Cuanto vale una sonrisa… y no cuesta nada.!!!
En uno de esos correos que intercambiamos, incluso algunas veces sin llegar a leer, me llega el texto de un conocido escritor en el que increpa al lector a “ser uno mismo”.
Que simpleza de frase y que hermosura de actos… ser uno mismo… ¿Quién eres tú???
Aún esa pregunta, aparentemente algo más complicada, podría tener una respuesta, pero el problema surge cuando la sociedad analiza, o mejor dicho, juzga la respuesta. Y es que por mucho que nos guste o nos incomode, resulta que nosotros mismos, la sociedad a la que pertenecemos, nos hemos ido proponiendo con el paso del tiempo no dejar a nadie que sea uno mismo, si no que sea uno “de nosotros”.
Tal vez por que el ser humano es complicado, y de tal motivo, juzga de vicioso al enfermo y de enfermo al vicioso… o condena a prisión al necesitado, lo intenta ayudar en la cárcel y no le da más opción que delinquir cuando vuelve a ser libre… leyes, normas, obligaciones… prisiones en definitiva de las que es difícil escapar por que estamos inmersos en una sociedad que necesitamos y que a su vez nos necesita (o eso dicen)
Imagino que todos tendremos ejemplos de querer haber sido pero no haber podido… unos, la gran mayoría, por miedo o vergüenza, otros, simplemente por imposibilidad… “quiero ser artista” cuando el arte no da para vivir y la propia necesidad te obliga a ser camarero… con arte, cierto es, pero camarero al fin.
No, no creo que sea fácil ser uno mismo en según qué lugares o circunstancias… las ideas políticas o religiosas o preferencias sexuales… no son fáciles de mantener en algunos lugares de, por ejemplo, nuestro país…
Ego sum qui sum… Ser o no ser… si es que desde que el mundo es mundo, la pregunta sigue ahí… ¿Quiénes somos??? (¿de dónde venimos???; ¿qué leches hacemos aquí???, hacia dónde vamos??? y bla, bla, bla)
Pero habrá que intentarlo al menos, ¿no???
2 comentarios:
Tear down the wall! dicen por ahí...
Creo que uno es el camino, y creo también que la vida es el camino hacia uno mismo..
Como dice Catupecu, El camino nunca duerme.
Saludos!
Dejemos las etiquetas y seamos, así, sin predicativo subjetivo obligatorio.
¡Besos!
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