viernes, 11 de julio de 2008

1984



A la mayoría de nosotros, “Gran Hermano” nos recuerda, casi con exclusividad, a un programa de la tele, donde unas cuantas personas se encierran en un lugar y el resto de los mortales nos dedicamos a observarlos en sus cotidianos quehaceres, disfrutando (que todo hay que decirlo) de sus grandezas, miserias y sobre todo, de sus desavenencias, como si fuesen gladiadores en la arena del ya arcaico, pero emocionante, circo romano.

A mediados del siglo pasado, George Orwell, escribió su célebre novela “1984”, donde dentro de una historia de “política ficción”, se relataba la acción del “ojo que todo lo ve”, o lo que es lo mismo, “el Gran Hermano” que vigila por todos nosotros, y así poder ejercer más control que justicia…

Veo, no sin asombro que todo hay que decirlo, en un anuncio de la TV, que hay un programa de esos de juegos para los móviles, en el cual puedes “localizar” la ubicación del móvil de tu pareja gracias a las coordenadas que emite aquel. No creo que sea tan sencillo, pero me parece triste que haya que estar vigilando a la pareja como si fuésemos el “Gran Hermano”

Orwell, seguramente nunca estuvo convencido de que su novela podría ser profética… Hoy en día, lleva camino de serlo y poco a poco, estamos siendo sometidos a cada vez más controles… y lo mejor, es que nos gusta. Ahora, una importante empresa de comunicación, lanza el “i-phone” que seguramente, no aporte nada nuevo o al menos realmente necesario a sus clientes que ya están ansiosos por disfrutar todos esos nuevos avances tecnológicos… y en cada uno de esos aparatos, se encuentra un localizador GPS amén de vaya usted a saber cuántos artilugios más.

Hoy, todos entendemos como “sin papeles” a los emigrantes que también son etiquetados de “ilegales”, a pesar de que hay comunidades como los gitanos, que siguen protegiendo su cultura y los “papeles” es algo que brilla por su ausencia, siendo un colectivo “descontrolado”

Pienso que en un futuro no tan lejano como pudiese parecer, el uso del teléfono móvil, las tarjetas de crédito y los rigurosos controles a los que diariamente somos sometidos para entrar en centros oficiales (o no tan oficiales) o para salir de un simple comercio pasando bajo los arcos detectores anti-chorizos, nos obligará a claudicar a la lógica aplastante del control… y terminaremos usando, como en las malas novelas de ciencia ficción, un microchip insertado bajo la piel, que se encargará de reconocernos constantemente y seguir nuestros pasos allí donde vayamos…

Claro que es algo sumamente positivo, ya que, por ejemplo, el satélite se encargará de dar nuestras coordenadas cuando haya habido un delito y cuando se robe un banco, el GPS dirá quien ha sido ya que podrá confirmar que el ciudadano número HYTR45OI789TYU78 es el culpable por que estaba allí en ese momento… y la policía mirará donde está en ese momento e incluso le puede poner un mensaje al móvil con algo así: “Por favor, vaya a la cárcel que estamos de ahorro de combustible”

Fin de la delincuencia masiva… en cada acto delictivo estará inmediatamente determinado el culpable… se acabaron las búsquedas de desaparecidos, ya sea de las temidas pateras o esas desapariciones adolescentes en busca del príncipe o princesa de color felicidad o las más crueles, esas en que algunos autonombrados “libertadores” roban la libertad de otros…. También se podrán controlar las órdenes de alejamiento y saltarán las alarmas cuando dos ciudadanos se acerquen a más de la distancia autorizada… incluso quien sabe si se les podrá dar un calambrazo en el culo al infractor, como “recordatorio”, e incluso para las pequeñas “fechorías” de los más jóvenes… ¿Qué se hacen novillos??? Castigo asegurado!!!... Y qué me decis del absentismo laboral??? Se acabó el “ir al médico” para ver el partido de futbol del miércoles… el cacharro de turno encenderá una luz roja indicando que es un camelo… y ni que decir tiene de esos fines de semana donde al llegar a la oficina presumimos de “locuras” varias y el sensor dirá que ha sido más aburrido que una conversación entre dos sardinas…

Claro, que luego vendrán las segundas partes o las secuelas… los “malos” se encargarán de poner virus en los chips de marras y los satélites fallarán… pero como la denominación de “sin papeles” pasará a denominarse “sinchip” (recordadme que he de patentar el nombre para vivir del cuento) pues el que no exista, se quedará sin posibilidad de todo… comprar en el super, llegar el depósito del coche, sanidad, educación para los hijos, incluso hacer uso de los urinarios públicos que espero que algún día vuelvan a colocarlos…

Pero los efectos colaterales no se harán esperar y pronto surgirán empresas en las que por poco dinero, puedan facilitarte el espionaje de tu pareja, decirte donde está y con quien… o estudios de consumo que dirán donde acudimos los especímenes humanos y a qué horas, cuanto tiempo estamos ahí y entonces podrán cámaras “invisibles” y el “Gran hermano” nos juzgará por lo que hacemos y nos dirigirá en lo que hemos de hacer… ¿o eso ya sucede hoy???

No hay libertad sin control, sin orden, sin ley… cuanto más libres seamos, más controlados estaremos…

4 comentarios:

belona dijo...

Siempre hemos estado controlados, antes por los padres, ahora por los detectives privados que ellos contratan.
Entrábamos al trabajo fichando, ahora nos controla la "responsabilidad".
Antes controlábamos nuestra cuenta cuando íbamos a la oficina y veíamos que habían utilizado nuestra tarjeta, ahora nos avisa el móvil de que nos están rateando.
Antes controlábamos a nuestra pareja con preguntas indirectas, ahora con la videoconferencia.

Antes tomábamos el sol sin protección, ahora lo tomamos en la sombra.

Menos mal que no voy a vivir con esos avances, me gusta perderme sin que nadie sepa donde estoy. No me gusta sentirme controlada, no lo necesito.

Ericarol dijo...

Oye, hasta me has dado una idea para un guión de película...pero no puedo sentarme a escribirlo porque mi chip se apaga a las 8:00 pm....genial post. no creo que estes muy lejos de la realidad.Saludos,

Manuela Fernández dijo...

Todo tiene una parte positiva como otra negativa y los avances científicos y técnicos, como puede ser un microchip, no es una excepción. Efectivamente se acabarían los secuestros, las desapariciones de niños, la fuga de asesinos... pero también perderíamos libertad.
Todo tiene un precio, la cuestión es valorarlo y distinguir si compensa.

Anónimo dijo...

George Orwell era un visionario, como Julio Verne y como Leonardo Da Vinci. Sólo espero que podamos ser lo suficientemente sabios como para no caer en un régimen totalitario como el que Orwell describe en 1984 y que sepamos darle el uso correcto a los avances tecnológicos. Depende de nosotros.