domingo, 4 de octubre de 2009

Cronos

Hasta el más dulce de los azúcares, mejora con una pizca de sal

Hace un par de días, comentaba con una buena amiga que las musas de los artistas, suelen ser más fecundas cuando la nostalgia está presente. Tal vez sea así y por ello, cuando somos felices, solemos dejar un poco de lado ese canto de añoranza de los tiempos donde las sonrisas eran protagonistas y que solemos almacenar con sumo cuidado en las estanterías de nuestra memoria.

El viejo dios Cronos sigue siendo exigente y el tiempo, mi tiempo, me es exigido como tributo por aquellos a quienes quiero y necesito… su necesidad por un lado… la mía propia por otro… una extraña mezcla donde se ve mezclado un poco de todo pero donde, ahora, me siento feliz. Compartir el tiempo no es lo más importante, si no compartir la vida por que la vida no es el tiempo que pasamos aquí, si no los momentos que disfrutamos de nuestra estancia… La vida seguirá siendo un viaje y no un destino, y por ello, cuando el acompañante de tu viaje te sonríe, te ayuda, te apoya, te quiere…, hace que el viaje merezca la pena, hace que la vida sea una vida…

El tiempo que a mí me falta me es devuelto con creces por el cariño de aquellos que me quieren y aquellos a los que quiero… así de sencilla es mi vida, y algunas veces, así de maravillosa.