domingo, 15 de marzo de 2009

Prisas

La ciudad comienza, perezosamente, a despertar y sus ciudadanos aprovechan los últimos segundos de la noche para disfrutar de la cama lo más que pueden… Las prisas se apoderan de todos y las calles se van llenando de personas y vehículos que nada más comenzar el día, ya llegan tarde… prisas y carreras no son indiferentes en el metro y mientras los trenes hacen su recorrido con la conocida parsimonia, la gente se mueve entre los pasajeros intentando alcanzar la puerta que más cerca les dejará de su salida…

El tren se detiene y las puertas se abren… los que están dentro luchan por salir, sorteando a los que se quedan en el interior. Los de fuera pugnan por entrar cuanto antes para conseguir aquel asiento que nadie ha visto… empujones en las puertas recién abiertas… discusiones…

Los primeros pasos en el andén se transforman en carreras en algunos casos, y en los vomitorios se aglutinan cientos de personas que esperan sin mucha paciencia, un hueco en las escaleras mecánicas… nuevamente empujones, alguna discusión, y excepcionalmente, algún que otro golpe… Por fin, nuestros pies se aposentan en el metálico escalón que nos eleva al siguiente nivel sin mayor interés… Algo ocurre arriba… gritos… movimiento de gente… caídas… alguien cae y el efecto dominó hace caer a varias más… más gritos… las escaleras siguen su monótono movimiento de ascenso… Alguien grita de arriba que no suban por las escaleras mecánicas… La prisa ha dejado de existir y las cabezas se estiran todo lo que pueden para intentar ver qué ocurre…

Llegamos al descansillo y un hombre está tumbado en el suelo… a su lado un pequeño charco de sangre… las escaleras no se han detenido y la gente sigue subiendo… deben saltar sobre él para no pisarlo… seguro que alguien ya ha puesto sus pies sobre el cuerpo inerte… Se forma un corrillo… sólo una persona está con él, intentando que no lo pisen… dos personas más sentadas en el suelo, no muy lejos… un gran círculo de personas se va formando alrededor sin hacer otra cosa que comentar y mirar con esa morbosidad innata que es lo que ha pasado…

Las escaleras se detienen y los empleados llegan… los vigilantes los siguen e intentan poner orden despejando el círculo de curiosos… la gente comienza a moverse lentamente y muy pocos son los que se quedan mirando… comentarios entre desconocidos… consejos que ya de nada sirven… quejas calladas y protestas silenciosas… Miro atrás… el hombre sigue inmóvil y el charco de sangre se ha hecho mayor… los empleados del metro hablan por las radios… impiden bajar por las otras escaleras… cambiarán el sentido seguramente… los vigilantes intentan dar algo de intimidad a aquella persona y las otras personas, aún sentadas, son acompañadas… un accidente…

Lentamente, el mundo retoma su camino… en todas las cabezas está la imagen del herido, tumbado inconsciente, sangrando…

Ya nadie tiene prisa…

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Temazo de Sabina. Y así como lo dice, "pongamos que", también habla de Buenos Aires, por ejemplo. Algunos necesitan la prisa y el smog. Ojalá que los que no algún día puedan alejarse de todo eso. Igual que lo hice yo hace tiempo ya.

Unknown dijo...

No creo que Madrid sea peor ciudad que otras... urbes conocidas..

Es cuestión de vivir en la ciudad.. tiene esos tremendos inconvenientes.. donde no nos conocemos y somos cada día mas extraños unos con otros y mas agresivos... no hay duda que es así...

Un abrazo

Anónimo dijo...

He leido muchos textos tuyos hablando de Madrid...la gran masa humana...el caos...asfalto...me encanta! como los escribes...dan mucho miedo.

Anónimo dijo...

muuuaaa

Luna Azul dijo...

"Al que madruga Dios le ayuda" todas estas prisas por unos segundos más en los brazos de Morfeo.
Estas son las cosas que tiene el vivir en grandes ciudades, vaya manera de empezar el día.
Un abrazo

Lunarroja dijo...

Nunca me gustaron las prisas.
Y sin embargo, ¡¡no podemos alejarlas de nuestro día a día!!

Besos pausados.
Besos sin prisas.