martes, 8 de julio de 2008

Sanfermines



Apenas amanecido, con los tibios rayos de sol en una mañana aún fresca pero ya excesivamente poblada. Apenas unos minutos para que comience la carrera y una extraña sensación invade los cuerpos, las almas. Abrazos, nervios, tensión, miedo, ilusión…

Comienza la carrera y de repente, todo desaparece. Los morlacos de más de 500 Kg, enfilan directamente hacia los corredores y estos, sólo tienen una salida: la carrera. Se corre, se corre sin nada más en la mente que mantener esa distancia… se corre sin nada más en la cabeza que escapar de los astados… y de repente, se acaba la carrera. Se sale y se observa la pequeña manada que se aleja… Es entonces cuando se sienten los empujones y los golpes, y aflora el dolor que en aquel breve instante de tiempo no hubo tiempo de sentir…

Qué es lo que hace que una persona se enfrente a esas situaciones??? Quiero imaginar que, exceptuando el valor que nos aporta una noche de fiesta y alcohol, posiblemente aderezada con otras cosas, las personas necesitamos sentir esa emoción del riesgo, de jugarnos la vida y de ser conscientes, tal vez, de esa locura. No hablo sólo de correr delante de unos toros en un encierro… hablo de subir al monte más alto, de bajar a la más profunda sima, hablo de desear cruzar un desierto, ya sea de hielo o de nieve, hablo de esos retos a los que algunos se atreven a afrontar y otros muchos sueñen sin tener muy claro por que deseamos cruzar el mar en pos de alcanzar el horizonte…

Vida, una vida distinta… tal vez sea esa sensación la que nos impulsa, por que… ¿Quién no ha soñado alguna vez correr los “Sanfermines” o alguna otra locura similar???

3 comentarios:

belona dijo...

Un día cualquiera ya es bastante arriesgado como para que voluntariamente nos expongamos a arrepentirnos el resto de nuestra vida.

la danza de la vida dijo...

y que culpan tienen los toros, de que los humanos quieran celebrar fiestas? de que a un ser humano se le meta en la cabeza de que es un valiente y desea mostrarselo al mundo, a los amigos....
Cuando aprenderá la gente a ponerse si lo desea así, en peligro, sin implicar a nadie ni nada más que sí mismo????

Anónimo dijo...

Pobrecitos los toros. Siempre me dio pena que los usen para tantos espectáculos.