lunes, 30 de marzo de 2009

Zorro

El zorro permanecía inmóvil junto al límite del bosque, confundiéndose con la vegetación que de forma tan contundente separaba la meseta del bosque... el amanecer esta próximo y él lo sabe, estando al acecho, presto para conseguir su presa...

El orto marcó el inicio del amanecer y todo el valle se va decolorando del negro a un infinito mosaico multicolor que bailaba de forma suave y constante al son del silencioso y fresco viento del amanecer... Los ojos del zorro, inmóviles en apariencia, escudriñaban todos y cada uno de los rincones a que tenían acceso, esperando encontrar una presa...

Un movimiento no concordante con el resto, pone al zorro en aviso y su atención se centra en unos pequeños tallos que se mueven sin ese ritmo pausado del viento... afina el olfato y el oído y termina descubriendo que un descuidado conejo salió de su madriguera para disfrutar del día y posiblemente con la intención de darse un atracón de vegetales...

Con movimientos apenas imperceptibles, el zorro comenzó a buscar la más idónea posición de ataque, mientras que conejo, ajeno a lo que sucedía en la linde del valle, disfrutaba de su fresco desayuno

Unos interminables momentos y el zorro decide que es el mejor momento para atacar... arranca una frenética carrera y el suave ulular del viento es anulado con el casi imperceptible crujir de la vegetación bajo las blandas almohadillas de sus patas bordeadas de afiladas uñas... El conejo, alertado por el tenue cambio de sonido, tarda unas décimas de segundo en reaccionar y emprende, sin rumbo seguro, una carrera en busca de un refugio, sabedor del peligro que corre.

El conejo intuye al zorro muy cerca y hace un quiebro inesperado... en ese, ve el cuerpo del cánido que se mueve a pocos centímetros de él... la inercia del animal, más pesado, le aleja durante unos imperceptibles instantes, pero sus patas, más largas y fuertes, nuevamente le ponen a unos escasos centímetros del conejo que, nuevamente, hace un quiebro sabiendo que sólo el cansancio o un error de su persecutor, será su salvación...

Durante unos cuantos segundos, interminables para los protagonistas, la carrera se convierte en rápidos movimientos de engaños que el conejo realiza intentando despistar al zorro sin conseguirlo... el conejo, con los primeros síntomas de cansancio realiza otro brusco quiebro pero esta vez, el cánido ha adivinado sus movimientos, y el conejo se encuentra, aún sin saberlo, entre las fauces del zorro que sin dudar un instante, cierra con fuerza segándole la vida a su presa...

¿Cruel??? no piensa eso el zorro

domingo, 29 de marzo de 2009

Caducidad



Consumir preferentemente antes de… ver envase


Demasiado tarde… ya lo he visto. Caducó




martes, 24 de marzo de 2009

Limitaciones


El tiempo es lo único que nos arranca la vida… aunque nunca perdamos el tiempo, es muy fácil malgastarlo

Hace muy pocos días, me enteré que Vicente Ferrer estaba gravemente enfermo. Vicente Ferrer es una persona que ha entregado su vida al bien de los demás, renunciando a cientos de cosas que nosotros consideramos imprescindibles, pero que en más de una ocasión, nos hacen infelices por diversas causas…

Siempre he admirado a quienes, en lugar de perseguir un sueño, se enfrentan a la realidad para conseguirlo…

Hoy he recibido un correo con un video que me sorprendido sobre Nick Vujicic (En You Tube sólo he encontrado la versión en inglés, pero espero que os hagáis una idea, y si no, he puesto una traducción personal por si ayuda) donde este hombre, que nació sin brazos ni piernas, se tira al suelo intentándolo una y otra vez, por que mientras lo intentas, estás vivo (por cierto, muchas gracias Isa)

Tal vez haya muchas más personas que con sus humanas limitaciones, sean capaces de cumplir sus sueños…

Hace pocos días, curiosamente, comentaba con alguien sobre el cambio de la vida… Alguien se enamora de otro alguien… pero ese otro alguien es de otro país, de otra cultura, de otra lengua, de otra forma de pensar… pero estamos profundamente enamorados… y… ¿qué hacemos??? ¿abandonamos todo por irnos con el amor de nuestra vida o por el contrario comenzamos a sopesar lo bueno, lo malo, lo regular, los pros, los contras???

Tal vez sería bueno que en lugar de esperar a que nos lleguen las cosas, fuésemos a por ellas nosotros mismos…

Todos conocemos las teorías para un mundo mejor, y lo que es más curioso, todos conocemos lo que deseamos para ser felices… y me pregunto, por qué seguimos persiguiendo un sueño cuando podríamos hacerlo realidad???

Esta entrada, no habla de limitaciones físicas, si no de las limitaciones que nosotros mismos, muchas veces nos ponemos confiando en que alguien vendrá a quitárnoslas…



La traducción básica del video, a partir del momento en que se tira, sería la siguiente: “Debería ser sencillo levantarse, pues todo el mundo sabe levantarse. Pero a veces, en la vida, cuando te caes o ya no tienes fuerza para seguir, se puede perder la esperanza. Yo estoy aquín en el suelo sin brazos ni piernas y no debería poder levantarme. Pero no es imposible y voy a intentarlo 100 veces, y si no lo consigue lo intentaré otra vez, y otra, y otra más… Esto no es el fin, y lo que realmente importa es como vais a acabar. Tendreis la fuerza para levantaros??? Puede hacerse… así.”

Siempre encontramos a personas que nos pueden enseñar lo que sabemos.

jueves, 19 de marzo de 2009

Calificaciones



Quien escribió un libro, siempre será un escritor

Quien pintó un cuadro, siempre será un pintor

Quien tuvo un hijo, siempre será padre o madre

Quien tuvo padres, siempre será hijo

Quien nos mandó en el trabajo, siempre será el jefe

Quien nos ayudó en un momento difícil, siempre será nuestro héroe

Quien amamos, pero ya no, siempre será un buen amigo

Quien nos amó, pero ya no, siempre será un cabronazo

Cosas de la lengua, supongo




domingo, 15 de marzo de 2009

Prisas

La ciudad comienza, perezosamente, a despertar y sus ciudadanos aprovechan los últimos segundos de la noche para disfrutar de la cama lo más que pueden… Las prisas se apoderan de todos y las calles se van llenando de personas y vehículos que nada más comenzar el día, ya llegan tarde… prisas y carreras no son indiferentes en el metro y mientras los trenes hacen su recorrido con la conocida parsimonia, la gente se mueve entre los pasajeros intentando alcanzar la puerta que más cerca les dejará de su salida…

El tren se detiene y las puertas se abren… los que están dentro luchan por salir, sorteando a los que se quedan en el interior. Los de fuera pugnan por entrar cuanto antes para conseguir aquel asiento que nadie ha visto… empujones en las puertas recién abiertas… discusiones…

Los primeros pasos en el andén se transforman en carreras en algunos casos, y en los vomitorios se aglutinan cientos de personas que esperan sin mucha paciencia, un hueco en las escaleras mecánicas… nuevamente empujones, alguna discusión, y excepcionalmente, algún que otro golpe… Por fin, nuestros pies se aposentan en el metálico escalón que nos eleva al siguiente nivel sin mayor interés… Algo ocurre arriba… gritos… movimiento de gente… caídas… alguien cae y el efecto dominó hace caer a varias más… más gritos… las escaleras siguen su monótono movimiento de ascenso… Alguien grita de arriba que no suban por las escaleras mecánicas… La prisa ha dejado de existir y las cabezas se estiran todo lo que pueden para intentar ver qué ocurre…

Llegamos al descansillo y un hombre está tumbado en el suelo… a su lado un pequeño charco de sangre… las escaleras no se han detenido y la gente sigue subiendo… deben saltar sobre él para no pisarlo… seguro que alguien ya ha puesto sus pies sobre el cuerpo inerte… Se forma un corrillo… sólo una persona está con él, intentando que no lo pisen… dos personas más sentadas en el suelo, no muy lejos… un gran círculo de personas se va formando alrededor sin hacer otra cosa que comentar y mirar con esa morbosidad innata que es lo que ha pasado…

Las escaleras se detienen y los empleados llegan… los vigilantes los siguen e intentan poner orden despejando el círculo de curiosos… la gente comienza a moverse lentamente y muy pocos son los que se quedan mirando… comentarios entre desconocidos… consejos que ya de nada sirven… quejas calladas y protestas silenciosas… Miro atrás… el hombre sigue inmóvil y el charco de sangre se ha hecho mayor… los empleados del metro hablan por las radios… impiden bajar por las otras escaleras… cambiarán el sentido seguramente… los vigilantes intentan dar algo de intimidad a aquella persona y las otras personas, aún sentadas, son acompañadas… un accidente…

Lentamente, el mundo retoma su camino… en todas las cabezas está la imagen del herido, tumbado inconsciente, sangrando…

Ya nadie tiene prisa…

viernes, 13 de marzo de 2009

Condicionantes

Recuerdo que siendo niño ponía una serie de condicionantes a sucesos fortuitos, confiando en que su acierto o no, sirviese para confirmarme si aquello que deseaba podría resultar factible, del tipo “Si el próximo coche que pase es rojo, pasaré el examen de mates”. Ni que decir tiene que pasaban coches de todos los colores menos el rojo y gracias a ello tenía que estudiar, aunque no siempre eso garantizaba el éxito en el examen.

Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que aún hoy en día, muchas personas necesitan confiar en ese condicionante para conocer lo que el futuro le depara, y acuden a echadores de carta, quirománticos, magos y chamanes de todo tipo con el esperanza de que ese futuro incierto se adapte a sus deseos, cambiando el tenue equilibrio del universo para que se adapte a sus necesidades.

Pero aún así, hay quienes siendo más modestos, sólo pretenden cambiar el destino de una persona y sin ser conscientes en la mayoría de las ocasiones, siguen acudiendo a esos condicionantes con el fin de asegurarse el paso a seguir y que este no sea un error… y de esta guisa, solemos decir con más frecuencia de la que deberíamos “Si me quieres, haz esto o aquello” , o ese jefe que nos recuerda “Si sabes lo que te conviene, haz esto o aquello” o incluso a nuestros propios hijos “Si estudias, te doy esto o aquello”…

Tal vez sea una forma de apostar contra el destino, que sin ser rígido, si es siempre desconocido y algunas veces nos niega nuestros propios deseos, y es ahí cuando intentamos burlarle con esos condicionantes, como si pudiésemos romper ese equilibrio no escrito, pero que se está escribiendo a cada instante… “si pasa un coche rojo, volverá a enamorarse de mí”

jueves, 12 de marzo de 2009

Anualidad




Me robaron el corazón... y no estoy seguro de querer recuperarlo




martes, 10 de marzo de 2009

Apollo



En la misión del “Apolo 13”, el astronauta Jack Swigert, dijo la ya famosa frase: “Houston, tenemos un problema”. Desde ese momento, un amplio dispositivo humano y material se puso a trabajar para resolverlo…

Hoy, he ido a mi banco y les he dicho lo mismo: “D. Julián, tengo un problema”. Su respuesta ha sido tajante: “Espero que no afecte a sus obligaciones de pago”…. ¿Y qué otro problema puedo tener para acudir a un banco???




lunes, 9 de marzo de 2009

Mariposas

Mario despertó un día y se puso a reflexionar donde estaban aquellas mariposas que antaño revoloteaban por su estómago cada vez que sentía cerca a María… Poco a poco, aquel ejército de mariposas habían ido escapándose por los poros de la rutina y los ensueños que provocaban los encuentros, para asentarse en una rutina inesperada…

Los problemas económicos habían absorbido a aquellas noches de romanticismo contando estrellas al aroma de una copa de vino… El tiempo dedicado al trabajo se tornó insuficiente para seguir con esos largos paseos huecos de palabras pero repletos de amor… y sin saber cómo, a esa pareja de constante felicidad y pasión se le anexaron hijos, hermanos, progenitores y amigos…

Quien no conoce el cuento de "El patito feo" que presa de las burlas de quienes estaban cerca de él, terminó siendo un hermoso y envidiado cisne??? Curiosamente, el patito feo es victima de la sociedad que le exige una imagen que, evidentemente, no ha conseguido... y la su venganza es, como en todo cuento que se precie, conseguir dar envidia a quienes se burlaron de él y en un silencio de autosuficiencia y mirada vengativa, forjar dentro de su ser una vengativa sonrisa mientras en su cerebro resuena "ahora os jodeis"

La vida real es así, pero sólo en la primera parte... miles de "patitos feos" por una u otra causa, son objetivo de las burlas, de una sociedad que insiste una y otra vez en negarnos esa equidad que parece que no logramos obtener...

Mario y María pensaron tiempo atrás que su vida sería maravillosa y perfecta y así comenzaron a caminar hacia un destino idealizado… Hoy, Mario, despedido de su trabajo de siempre, ha encontrado empleo en un bar que le ha permitido, al menos de momento, esquivar el paro, pese a que seguía agobiado por una hipoteca que amenaza con privarle de su vivienda que tanto esfuerzo le ha costado… A María le han cambiado la jornada y además han alejado su empresa del centro, donde estaba muy bien comunicado y ahora el poco tiempo que tiene libre lo dedica a leer libros entre el metro y los autobuses, o mientras toma algo en su largo rato de descanso para almorzar, insuficiente en cualquier caso para poder acercarse a casa…

Mario miró a María y sonrió en silencio… le dio un beso y miró con tristeza y nostalgia como se cerraba la puerta tras de si… sin saber cómo, tomó conciencia de que ahora estaba compartiendo su vida con la sombra de quien fue el gran amor de su vida y que apenas mantienen nada en común…

Las mariposas de su estómago habían muerto definitivamente…

sábado, 7 de marzo de 2009

Medinaceli

Seguramente, dentro de esas tradiciones de lo que se ha dado en llamar “la España profunda”, existe una peculiar en Madrid, donde cada viernes, y sobre todo, el primer viernes de marzo, católicos creyentes y seguramente practicantes, se acercan hasta el famoso Cristo de Medinaceli, en su basílica no muy lejos del Congreso de los Diputados.

Una fila, casi eterna, de personas no muy jóvenes ya, se pasan largas horas y es una expresión literal, bajo una climatología que suele ser caprichosa y no siempre benevolente, y que llegan con una inmensa devoción a besar los pies de la figura.

Cuenta la tradición que hay que pedir tres deseos para que al menos uno se cumpla... pero curiosamente, la mayoría de aquellas personas no van por ellas, si no que sus peticiones se apoyan la mayoría de las veces, en los demás… salud para su hijos, trabajo para su pareja… y tal vez, alguno de ellos, acudan sólo para agradecer algún favor concedido…

Esta tradición, aparada en la fe católica, a pesar de que se ha cebado en el culto a una figura concreta, no debe sorprender a quienes profesan cualquier tipo de religión ya que con independencia del dios en el que se crea, en todas ellas hay rituales variopintos que bien para contentar a ese dios, bien para pedirle favores, o bien para agradecérselos, la gran mayoría conocemos celebraciones que a pesar de que no entendamos, solemos respetar (o al menos, así debería ser)

Todo esto, viene a cuento de que no hace muchos días, comentaba con alguien sobre una serie de TV que llegué a ver hace ya años: “Kung Fu”, interpretada por un casi desconocido David Carradine. Aquella serie, me descubrió que los valores éticos y morales, no se basaban en una religión concreta, si no en la convicción de los valores que nos aporta… Dicen que la fe mueve montañas, y que todos nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena…

Todo esto viene a cuento por que hoy en día no sé si estamos perdiendo los valores éticos que una sociedad aconfesional se empeña en mantener al margen de la propia ley… Ignoro si los valores que podemos dar a nuestros jóvenes sobre la violencia, son aquellos que nosotros teníamos antaño, basados, también es cierto en algo de miedo, al castigo físico cuando éramos más pequeños o con el infierno cuando éramos mayores…

No sé muy bien que valores puede tener un joven que al discutir con su madre, esta le da un bofetón y por ese acto, ha de estar unos días en la cárcel… ignoro qué valores pueden adquirir nuestros jóvenes que se relajan en sus estudios, hacen novillos, cometen pequeños hurtos para mantener sus cada día más amplias necesidades y son los padres quienes han de responder a la justicia por que ellos son menores de edad

Reconozco que me he criado rodeado y educado en una fe que ahora tal vez no me convence, y no he sido ni ortodoxo ni practicante, ni tampoco he aceptado las normas dividas impuestas por los hombres, pero las bases de esa creencia, me ha dejado unos pilares morales que han ido forjando mis valores básicos de lo que yo entiendo como valores mínimos que permiten distinguir lo que está bien y lo que está mal, y a pesar de que no coincidamos en algunos límites de lo es ello, creo que los valores básicos de la convivencia, el respeto y la igualdad, están ahí, aún escondidos…

jueves, 5 de marzo de 2009

Cuervo




Para nada es excepcional el colocar este relato (genial desde mi parecer) de Poe, y más este año que se celebra el 200 aniversario de su nacimiento por lo que sus relatos se han copiado hasta la saciedad… pero no solemos divulgar (tal vez por desconocimiento) lo excepcional, si no sólo aquello que consideramos importante o bello… así pues, este relato lo he considerado idóneo para acompañar al video del encabezado, a pesar de que este, es sólo un mero complemento…

Edgar Allan Poe
(Boston, 1809 - Baltimore, 1849)


EL CUERVO


Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

miércoles, 4 de marzo de 2009

Nostalgia

El constante ulular del viento recorriendo las vacías calles de la ciudad, ahoga mis silenciosos gritos de dolor… la soledad, cruel verdugo de una cada vez más exigente sociedad, invade sin previo aviso la existenciavde los que, sin llegar a enteder muy bien el por qué, quedan excluidos del ámbito de la normalidad, y caducan ante modas y formas más actuales.

Mi alma, yaciente entre sombras de dudas y, lo reconozco, muchos miedos, busca con desesperación aquellos recuerdos que inflijan una y otra vez el acento en un final no deseado, sin dar una ínfima posibilidad de volver a ser feliz por un instante más… antes de que constante oscuridad de una perpetua noche se aposente para siembre en mi, casi sin sentido, existencia…

Quisiera, antes de pasar definitivamente a la inexistencia del olvido, volver a sentir, por una sola vez, su abrazo, su beso… por una sola noche, compartir su lecho… por unos minutos, ser su confidente… por un instante, ser quien fui… una sola vez más… sólo una vez más…

Todo lo que empieza ha de terminar… nada, ni la misma vida, es eterna… salvo mi espera, infructuosa y ya sin sentido…

Ella ha crecido, se ha hecho una mujer adulta… para qué quiere un osito de peluche como yo???