miércoles, 19 de agosto de 2009

Cena

En la base de la más alta montaña, siempre encontraremos un pequeño grano de arena.

La noche caía lentamente y el cielo nacarado se dejaba conquistar por la oscuridad. Ella llegó a casa cansada y con un fuerte dolor de cabeza. El día había sido duro y largo y el trabajo le había dejado un cansancio intenso, como pasaba casi a diario durante las últimas semanas. En su mente, sólo quedaban los restos de los últimos problemas que, a su pesar, aún se tenía que llevar a casa por que las horas del día se hacían cortas, y en sus sueños, llegar pronto, quitarse los zapatos, darse un tibio baño y dormir el máximo de horas que fuese posible.

Él la esperaba dentro… ya había acostado al niño y había preparado la cena, e incluso había adornado la mesa con flores y velas para que aquella velada fuese especial. Sabía del esfuerzo de ella en el trabajo y a pesar de que muchas veces era incapaz de entenderla, sabía que ella era sí… decidida, tenaz, impetuosa, responsable, dulce… y hermosa, muy hermosa…

Bajó la intensidad de la luz y puso algo de suave música de orquesta que anulase el lejano zumbido de la ciudad.

Ella, sorprendida por la presentación, le preguntó qué es lo que ocurría, si estaban celebrando algo especial y el, dándole un suave beso en los labios, le susurró al oído: “sí… que te quiero mucho”. Ambos se fundieron en un abrazo…

4 comentarios:

Manuela Fernández dijo...

Después de un día agotador necesitamos un momento para nosotros mismos, un momento que nos aisle de los asuntos que tanto nos desgastan y nos repare del esfuerzo, y cómo no va a ayudarnos una cena íntima y romántica¡¡¡

Unknown dijo...

Buho, estoy de vacaciones, pero tengo un minuto de conexión y me paso a saludar a los viejos amigos..

Me encanto el relato..

Siempre es un lujazo para una tener al lado una persona que te entienda y que sepa.... dar un toque diferente a un día de trabajo agotador.

.... Besos y hasta _Septiembre

Anónimo dijo...

Esos mimos son invalorables. Cuando uno ama, esa celebración del amor simplemente le nace. Pero también hay quienes se dejan atrapar por la vorágine de la rutina y caen en esa horrible costumbre de dar todo por sentado. Voto por celebrar el amor, siempre.

Desde mi rincón... dijo...

Disfrutando de una gran cena romántica, bailando en un salón, recibiendo regalos... con grandes y pequeñas cosas.
Sentándose en una ladera y mirar las estrellas en silencio al lado de esa persona especial.
Gritando el cariño, incluso en silencio.
Desde mi rincón...