lunes, 29 de diciembre de 2008

Balance

Se acaba el año, y como viene siendo habitual, es hora, como si el tiempo fuese un negocio, de hacer recuento de cómo han ido las cosas.

Los noticiarios se encargan de hacer sus propios balances y recordarnos de forma intensa, los triunfos de nuestros deportistas, las innumerables catástrofes que sin escrúpulo alguno, sesgan vidas inocentes, y nos rememoran con toda la carga de morbosidad que se pueda, quien se casó y se separó de esa comidilla de gente más o menos conocida.

Dentro de poco, aparecerán esas otras estadísticas más frías donde nos dirán cuantos han fallecido en accidentes, cuantos han quedado en el paro, cuantos se han mudado de casa o de ciudad, y cuantos niños han llegado para ocupar los huecos dejados por otros…

Es la época, por excelencia de hacer recuentos y esos mismos medios nos confirmarán si el año ha sido bueno o malo, en base a toda esa infinidad de datos que, sinceramente, en la mayoría de las ocasiones, a mí, de forma particular, no me sirven si no para mitigar una pequeña e innecesaria curiosidad.

Así pues, he decidido hacer mi propio balance del año y para ello, no lo niego, he tenido que ir tirando de los recuerdos acumulados durante este tiempo… Los he ido clasificando en función de lo que creo su función, así pues, tengo recuerdos del trabajo, donde yo no soy lo importante, si no los problemas que he tenido. También tengo recuerdos de salud, donde tampoco soy yo lo importante, si no quienes están a mi alrededor, con sus males. Recuerdos de circunstancias diversas donde yo sólo soy un mero eslabón de unión entre eventos incontrolados por mi propia voluntad…

No, no puedo decir que haya sido un buen año… Tampoco se puede afirmar que haya sido malo. Ha sido un año mediocre, rutinario, anodino en suma… Quisiera encontrar esos recuerdos, posiblemente olvidados, o tal inexistentes, donde la tranquilidad haya sido protagonista, donde los abrazos y las sonrisas estuviesen por doquier o donde el tiempo haya sido algo tan vago que se perdía su noción…

Me hubiese gustado encontrar más recuerdos de besos, más de “te quiero”, más de locuras juveniles, más de proyectos para comenzar, más de noches estrelladas, más de miradas interminables, más de llamadas que nunca llegaron, más de ilusiones adolescentes… y eso, justo eso, es lo que espero encontrar el próximo año… y eso, justo eso, es lo que deseo que encuentres tú… felicidad en suma.

Ojalá que nuestro balance, el año próximo, sea más positivo, sin saber sin importarnos en que parte de la estadística nos han incluido… ojalá que el próximo año sigamos compartiendo palabras, ideas, sueños, deseos, caricias, besos, abrazos, y mucho, mucho amor de ese que nos mienten en las películas…

lunes, 15 de diciembre de 2008

Días

Nunca me han gustado mucho los días “D” (madre, enamorados, etc.) donde los regalos se han convertido en una obligación en lugar de poder demostrar a quienes se los damos, nuestro cariño, de tal forma que en un día tan señalado, como, por ejemplo, San Valentín, si no se regala algo a la pareja, parece que no se la quiere, y a su vez, si no recibimos regalo, parece que el amor se está cambiando…

Los regalos, creo que son más apreciados cuando se entregan por que sí, por que apetece regalarlos y la ilusión de recibirlos se vuelve sorpresa en el más amplio concepto de la palabra

Fiel a su ciclo, se acerca el invierno y con su primer paso, nos regala la Navidad.

La Navidad es una época del año que, por unos u otros motivos, a casi nadie nos deja indiferentes y que por mucho que intentemos, año tras año, hacerlas algo diferentes, lo cierto es que cuesta mucho y también por lo general, terminamos sucumbiendo a las tradiciones

La Navidad, no deja de ser, un poco el día del "ser más buenos". Lo lógico sería rendir tributo al amor, a la madre, al trabajo, e incluso al "ser más buenos", todos los días, pero tal vez esté bien que, antes de caer en la rutina, alguien nos diga que la paz y todo eso, es algo que aún no tenemos y tal vez, por ello, en estos días, surgen por doquier los deseos de felicidad, que en la mayoría de los casos, suelen ser sinceros, aunque vengan acompañados de ese conocido perfume o corbata que nadie dice que no, pero que se repiten año tras año…

La Navidad llena de luces y de colores nuestras casas, nuestros trabajos, nuestras calles y a pesar de que apenas nos acordamos que el motivo principal es la celebración con la familia, el juntarse, el desearnos lo mejor los unos a los otros, no dejamos de acicalar nuestro entorno para que continúe la tradición Pero las lucecitas, como si fuese la serpiente con la manzana en la boca, nos tienta una y otra vez y nos obliga a regalar con un frenesí cada vez más intenso…

Bienvenido sean los regalos y el placer que da el darlos y el recibirlos… pero más allá de estos, me quedo (al menos ahora) con la ñoñería de estar con los míos, de felicitar a mis amigos, de celebrarlo con mis compañeros, de abrazar a mi familia…

Llega el final del año, tiempo de recuento y de balances… y la mayoría comprobamos que las ilusiones que pusimos al iniciar el año, han de ser renovadas, pues pocas, si es que fue alguna, se ha cumplido… A principios de este año, seguramente comenzamos el inglés, el gimnasio, la dieta definitiva, la colección de CDs del quiosco, dejamos de fumar, y fuimos puntuales… al menos, durante los 15 primeros días del año, luego volvemos a relajarnos y ahora nos damos cuenta de que, pese a no haberlo conseguido, tampoco ha sido un año tan malo…

En nuestro caminar, unos dejaron de acompañarnos… otros se unieron… y "los de siempre" que aún continúan acompañándonos… (pese a todo, aún me acompañan)

En mi anterior entrada pedía perdón, pero no era un canto al sol, si no que pedía perdón a aquellos que les hubiese podido ofender sin saberlo, sin percatarme de ello, y que de forma prudente o tímida, se sintieron ofendidos y no dijeron nada…

Hoy, quiero dar las gracias a quienes durante este año, habéis conseguido que mis palabras palpitasen de vida, y que todos mis mensajes, buenos, malos o regulares, hayan sido acogidos con agrado… ¿para que sirve escribir si no hay quien lo lea??? ¿para que sirve llorar si nadie nos consuela??? ¿para que sirve abrazar si no hay a quien???

Así pues, quiero expresaros mi gratitud por vuestros comentarios, y sobre todo, quiero desearos que estos días de luces, de frío, de elevado consumo, de excesos en casi todo… quiero desearos para estos días de Navidad, seáis o no creyentes, mucha felicidad y que el camino de vuestra vida siempre esté ocupado por aquella gente a la que queréis y os importa…

Este es mi regalo de Navidad para vosotros… mis mejores deseos y que la vida os aporte lo que necesitéis.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Pangolín


Cuando era un niño, apenas con 11 años, recuerdo que estuve en la biblioteca del colegio y cogí uno de aquellos libros que hablaban de las extintas “Ciencias Naturales”. Eran libros humildes, de textos pobres y escasas fotos, pero si había ilustraciones realizadas por experimentados y anónimos dibujantes.

Una de aquella lámina, dibujada con plumilla, representaba una escena que se me quedó grabada como si hubiese sido a fuego en mi memoria. El dibujo de un pangolín gigante sobre una tumba realizada con un montículo de tierra y una rústica cruz de madera, rodeada de salvaje vegetación, mientras que dos personas ataviadas con ropas de expedicionarios, se alejaban de aquel lugar con aparente apatía.

En esa edad, con la cabeza casi vacía (no ha cambiado mucho desde entonces) y comenzando a digerir las aventuras increíbles descritas por Salgari o por Verne, aquellos hombres entre la jungla, abandonando a su compañero fallecido en lo que era un acto tan lógico como cruel, eran los estereotipos del héroe que los niños llevan dentro, descubriendo mundos incógnitos y viviendo esas aventuras donde el peligro no llegaba a existir…

Sin embargo, también se quedó adherida la idea de la muerte, tal vez, por que también descubrí bajo aquel rústico dibujo de plumilla, que la vida es finita y que tarde o temprano, hemos de abandonarla

Años después, bastantes años después, un texto de Ricardo Eliezer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda, me descubrió que la vida es tan sólo un camino sin distancia y que a pesar de conocer el punto de partida, desconocemos en qué momento dejaremos de caminar…

Durante mi camino, he conocido a muchas personas… ya lo he comentado en varias ocasiones… la mayoría de ellas, personas que apenas hicieron mella en mi camino y otras que, pese a su ausencia, se han quedado conmigo para siempre… por ellas mismas, por sus obras, por su dedicación, por que las personas, pese a todo, son maravillosas…

Cuando el camino cambió el tórrido crecer de la adolescencia por un suave viaje entre meandros de la madurez, es cuando parece que se dispone más tiempo para disfrutar del viaje… Tal vez por que en lugar de querer mover el mundo, me conformo con caminar a lado… tal vez por que ya no me preocupo por querer alcanzar el horizonte, y sin embargo disfruto de su belleza en la lejanía… tal vez por que ahora siento las sonrisas de quienes aprecio como los mejores regalos que nadie pueda darme, ya que siempre, su regalo, está lleno de cariño…

Pero también suelo cometer errores, y a pese a que cuando soy consciente de ellos suelo disculparme, pero como ya dije antes, nunca sé si mañana existirá el camino a recorrer o habré llegado al final.

Así pues, aprovechando esta época de felicitaciones, siempre suelo hacer un poco de recuento, y aquí, entre tantas letras, entre tantas ideas y comentarios, entre tantos secretos entre líneas, sé que también he podido molestar a alguien… por haber dicho, o por haber callado… por acción o por omisión… por querer más de lo que me daban o por no haber sabido dar lo que me pedían… simplemente, por haberme equivocado… perdón.



lunes, 8 de diciembre de 2008

Miradas



En el reflejo de sus ojos

encontré miles de estrellas

el mar limpio y en calma

sinfonías del viento

millares de arcoíris

de infinitos colores

y un amor sin final

que aún sigue bramando

en el reflejo de mis ojos






miércoles, 3 de diciembre de 2008

Chicago




Se han hecho famosas algunas películas de “gánsteres” ambientadas allá en el Chicago de los años 30, donde Eliot Ness, reinaba junto a otros conocidos (o no) mafiosos como Al Capone, y similares…

No sólo se aseguraban la distribución de los productos que ellos querían, si no que chantajeaban de forma impune a los comerciantes a los que les exigían un “pequeño pago” a cambio de “protección”

Hoy, esa escena parece que se traslada al País Vasco, donde hoy, un hombre corriente, anónimo a la mayoría de nosotros, un hombre que ha fundado una empresa y que gracias a la cual, muchas familias han podido vivir, ha sido asesinado… un hombre desarmado, ha sido ajusticiado sin juicio, sin oportunidad de defensa, sin opción de ningún tipo…

Creo, sinceramente, que, amparados en una falsa idea política carente de sentido, ya no en la España actual, si no en cualquier país donde las democracias, a pesar de su imperfección, siguen siendo mayoría, algunos se han autonombrados “capos” y se dedican a recaudar fondos de quienes trabajan, a cambio de su particular “protección”.

Resulta evidente que, la particular mafia del terror, de vez en cuando tiene que matar a alguien para mantener el miedo de aquellos que están siendo recluidos en su propio territorio a fin de que en los recibos de cobro, siempre se pueda añadir: “el próximo puedes ser tú”… Sinceramente, creo que ya no movimiento político por muy camuflado que esté en sus ideales… el dinero, siempre el dinero, es el que mueve las ideas, ya que de no ser así… pobres de aquellos que caigan bajo su gobierno de cruel horror de quienes se autoproclaman libertadores.

martes, 2 de diciembre de 2008

Viento


Tardes de frío… mirando tras los cristales como el viento helado recorre las calles casi desiertas que se cubren de las inquietas hojas que, amarillentas y moribundas, les son arrancadas a los árboles…

El tiempo parece detenerse sin avanzar hacia ningún sitio, y sólo el sonido del reloj indica que sigue su camino ajeno a todo…

Luces de coches que van y vienen, siguen invitándome a hacer un viaje con destino incierto… ir, que no cambiar… volver, que no comenzar… sentir, que no experimentar…

Me duelen los recuerdos… sí… aún estoy vivo…