domingo, 28 de febrero de 2016

Reencuentro

No pierdas el tiempo planificando tu vida... ella ya tiene sus propios planes para ti.

Que gran diferencia entre un encuentro y un reencuentro. Esto que parece tan evidente y tan obvio puede ser una experiencia en nuestra vida... Recuerdo la primera vez que encontré con el mar, aún siendo muy pequeño. El pueblecito era casi tan pequeño como yo y las casas bajas y modestas se extendían a lo largo de las casi inexistentes calles que luchaban por no ser devoradas por los pastos... una escena que todos podremos imaginar de una época pretérita y que a pesar de que no es tan antigua como parece, si es cierto que se me antoja mucho más vieja de lo que realmente es... No podría concretar la fecha exacta de aquella experiencia, pero digamos que podríamos hablar de unos 50 años.

Años después, varios años después, tal vez 30, fue a visitar aquel pueblo pequeño y recogido... allí tuvo lugar ese reencuentro que me entristeció. Todo había cambiado tanto, que tuve la sensación de estar en otro lugar. El pueblecito se había convertido en un destino turístico, las casas modestas fueron engullidas por torres de apartamentos, los pastos que deseaban devorar la calle, fueron finalmente devorados por esta y apenas quedaban algunos resquicios que habían intentado mantener convirtiéndolo en parques que a su vez cubrieron de calles, bancos alguna fuente y muchos cachivaches para niños y ancianos...

También la playa había sufrido grandes transformaciones. Ahora estaba delimitada por tierra con un amplio paseo salpicado de caminos de diversos tipos y alturas que llevaban a la arena y allí a las duchas que salpicaban esta... al otro lado del paseo las inevitables terrazas repletas de turistas y lugareños intentando disfrutar de algo de tranquilidad en el más bullicioso lugar... y allí algo más lejos, donde el mar y la arena se abrazaban en su eterno baile, también algo había cambiado... todo era más regular, más perfecto, más... artificial tal vez. Sí, me contaron que habían arreglado la playa y usaron no sé cuantas toneladas de arena traída de no recuerdo donde...

Así, de esta forma, el encuentro y el reencuentro nada tenían que ver el uno con el otro... todo era tan distinto... y entonces me di cuenta de que yo también había cambiado... Yo mismo había crecido, madurado, había tomado decisiones, había cometido errores y había realizado aciertos... había vivido, con lo que eso implica... sí, yo también había cambiado.

Lo más probable es que todos hubiésemos cambiado y que aunque hubiese conservado memoria de algunas de aquellas personas con las que compartí, hoy hubiésemos sido unos totales desconocidos, como lo fue el pueblecito convertido en una pequeña urbe saturada.

Y entonces, por que hay reencuentros que son tan agradables???  Supongo que en ocasiones, ese reencuentro se realiza con personas que también desean reencontrarse contigo... Personas que estás más que dispuestas a ponerte al día de su vida y a seguir participando de la tuya, sin importar lo que es superficial y adentrándose en lo importante, en lo profundo, en aquello que siempre ha merecido la pena aunque no siempre se haya conseguido... Otras, sin embargo, ese reencuentro se produce con personas casi desconocidas y de las que lo único que se comparte son los recuerdos de tiempos pasados que jamás volverán...

De esta forma, podríamos asegurar que cada día nos encontramos y reencontramos con gente, con personas de las que conocemos su historia, sus vivencias, sus expectativas... y de otras que sólo conocemos su nombre, y aquello que todos los demás conocen... simplemente... aunque le pongamos todos los adjetivos que nos vengan a la mente...

Tal vez, el más complicado de los reencuentros es aquél que hacemos con nosotros mismos.


2 comentarios:

Isabel dijo...

Para mí es un reencuentro inesperado, después de tanto sin leerte... Me pondré al día y doy fe de que éste es un reencuentro muy,muy agradable. Saber que sigues escribiendo es una gran alegría... ;-)
Un abrazote, amigo. :-)

El búho rojo dijo...

Querida amiga... también para mí es grato volver a retomar contacto con aquellos que me acompañasteis antaño y a los que tuve el placer de acompañar... la puerta seguirá abierta a pesar de que el tiempo, ahora lleva otro ritmo distinto, pero los recuerdos permanecen inalterables guardados en la memoria y custodiados por una sonrisa
Un fuerte abrazo amiga