martes, 18 de agosto de 2009

Albatros

El héroe no lo es por que vence a los dragones, si no a su propio miedo.

Fue hace ya tiempo, en la época en que las sirenas aún visitaban las playas y los dragones no habían sucumbido a los caballeros.

El albatros se sentía seguro en las rocas del acantilado donde difícilmente llegarían sus depredadores. Desde allí le gustaba contemplar los atardeceres donde, ya con el apetito saciado y presto a descansar, se sentía feliz.

Una noche de luna llena, advirtió en una playa cercana algo que le llamó la atención y no pudiendo resistir la tentación, voló en la oscuridad hasta la playa, y allí descubrió, para su sorpresa, a una sirena llorando.

Intrigado, sorprendido y enternecido por sus lágrimas, le preguntó por qué lloraba, y ella le contestó que por que su condición de sirena, no se sentía libre, pues por mucho que lo intentase, no podía ver la todas las maravillas que había en la tierra… El albatros, incapaz de verla llorar, comenzó a describirle cada uno de los parajes que había ido sobrevolando todos los días, y mientras, la sirena le contaba cómo eran los rincones más bellos del fondo del mar y esas otras playas que ella conocía y que estaban llenas de tesoros que esos extraños humanos eran incapaces de valorar.

Cada noche, durante años, el albatros y la sirena se encontraban en la playa y se contaban lo que habían visto… y luego contaban las estrellas, o los granos de arena de la playa o las gotas de agua que hay en el mar… día tras día, hasta el amanecer que la sirena volvía a las profundidades y ambos se complementaban de tal forma que parecía que, pese a lo que hoy podemos pensar que es inimaginable, era como si ambos fuesen sólo uno que lo tenía todo de los dos.

Un día, el albatros acudió a la playa pero esta estaba desierta. Esperó y esperó hasta el amanecer, pero la sirena no acudió. Noche tras noche, el albatros volvía a la playa sin saber por que la sirena no llegaba… le preguntó a las estrellas, a los granos de arena de la playa, a las gotas de agua del mar, a los pececillos que dejaron de temerle, a las orgullosas gaviotas… hasta que una noche, la espuma de las olas le comentaron que la habían visto en otra playa, pero en la oscuridad, no sabían en cual.

Desde entonces, el albatros surca las orillas de los mares desde lo alto, mirando cada uno de los rincones de las playas esperando, sin conseguirlo, encontrar a la sirena… a su sirena.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Overhead the albatross hangs motionless upon the air
And deep beneath the rolling waves
In labyrinths of coral caves
The echo of a distant tide
Comes willowing across the sand
And everything is green and submarine.

(...)

Strangers passing in the street
By chance two separate glances meet
And I am you and what I see is me
And do I take you by the hand
And lead you through the land
And help me understand the best I can.

(...)

And no-one sings me lullabies
And no-one makes me close my eyes
And so I throw the windows wide
And call to you across the sky"

Echoes... Pink Floyd

Perovsquita dijo...

Que historia tan bonita...

arda dijo...

precioso, me he emocionado...