica…

Fuera del círculo de amigos, todos esos valores dejan de tener sentido y esa sociedad que nos empeñamos en defender y a la que pertenecemos aún sin quererlo, sigue devorando a los débiles en beneficio de los más fuertes… hoy sólo aspiro a mantener lo poco que he logrado, y no perderlo… esa es mi batalla diaria.

Quedaron guardados los sueños, las ilusiones, las esperanzas… y surgen por doquier los problemas, las preocupaciones, la impotencia de que mi mundo no ha sido nunca mío, si no de la sociedad que, como si fuésemos animales enjaulados en el zoo, y que de vez en cuando, tal vez para su diversión, nos arroja un puñado de cacahuetes…

El camino de la vida nos sorprende con incalculables recodos y cada decisión que tomamos de seguir o girar, cambia nuestro propio destino que sin saber cuál es, vamos construyendo lentamente sin tener opción a rectificar, por que el tiempo, es de las pocas cosas que nunca se puede recuperar…

Hoy, tan sólo estoy cansado… no he renunciado a mi imperio, ya que me conformo con la pequeña parcela de universo que me ha correspondido… ese es todo mi mundo.


miércoles, 1 de abril de 2009

Cometas



La cometa, con desesperado esfuerzo, lucha por librarse del hilo que la mantiene prisionera sin permitirle volar más lejos...

Cuando rompe ese hilo, inexorablemente cae al suelo...