martes, 29 de junio de 2010

Deshielo

Es inútil hacer un puente que no alcance la orilla.

Los imponentes murallones de roca granítica retienen las frías aguas que el sol de la primavera arranca de las cumbres nevadas… Por pequeñas rendijas se escapa juguetona deseosa de conocer mundo.

En su caminar, el agua recorre valles, rodea montañas y siempre acaricia aldeas, pueblos y ciudades, donde recoge historias que almas solitarias arrojan entre lágrimas en el agua y que son arrastradas con paciencia hasta el mar, donde el tiempo las convierte en leyendas…

Tal vez por eso el mar tiene esa magia especial que sólo entienden quienes saben escucharlas.

jueves, 24 de junio de 2010

Bodega

Sacrificar la vida por una causa, posiblemente sea perderla.

En su breve existencia, ella conocía sólo su pequeño mundo ubicado en aquella oscura habitación y eso era todo su mundo y desde su desconocimiento, tampoco tenía mayor interés en conocer más… Deambulaba con cierta calma entre los estantes, buscando el sustento diario siendo esa ahora su única preocupación

La luz se encendió de improviso y la bombilla de escasa potencia rompió la oscuridad creando una tenue penumbra… ella sabía lo que eso significaba. Corrió rauda a un rincón oscuro y se quedó agazapada, quieta, tratando de pasar inadvertida. Miró con expectación a aquél hombre harto conocido… ella había sido testigo mudo y obligado de cómo él había perseguido a su madre, cómo la había pisoteado, y cómo finalmente, la había matado… sabía por instinto y pese a su reducido tamaño, que era mejor permanecer quieta pasando inadvertida, cómo si no estuviese allí, cómo si aquel hombre, vestido con viejas ropas que se escondían bajo una púrpura clámide que siempre llevaba, no debiese saber de su existencia… Él en realidad sabía que ella estaba allí, aunque no exactamente donde… tampoco le importaba mucho mientras estuviese entretenido manipulando la crátera.

Ella, miraba expectante, agazapada, cómo si formase parte inseparable de aquella húmeda estancia a la que él no prestaba ninguna atención…

Él se detuvo en su tarea y miró a su alrededor, cómo sabedor de que era observado… Ella aguardó presa del miedo… Él continuó un poco más de tiempo con sus quehaceres y tomando alguna pequeña cosa se alejó de nuevo hacia la puerta. La bombilla cubierta de polvo se apagó y un pequeño hilo rojizo era todo cuanto se podía ver desde la oscuridad. Ella, aún expectante y temerosa, aguardó hasta que la oscuridad se hizo tan presente cómo su negro caparazón de cucaracha antes de comenzar a recorrer de nuevo la habitación…




Stonehenge es, en el solsticio de verano (siento no haber podido llegar a tiempo, así que aprovecho el día de San Juan, del mismo simbolismo) uno de los lugares más representativos del cambio de estación ya que el sol sale justo atravesando el eje de la construcción… hoy me tomo la libertad de recordarlo

martes, 22 de junio de 2010

Noche

Mirar por encima del horizonte, sólo lo alejará un poco más…

Sigue siendo Selene, en su creciente cuarto, quien siendo testigo mudo del cambio de estación, contempla impávida que nada ha cambiado en realidad... A sus pies la tierra cansada a las horas que ella más brilla y sin embargo, en las ciudades artificialmente iluminadas, la vida bulle cómo si se temiese perder el momento que no ha de regresar... Madrugadas de verano, frescas aún, demasiado frescas aún...

Cuanto tiempo para ver la luna... miro las calles y aún se muestra la ciudad palpitante y viva... coches, gente, movimiento en suma... madrugada... las luces encendidas de las ventanas... buenas noches para unos... buenos días para otro... siempre es así... la vida perdura más allá de la noche, más allá del amanecer... la vida sigue a nuestro lado y aunque pensemos que no es justa tampoco podemos afirmarlo...

Tal vez la vida sea justa y nos dará un premio por nuestros esfuerzos y sufrimientos... o tal vez sea un simple castigo de todo aquello que hemos recibido y que no hemos sabido agradecer... o simplemente sea un cúmulo de coincidencias que benefician a unos perjudicando a otros... Nos quejamos de la mala suerte que tenemos por los problemas económicos en los que estamos inmersos mientras que miles de personas no tienen que comer y mientras miramos un programa donde los magnates de las finanzas nos muestran sus incalculables posesiones terrenales... Nos quejamos de nuestra mala suerte por haber enfermado y estar sometido a un largo proceso de medicación tendente a aliviar nuestras molestias mientras cientos de personas desconocen siquiera que están enfermos por que simplemente no tienen tiempo para ello o mientras otros se hacen enormes y costosas revisiones de todo su cuerpo, implantándose prótesis o mejorando su estética para intentar aparentar menos edad de la que realmente se tiene... Nos quejamos de aquel amor que perdimos cuando no debería haber sido así y que nos hizo sufrir mientras hay miles de personas que están abandonadas a su soledad y en su triste rutina sólo pueden recibir palabras de cariño de aquellos que cobran por cuidarlos, o esos otros que sin saber cómo ni por qué, han conseguido mantener vivo el espíritu del amor hasta el último día de su existencia y aunque haya sido una mentira, ellos han sentido ese amor inagotable...

Es posible que Némesis sea más caprichosa de lo pensamos y reparte sus bendiciones de forma tan irresponsable que siempre creeremos que la mejor parte, cayó en otro lugar...

Suerte tengo de poder contar con la compañía de Selene en las noches largas de fantasmas… “Thank you”, de Dido, suena suave en los cascos… la vela de olor aún tiembla… hace fresco… ya es verano, pero… hacer fresco aún.

sábado, 19 de junio de 2010

Camino

La barrera más difícil de franquear es la que nos ponemos nosotros mismos

No quisiera que pronuncie mi boca
palabras que otros ya usaron
para decir cuanto amaron
a aquella que ya no invoca

No quisiera poner en mi vista
patrones de distinto color
que no sea otro que amor
pues siempre fue altruista

No quisiera escuchar otra cosa
que una muda y callada sonrisa
cuando es libre y no hay prisa
pues es la cosa más preciosa

No quisiera tener en mis manos
una piel que no se estremezca
cuando los labios se mezclan
y sin palabras sepamos
que nos amamos



La piedad yace vencida, y la virgen Astrea, última de los inmortales, abandona la tierra empapada de sangre. (Ovidio, “Metamorfosis”)



miércoles, 16 de junio de 2010

Caracola

Si quieres volar, mueve las alas.

Cuentan que en un lejano país, un joven pescador, cansado del duro trabajo del mar, decidió dirigirse a la montaña para conseguir mejor fortuna.

En su peregrinaje por la tierra firme, encontró infinidad de cosas… unas hermosas y otras terribles… bosques de confusas formas y luces de compleja magia… valles multicolores y desiertos monocromos… grandes picos en el horizonte y profundos cañones en la estepa… animales feroces y frutos apetitosos… y gente, cientos de personas de ideas y costumbres tan dispares que parecían no pertenecer ni a la misma raza.

Un día, el pescador encontró a una mujer de la que se enamoró profundamente y se estableció en el valle… Pasó el tiempo y comenzó a llenarse la noche de morriña de la mar y le propuso a su amada ir al mar y así lo hicieron

Cuando llegaron allí, él se sintió feliz y se sintió cómo si todo lo que había visto y conocido no hubiese servido de nada… De repente, todo parecía minúsculo comparado con la grandiosidad del mar, y las nereidas se alegraron de su regreso de tal manera que la espuma del mar comenzó a cantar una melodía de belleza única.

Tal fue la alegría que decidieron establecerse allí, pero pasado el tiempo, la mujer comenzó a sentir morriña de su valle… y se lo hizo saber al pescador. Este preso de amor, le dijo que volverían al valle y aquella noche, en soledad, se acercó a la orilla para contemplar, seguramente por última vez, el mar…

Con gran tristeza en su corazón, comenzó a despedirse con tan profundo pesar que el mismísimo Neptuno se le acercó y con un afectuoso saludo, le dio un pequeño cofre. Le dijo que lo abriese una vez que estuviese en su casa del valle y le doliese la ausencia del mar.

Agradecido, el pescador se alejo y comenzó a preparar el viaje… A los pocos días se asentaron de nuevo en el valle y dejó la caja del dios del mar en un pequeño estante, acordándose de lo que este le dijo

Pasado el tiempo, las noches se le hacían eternas mientras la añoranza del mar era cada vez más intensa. No pudiendo aguantar más, tomó la caja que le dio Neptuno, la abrió y encontró dentro una caracola… se acercó a ella y pudo escuchar cómo el canto de las sirenas surgía de su interior, y cómo las olas del mar rompían en la orilla… aún hoy en día, algunas caracolas tienen el canto de las sirenas en su interior y el romper de las olas en la orilla…

lunes, 14 de junio de 2010

Ruinas

El amor es el más armonioso de los motores que mueve el corazón

Sabía que lo que hacía no todos lo entendían… él luchaba por lo que creía aunque la mayoría de las veces, aquellos que estaban a su alrededor lo despreciaban por ello. Le dolía apretar el gatillo sabiendo que alguien podría morir, pero estaba seguro que siempre que lo hacía era necesario

Nunca negó que tuviese miedo, pero sabía que no había otra opción... Se pertrechó cómo pudo, tomó su arma, se aseguró de que estuviese a punto y se parapetó tras ella con la esperanza de volver, aunque en realidad nunca pensaba eso, pero en el fondo de su alma, sabía que podía pasar.

Al abrir la puerta, la noche ya estaba prácticamente reinando y sólo algo de luz por el horizonte del oeste demostraba que hasta hacía pocos minutos, allí donde ahora reinaba la oscuridad, había estado plagado de luz... Sabía perfectamente que la oscuridad era su aliado... le ayudaría a ocultarse de los ojos de su enemigo, pero también sabía que su enemigo quedaría oculto a sus ojos.

El frío de la noche le penetró como agujas hirientes y de forma refleja intentó encogerse sobre sí mismo, tal vez para aliviarse del frío o para pasar más desapercibido... Se adentró en las desiertas calles ruinosas y caminando en silencio en la lindes de lo que otrora fuesen edificios, calles y plazas, agudizaba el oído pues era su mejor defensa... sabía que a pesar de todo, cientos de ojos podrían estar acechándole, sabía perfectamente que en cualquier momento, un paso inseguro delataría su presencia, sabía que su vida dependía de su sigilo más que de su astucia...

Agradecía que el viento no soplase ni arrastrase la arena del desierto que actuaba como una invisible lija hiriendo la piel con infinitas punciones no por que fuese doloroso, si no por que en realidad le obligaba a cerrar los ojos para protegerlos mientras continuaba caminando intentando confundirse con la oscuridad de la noche

Sin previo aviso sonó una detonación... apenas se escuchó gracias un silenciador, pero él sabía perfectamente que le habían descubierto. Casi en el acto sintió el golpe en la espalda, la quemazón de la bala que atravesaba su cuerpo y el dolor intenso que le impedía permanecer de pie... cayó en la acera sin poderlo evitar, sabiéndose herido, perdido, abandonado a su mísera suerte... sí, no tenía miedo, sabía que todo había terminado justo en el instante en que su casco de color azul rodaba a pocos centímetros de su rostro... sonó una segunda detonación, apenas imperceptible...

viernes, 11 de junio de 2010

Autoayuda

No tiene sentido colocarse una máscara para mirarse al espejo

Cuando era un niño (de esto ya ha pasado mucho tiempo) me sorprendía ver en las grandes librerías los libros agrupados por temas y sobre todo aquellos que me eran un poco más indiferentes, cómo por ejemplo, los libros de Autoayuda… En realidad los únicos que yo podía comprarme por aquel entonces se pareciesen en algo, eran los de “hágalo usted mismo”, término que hoy se conoce como bricolage.

Según ha pasado el tiempo, reconozco que la curiosidad me ha impulsado a leer más de uno y reconozco que desde la filosofía de la vida, podrían ser interesantes en momentos puntuales.

También recuerdo, y de ahí esta historia, una película de Jerry Lewis de la que lamento no recordar el nombre, donde esté actor interpreta a un personaje que gracias a los consejos de uno de estos libros, consigue encumbrarse en el mundo de los negocios…

Pues bien… Acabo de enterarme... el, autor de un libro tan popular que podría ser cómo el código de comportamiento para la mayoría: “Cómo conseguir dinero y amigos en diez lecciones", ha sido encontrado totalmente solo y arruinado… es que la gente no lee ni sus propios libros!!! ¿o será que la autoayuda necesita algo más que leer el libro???

miércoles, 9 de junio de 2010

Kseyo

La libertad no es enseñar a coger a un arma, si no ser consciente de la opción de apretar o no el gatillo

De nuevo los días de otoño se han colado, con ese descaro propio de quien se siente seguro, dentro de la primavera... El cielo cambió su brillante azul por un gris más sosegado, más plomizo, más triste... la ciudad cambió parte de sus sonrisas por caras más serias, y sus pasos dirigidos hacia la sombra, por carreras bajo el paraguas... el aire se vuelve más limpio y fresco y las terrazas se vacían mientras las luces de las casas se encienden...

No hay en la ciudad avenida, plaza, calle, callejón o calleja que no haya quedado cubierta y casi limpia por la lluvia y en El Retiro, se consuma la tradición de que mientras está la feria del libro, hay tormenta alguna tarde... estamos en ese tiempo de tormentas, de lluvia, de días de otoño que se mezclan revoltosos con la primavera...

Pero la vida sigue adelante... el mundo, las personas y sus circunstancias, siguen cada cual su camino, muchas veces ignorantes de cuál es el destino... ah, destino!!! si supiésemos cual es, ¿emprenderíamos el camino??? supongo que si fuese malo, intentaríamos cambiar nuestro destino... destino de viaje y destino de vida... ¿acaso no lo hacemos??? ¿acaso no nos aferramos algunas veces a imposibles??? acaso en el mundo actual no hay sitio para magos, adivinos, chamanes, brujas y similares??? y qué es lo que intentamos si no cambiar nuestro destino... y no sabemos cuál es...

Tal vez sólo pretendemos cambiar de viaje, de paisaje, de camino, de compañía, de hora... tal vez, sólo tal vez, pretendamos ser algo o alguien que nunca podremos ser... o pretendamos ser algo o alguien que siempre hemos sido sin saberlo... o simplemente, el deseo de cambiar para salir de la rutina es lo que nos mueve... quien sabe...

No sé por qué co…(piiiiiiiii)…nes termino escribiendo lo que no pensaba… pero ya está y no tengo ganas de volver a empezar. Ahí se queda


domingo, 6 de junio de 2010

Robos


A veces, lo que consideramos final, es solamente el principio, pero no lo sabemos

La semana había sido de intenso trabajo y el fin de semana invitaba a la diversión. Jaime decidió acudir a los lugares que frecuentaba donde conocía a varias personas, con objeto de despejarse y de divertirse, así pues, apenas tomó algo a modo de cena y salió dispuesto a disfrutar de la noche y la diversión.

Antes optó por comprar algo de tabaco y entró en un bar que le pillaba de paso y en el que nunca había reparado… allí estaba trabajando Aurora, cuya mirada y sonrisa le cautivaron desde el primer instante… y allí se quedó esperando a que Aurora cerrase el local…

Estuvieron paseando por la noche de la ciudad, entre esas calles atestadas de gente, y esas otras donde la penumbra invita a saborear la vida de una manera especial…

Hablaron, rieron, bailaron en mitad de la calle al son de una lejana música… y finalmente, sin que ninguno de los dos dijese nada, terminaron pasando juntos la noche…

Cuando despertó, Jaime descubrió la cama vacía y se sobresaltó… Encontró una nota de Aurora: “Tengo que trabajar”. Jaime tuvo un sobresalto, una extraña sensación de que algo le faltaba… se levantó de forma brusca y comenzó a revisar las cosas que tenía en casa… encontró la documentación, el dinero, el móvil, las llaves del coche… revisó cajones y estantes… no echó nada a faltar… pero seguía con esa rara sensación de pérdida

Se fue al cuarto de baño y se contempló con calma en el espejo… se veía cansado y justo cuando se miró los ojos se percató del cambio… miró con detenimiento y descubrió un brillo nuevo… entonces supo que es lo que le habían quitado… le han robado el corazón… Jaime sonrío cómo hacía tiempo que no lo hacía.

sábado, 5 de junio de 2010

Mercadillo


Cada paso que se da en la vida, se avanza…

A cinco, a cinco… Retumban las voces que corren raudas por todos los rincones del mercadillo, y que compiten en charlatanería entre sí, pero siempre con un extraño código ético que no llegaré a entender… Tres por diez euros… vamos chicas, que me los quitan… los de la tele, los de la tele… los bolsos de moda, los de moda… vamos, vamos, vamos… Voces y más voces que llegan inundando los sentidos y que obligan sin querer a fijarse en quien las pronuncia…

De repente, un grupo de gente corre por los pasillos abarrotados… Al fondo los guardias… atrás quedan cajas de cartón vacías que al paso de estos últimos adquieren de nuevo su utilidad de mostrador… apenas unos segundos y de nuevo… el coro confuso de voces charlatanas… vamos, que se acaban, que se acaban… todo a cinco, a cinco, a cinco…

Da igual lo que se venda… sigue siendo un único espacio conjuntado por la que me ha resultado agradable pasear…

viernes, 4 de junio de 2010

Palabrería

Cualquier instante futuro, es incierto.

Sobremuñoneras, pernos, trinquetes, fajas circulares, radios, pernetes, sotrosos, pasadores, chavetas, cadenilla, ganchos, ejes, sotabracas, muñonera, rueda dentada, gualderas, telerón, solera fija, mallete, cantonera, ruedas, banqueta… toda esta jerga corresponde a la denominación de algunas de las piezas que compondrían un cañón naval del siglo XVIII, de esos de piratas, corsarios, bucaneros y demás…

Hoy en día, nos decantamos por simplificar las denominaciones de tal modo que el lenguaje está siendo comprimido bajo la denominación de “cosas” generalizadas… poco a poco vamos, tal vez, empobreciendo el idioma en ese ansia de prisas por terminar pronto todo y volver a comenzar otra cosa…

Me pregunto si también en los sentimientos intentamos empaquetar bajo denominaciones tan extendidas como “amor”, “amistad”, “cariño”, “afecto” y similares, todo ese conjunto de gratas sensaciones que experimentamos cuando decimos que estamos en ese estado…

Pero la lengua sigue enriqueciéndose a nuestro pesar y hoy comentaba sobre dos palabras que han sido aceptadas de muy buen agradado desde otras lenguas menos extendidas: “Chirimiri”, que es lo que en castellano siempre se ha conocido como “calabobos” y que algunas veces resulta tan agradable como repelente, pero la palabra que más me ha gustado, ha sido sin dudarlo “morriña”, o ese estado de tristeza ante la falta de algo, melancolía, añoranza, nostalgia… Ese “echar de menos a algo o a alguien” que, algunas veces sin razón, nos sobreviene sin poder evitarlo…

Y reconozco, no lo niego, que algunas veces me dejo invadir, no sin un cierto regocijo, de esa morriña de tiempos pasados… Sí… sé que la vida es un mirar hacia adelante, pero también sé que es un disfrutar del momento y sigo sin querer perder los momentos mejores de mi vida… aquellas personas a las que amé y las que amo, Tiempos de ir al colegio, a veces entre la nieve, otras bajo un insufrible calor estival… jugar en las calles, de meriendas caseras, de hambre, que haberlo hubolo, de esfuerzo y trabajo en la adolescencias…, si, algunas veces, reconozco que siento morriña de tiempos pasados…

jueves, 3 de junio de 2010

Amapola

El tiempo sólo es finito cuando es medido

Margaritas, rizomas, tomillos, jaras, mostazas, espinos, manzanillas, cardos y otras especies de plantas asilvestradas que crecen en los terrenos abandonados al sur de la ciudad, y que han sido cubiertos poco a poco con mantos de arena de miga y de desechos urbanos, ponen un punto de color verdoso y ocre en esta época del año… Un poco más allá las primeras plantaciones de cereales… trigo, avena, centeno… ya hemos dejado atrás la ciudad y sus interminables periferias… estamos recorriendo campos de trabajo, donde las pequeños pueblos sólo son conocidos por los nombres que figuran en los carteles de los desvíos que nos muestran las carreteras, pues estas, orgullosas ya, no se dignan siquiera en acercarse a ellos…

Sin embargo, hoy, todo el campo, todo esos tonos verdes tenues o incluso amarillentos por el agostamiento de las plantas, van pasando inadvertidos cuando el campo va cambiando de color rojo intenso de las amapolas que, casi a buen seguro, sin haber pedido permiso, se han instalado con fuerza en los campos que hoy pude disfrutar…

Tal vez la fragancia de las plantas se perdían entre la intensidad del aroma de la lavanda, también salvaje, y que bordeaba los campos haciendo límites naturales entre los caminos y los cultivos…

No había nada que podría sorprenderme… todo ha sido tan rutinario, tan conocido, incluso tan cotidiano, que ha sido cómo el volver a ese rinconcito sencillo donde podemos descansar tras un día de duro trabajo… la excepción de la excepción… Se acerca el solsticio…

Busqué una amapola blanca… esta vez no pudo ser, pero no eso no importa…



Hoy, la canción ha sido fácil de seleccionar…

miércoles, 2 de junio de 2010

Ilusión

Nuestros derechos, son un reflejo en un espejo de nuestras obligaciones

No hacía aún una semana que Luciano había recibido la carta que le arrebató el sueño y por fin llegó el gran día. Los últimos meses, desde que perdió el trabajo, no habían sido en absoluto fáciles… toda la vida de una persona se puede condensar en pocas pertenencias y estas, carecen de valor para la mayoría… Luciano perdió a su mujer debido a las continuas desavenencias que se multiplicaron en cuanto sus ingresos disminuyeron drásticamente. Todos sus amigos se fueron alejando, temerosos, tal vez de contagiarse de ese endémico mal de la falta de trabajo, o tal vez para evitar la tentación de socorrer a un amigo… sus hijos, ajenos al drama, sólo se dieron cuenta de que su vida había empeorado y veían a su padre como un ser despreciable…

Luciano, en apenas 8 meses, había pasado de ser un emprendedor bien considerado e introducido en mundos influyente, a un ser marginado en una sociedad que no contempla un tropiezo en su vida…

Pero ahora, por fin había recibido una carta para presentarse a un trabajo y con él, la esperanza de recuperar parte de su pasado, de lo que había sido su vida.

Dejó preparado la noche anterior su mejor traje, tomó una camisa que ya había planchado con esmero y escogió una corbata elegante pero no llamativa. Se había afeitado con calma tras la ducha y con tiempo más que suficiente, se había lanzado a la calle por que no podía esperar en casa y se acercó hacia “Casa Méndez”, un bar donde antaño solía desayunar y hoy era un día de esos de celebrar, así que junto al café con leche, se tomó cuatro churros con azúcar…

El día se presentaba claro, un poco encapotado, pero una agradable temperatura. Tomó el autobús y llegó a la dirección indicada… sabía perfectamente donde estaba pues ya había hecho el recorrido varias veces “Es lo que tiene no tener nada que hacer” se decía para sí.

Con más nervios que decisión, se acercó a la recepción y mostrando la carta, confirmó a la persona que allí estaba que tenía una cita… su sonrisa no podía ocultar la satisfacción de sentirse feliz, cómo quien sabía que la mala racha había terminado justo en ese momento.

Aún recuerda cómo pasó todo tan rápido… un documento sellado por la empresa, una inmensa sonrisa y un “Lo siento, el puesto ya está ocupado. Presente esto en su oficina de desempleo”… y vuelta a empezar…



Breico, breico... are you there???