jueves, 15 de julio de 2010

Gambito

La sonrisa es el primer paso para ser feliz

El “gambito” es una estrategia de ajedrez, consistente en sacrificar una pieza para intentar conseguir una mejor posición en el juego. En la vida real, también solemos hacerlo ya que en el fondo, aunque nos cueste reconocerlo, el fin suele justificar los medios (eso lo dijo Maquiavelo, pero ahora lo hago mío)

La vida es algo tan sumamente curioso que no deja de sorprenderme a cada instante… desde las propias representaciones de la naturaleza, espontáneas y gratuitas y no por ello carentes de belleza, magia y fascinación, cómo la conducta mía y de muchos de mis semejantes… cambiamos, evolucionamos, crecemos, nos responsabilizamos, pero cada vez, tal vez por ese crecimiento, creo que nos entendemos menos.

Es posible que cada cual acepte sus propias ideas cómo las correctas y se cierre en ellas procurando afianzarlas… craso error, pues una idea propia no debe ser afianzada, si no expuesta, complementada, reforzada y dado el caso, corregida… Recuerdo aquella breve historia de dos hombres, cada uno con su idea… un día se la contaron mutuamente y desde entonces hubo dos hombres, cada uno con dos ideas…

Hoy, nadie apuesta si no es a ganar seguro, aunque para ello haya de destrozar al contrario… hemos dejado de competir por el placer de hacerlo, si no que lo hacemos por el afán de la victoria… Cierto que en muchos aspectos de la vida (si no en todos) se busca esa meta final, ese vasto horizonte, pero imagino que será difícil abarcarlo todo… y es entonces cuando fijamos nuestra vida cómo un destino y despreciamos el camino con todo lo que este nos aporta.

No quiero descubrir nada ya, si no saborear lo que tengo… quiero hacer un pequeño alto en mi camino, disfrutar del viento que ahora llega suave, de Selene que me sonríe en el brillante crepúsculo de la noche, de los silencios que de improviso se forjan en la ciudad, de la mirada y la sonrisa de aquellos que quiero y que me quieren, de sentirme persona más que animal y dejar a un lado todo aquello que ya me ha sobrepasado… Hoy me viene a la memoria la frase de Ovidio: "Barbarus hic ego sum, quia non intellegor ulli" (Aquí soy un extranjero, pues nadie me entiende) y hoy, la asumo cómo propia.

Mientras aquellos que se supone me han de representar en la sociedad, y no sólo me refiero a los políticos conocidos, si no a todos cuyos brazos se extienden incluso en el más proclive de los anonimatos, se esfuerzan con inusual tesón en hacer cambiar de idea al contrario, la sociedad camina sin rumbo fijo, casi perdida, siguiendo bien a ciegas, bien de mala gana, a diversos estandartes que en la mayoría de las ocasiones, ajenos a sus seguidores, se han fijado cómo meta, el horizonte… y yo soy consciente de que también puedo ser esa pieza de ajedrez que tiene opciones de ser sacrificada para que mi estandarte avance un paso más allá… “gambito de reina” para salvar al rey…

Y que conste que me lo acaban de recordar... “deja de decir tonterías”, pero sigo siendo cabezón.


3 comentarios:

Coronita de reina dijo...

Te he leido ,sin haber bebido, y no he entendido nada... Te vuelvo a leer, después haber bebido un par de coronas...y sigo sin entenderte.... ¿me lo puedes poner cómo a Felipe II?
Nos, la reina (sin gambito)

El búho rojo dijo...

Bravo Reina… ya somos dos los que no nos enteramos a pesar de los alegres efluvios del alcohol, aunque cómo ha quedado resumido en mi último párrafo , no dejan de ser tonterías… y es que el hablar de política de forma implícita en España, no es si no eso, decir tonterías… El “animal político” que hay en mí, se está convirtiendo en un ermitaño que reniega y desconfía de los que otrora dirigían la manada y con sus emblemas, consignas e historias, me otorgaban confianza en el camino que andábamos.

Sin embargo, hoy sus enseñas se me asemejan a un palo con una zanahoria colocado a escasos centímetros de un animal hambriento y sus palabras, prometedoras de beneplácitos, se diluyen y tergiversan cómo la arena que cae en un reloj al mismo paso que el tiempo avanza…

La oposición no acude al parlamento en debates importantes, el nacionalismo se convierte en independentismo, los representantes del pueblo se metamorfosean en corruptos personajes delincuentes, el capitán de este barco llamado España parece navegar sin mapas y la mayoría no estamos seguros de donde llegará este buque, la carta magna se moldea como si fuese de plastilina, y yo, votante vocacional, sólo soy ese voto anónimo que ha de ser sacrificado para que el “político animal” (no confundir con el “animal político”) continúe su victoriosa carrera de logros personales, a pesar de que las decisiones que ahora se tomen, nunca fueron refrendadas por aquellos que les votaron… ego sum gambito…

En fin, creo que por una temporada dejaré el ajedrez y me dedicaré a jugar a “las damas”, sean estas blancas o negras…

Pertinaz (a veces) dijo...

Me quedo con la sonrisa.

Buena partida a las damas...

¡¡¡Besos flexibles!!!