lunes, 20 de febrero de 2012

Carreta


Confianza es darle un arma a tu enemigo

Imaginemos por un momento una carreta que yendo cargada de cosas, se hunde en el barro y no logra avanzar. Lo más elemental del sentido común, nos conduce a que para sacar la carreta, lo primero que se ha de hacer es descargarla y una vez aligerada de su peso, saldrá con más facilidad. Una vez fuera, volvemos a cargarla y continuamos el viaje. Esto implica, evidentemente, un trabajo extra que tal vez no teníamos previsto, pero que es inevitable para poder seguir el viaje

Esto que parece tan obvio (al menos a mí sí me lo parece) parece que hoy en día no lo es tanto y el ejemplo es aplicable a casi todos los estamentos de la vida, pero algo está cambiando…

Hoy en día, cuando una carreta se hunde en el barro, algunos no sólo no descargan sus mercancías, si no que se suben encima para protegerlas. Los que quedan abajo han de hacer un esfuerzo mucho más ímprobo pero además siempre habrá alguien que les diga por donde han de ir… lo malo es que unos irán hacia un lado y otros tirarán hacia el otro…

Así, las diferentes carretas que no avanzan, ni podrán avanzar ese maremágnum de caos donde al menor atisbo de problemas, cada uno nos lanzamos a salvar nuestras pertenencias o incluso, lo que es peor, a coger las que el que de verdad está empujando la carreta, la descargó para aliviar el peso…

Cruel, a veces, realidad de la sociedad donde vivimos donde no somos capaces de adivinar que si no sale hoy la carreta, mañana el barro podrá endurecerse y entonces quedaremos atrapados para siempre (bueno, mucho tiempo)


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