miércoles, 27 de febrero de 2008

Jueces

Somos jueces

John Boyne, en su libro “El niño con pijama de rayas” nos descubre, desde el punto de vista simple e ingenuo de un niño, imágenes de una situación que nosotros, cargados ya de picardía y sabedores de la malicia, entendemos aunque no compartamos

No fue hace muchos días, cuando leía una noticia de un atraco en el periódico, donde se decía que los ladrones iban “bien vestidos”. ¿qué es ir “bien vestido”??? Todos aludimos de forma automática a ir con traje y corbata… así pues, el resto del mundo está “mal vestido”.

Hoy en día, hay plataformas contra el canon digital, contra la celebración de corridas de toros, contra… “lo que sea”

Somos jueces y juzgamos a los demás

Criticamos a nuestros jefes cuando nos dan una incomprensible orden, y objetamos que “no tienen ni idea”… les juzgamos: Culpables. Criticamos a nuestras parejas por que no son capaces de mantener nuestro interés en ellas… le juzgamos: Culpables. Criticamos a la juventud por que su irresponsabilidad raya lo grotesco y su desvergüenza nos exaspera, a pesar de que nosotros no sólo intentamos ser así, si no que les hemos educado para que así sean… les juzgamos: Culpables.

Nos quejamos de quienes entran en el metro y nos empuja sin ningún miramiento, aunque esta persona esté a su vez empujado por la prisa y movido por la inercia… Nos quejamos de quienes no ceden su asiento, sin saber si llevan a su espalda muchas horas de trabajo y esfuerzo… Nos quejamos de los vecinos que hacen ruido a las 3 de la madrugada y no nos dejan dormir sin saber cual es la causa…

Cuando una persona viste de forma algo diferente, las juzgamos y sentenciamos colocándoles etiquetas que difícilmente podremos quitarles nunca… cuando vemos trabajar a alguien y no lo hace como a nosotros nos gustaría… cuando alguien no se ciñe a nuestras personales normas, entonces, es culpable… tal vez, por que no sabemos leer en sus ojos…

Ego sum… culpable.

2 comentarios:

PIZARR dijo...

Que razón tienes buho, la verdad es que se juzga demasiado a la ligera generalmente.

Una de las cosas que he aprendido con los años, es que las apariencias y la realidad que imaginamos en multitud de ocasiones nada tienen que ver con la auténtica realidad.

El tratar por mi trabajo, con muchísimas personas de diferentes ambientes, clases sociales y nivel de vida, me ha ayudado a ir entendiendo todo esto de una forma diferente a como lo entendía en mi juventud.

UN SALUDO

Isabel dijo...

Pablo,excelente reflexión.Lo malo de todo esto es que, a veces ,sin nosotros juzgar nos juzgan,incomprensiblemente.
Qué dificil es hacer bien las cosas,¿verdad?
Sobre todo,dejar de juzgarnos.Un besote.