No todo lo que hace un artista es arte.
Donde estará la memoria!!! Ahora el hoy se confunde con el ayer, y la niñez se mezcla con la edad adulta… Ahora cuando las hojas del plátano bailan al son que marca el viento de otoño, parece que veo las golondrinas que regresan en primavera y buscan incesantes sus nidos…. Ahora que hay tiempo, no puedo organizar los recuerdos que parecen hojas de un libro que han caído mezclándose y que tienen una breve historia propia que carece de principio y no tiene final… Ahora que miro sus ojos y me resultan tan familiares que no sé si es mi hija o mi madre… Ahora que salgo a la calle y me pierdo pues no reconozco aquel pueblo donde me crie por que vivo en la gran ciudad y todo se vuelve anodino y repetitivo… Ahora que la gente celebra y no sé si es la navidad o la verbena de verano, pues todo se me hace conocido… Ahora que pregunto, más por necesidad que por curiosidad, y no comprendo las respuestas que me dan… Ahora que soy consciente que he olvidado su perfume, el tacto de su piel, el sabor de sus besos y el canto de su voz, dudo si fue una realidad o tan sólo un sueño entre fantasías que jamás se cumplieron… Ahora que pierdo el tiempo cuando quiero darme prisa, pues no sé ni que es lo que debo hacer… Ahora que he terminado mi vida, parece que ni tan siquiera la he vivido… Donde estará mi memoria!!!
Ya no recuerdo que es lo que venía a decir aquí…
viernes, 16 de diciembre de 2011
sábado, 10 de diciembre de 2011
Historias
No soy el que fui, ni seré el que soy, pero siempre seré como tú sientas que sea
Se acerca la hora del balance. Desde hace ya mucho tiempo, cuando se acaba un ciclo, todos tenemos la sensación de intentar saber si ha sido bueno o malo, y el final de un año, es un ciclo que se cumple con rigurosa pulcritud y en los últimos días se empeñan en recordarnos las cosas más o menos importantes que han ocurrido y tal vez por ello, nosotros (al menos yo) también nos paramos a hacer un breve recuento de lo que hubo y lo que faltó
La mayoría de las veces, terminamos ese resumen de forma escueta y breve y eso, tras 365 días de vía, me parece un poco triste y es que a pesar de que la mayoría de los días han estado presididos por la rutina, es posible que cada día hayamos tenido unos pocos minutos de tristeza infinita o de felicidad completa… Es triste pensar que eso se termine olvidando y que sólo queden los momentos del trabajo y aquellos donde la vida familiar sumergida en la monotonía de la lucha diaria, termine siendo poco importante aunque sea por ella por la que precisamente, luchamos y nos esforzamos a diario
Y sin embargo, estoy seguro que a lo largo de un año, la mayoría ha tenido historias suficientemente importantes como para que pasen a formar parte del archivo de la memoria que está ahí presente y que nos harán reir o llorar más de una vez cuando miramos atrás y volvemos a sentir aquellas experiencias
Curiosamente, si analizamos con cuidado todas estas historias, podrían ser perfectamente argumentos de historias de novelas o de películas que muchas veces nos sorprenderían, aunque no siempre hayan de gustarnos. Historias que cada cual podrá dar importancia que desee y de las que indudablemente, no sólo hemos sido los protagonistas, si no también los creadores y es que cuando leemos cualquier novela, podremos sentirnos más o menos integrados en el argumento, pero no tenemos opción alguna a poder cambiarlo… la obra del escritor ya quedó ahí reflejada
La vida nos da la posibilidad de poder modificar nuestras propias historias… aquellas cuyo final no fue el deseado, tal vez no pueda repetirse por muchas circunstancias, pero siempre puede volver a escribirse otra con otros personajes que encajen mejor en nuestra trama… y aquellas otras que inevitablemente tenían que tener un final triste o doloroso, se les puede poner un punto y final para que definitivamente, no vuelvan de nuevo. Pero hay otras, pocas tal vez, que se quedan como escritas a medias, con el deseo de darles una continuación que no podemos pero de la que nos negamos a poner el punto final… historias inconclusas que intentamos retomar varias veces aunque no podamos añadir absolutamente nada… Pero las más importantes historias, son aquellas que permanecen vivas, palpitantes, aquellas a las que día a día podemos añadir palabras, sucesos, sentimientos, sonrisas y mucha ilusión…
Muchas veces desconozco que tipo de historia me deparará mañana mismo, pero sé que gracias a todos los que me rodean, continúo con ganas de seguir escribiendo mi propia historia, que no será posiblemente ni emocionante ni aburrida, pero que contiene ese cúmulo de sensaciones que me hacen sentir vivo, que me hacen sentir feliz… gracias a todos aquellos que me dictan al oído para que al terminar el día pueda afirmar que el día no se ha perdido, y cuando llega esta época del año, donde hay que hacer balance, pueda, pese a todo, esgrimir una sonrisa y decir que no ha sido malo
Se acerca la hora del balance. Desde hace ya mucho tiempo, cuando se acaba un ciclo, todos tenemos la sensación de intentar saber si ha sido bueno o malo, y el final de un año, es un ciclo que se cumple con rigurosa pulcritud y en los últimos días se empeñan en recordarnos las cosas más o menos importantes que han ocurrido y tal vez por ello, nosotros (al menos yo) también nos paramos a hacer un breve recuento de lo que hubo y lo que faltó
La mayoría de las veces, terminamos ese resumen de forma escueta y breve y eso, tras 365 días de vía, me parece un poco triste y es que a pesar de que la mayoría de los días han estado presididos por la rutina, es posible que cada día hayamos tenido unos pocos minutos de tristeza infinita o de felicidad completa… Es triste pensar que eso se termine olvidando y que sólo queden los momentos del trabajo y aquellos donde la vida familiar sumergida en la monotonía de la lucha diaria, termine siendo poco importante aunque sea por ella por la que precisamente, luchamos y nos esforzamos a diario
Y sin embargo, estoy seguro que a lo largo de un año, la mayoría ha tenido historias suficientemente importantes como para que pasen a formar parte del archivo de la memoria que está ahí presente y que nos harán reir o llorar más de una vez cuando miramos atrás y volvemos a sentir aquellas experiencias
Curiosamente, si analizamos con cuidado todas estas historias, podrían ser perfectamente argumentos de historias de novelas o de películas que muchas veces nos sorprenderían, aunque no siempre hayan de gustarnos. Historias que cada cual podrá dar importancia que desee y de las que indudablemente, no sólo hemos sido los protagonistas, si no también los creadores y es que cuando leemos cualquier novela, podremos sentirnos más o menos integrados en el argumento, pero no tenemos opción alguna a poder cambiarlo… la obra del escritor ya quedó ahí reflejada
La vida nos da la posibilidad de poder modificar nuestras propias historias… aquellas cuyo final no fue el deseado, tal vez no pueda repetirse por muchas circunstancias, pero siempre puede volver a escribirse otra con otros personajes que encajen mejor en nuestra trama… y aquellas otras que inevitablemente tenían que tener un final triste o doloroso, se les puede poner un punto y final para que definitivamente, no vuelvan de nuevo. Pero hay otras, pocas tal vez, que se quedan como escritas a medias, con el deseo de darles una continuación que no podemos pero de la que nos negamos a poner el punto final… historias inconclusas que intentamos retomar varias veces aunque no podamos añadir absolutamente nada… Pero las más importantes historias, son aquellas que permanecen vivas, palpitantes, aquellas a las que día a día podemos añadir palabras, sucesos, sentimientos, sonrisas y mucha ilusión…
Muchas veces desconozco que tipo de historia me deparará mañana mismo, pero sé que gracias a todos los que me rodean, continúo con ganas de seguir escribiendo mi propia historia, que no será posiblemente ni emocionante ni aburrida, pero que contiene ese cúmulo de sensaciones que me hacen sentir vivo, que me hacen sentir feliz… gracias a todos aquellos que me dictan al oído para que al terminar el día pueda afirmar que el día no se ha perdido, y cuando llega esta época del año, donde hay que hacer balance, pueda, pese a todo, esgrimir una sonrisa y decir que no ha sido malo
sábado, 3 de diciembre de 2011
Justicia
Los mejores finales, son los que decidimos nosotros mismos.
Ayer vi en un escaparate un libro sobre Robin Hood. Supongo que todos conocen la historia de este personaje legendario a caballo entre la realidad y la leyenda que Errol Flyn interpretó en el cine dejando, posiblemente, la imagen de un héroe al que muchos deseábamos imitar… Luego se encargó Disney de promulgar su historia y hacerla mucho más popular entre niños, jóvenes y padres que visualizan con paciencia y muchas más veces de lo que se dice, con ilusión, ese conjunto de aventuras donde el bien se vuelve protagonista principal.
De lo que no estoy seguro es de que esos héroes populares tengan cabida en nuestros días y es que para quien no lo sepa, Robin Hood era un proscrito que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres… y si bien es cierto que hoy en día siempre hay una cierta confusión entre la definición de rico y pobre, no la hay en absoluto entre la definición de robo, y de esta manera, el otrora malvado sheriff de Nottingham, hoy sería un dedicado funcionario encargado de velar por la seguridad de todos nosotros
Hoy, Robin sería, sin duda alguna, protagonista de infinitas horas de noticieros escritos y televisados y contaría con detractores y simpatizantes, pero la ley ha de ser igual para todos y por ello, un ladrón no deja de ser un ladrón y habrá que pagar por ello
Pero hay veces, muchas seguramente, que las leyes se quedan quietas y pierden parte de su valor si no quedan claramente obsoletas… si hoy la ley castiga con una sanción económica una falta, con el paso del tiempo puede ser más rentable pagar dicha sanción que evitar la propia falta… y de esta manera tan peculiar, resulta que hay profesionales para caminar en esos senderos que bordean las leyes y se benefician de los olvidos, desconocimientos o de una no muy clara interpretación que dictaron los legisladores
Hoy en día, hay quienes se esfuerzan en ello, consiguen sin mucho esfuerzo, seguir robando a los ricos (aunque insisto, no todos tenemos el mismo concepto de “ricos”) para dárselo a los pobres… o algo así… y de esta manera, el dinero deja de ser de papel e incluso de plástico y pasa como un mero apunte contable de banco a banco, borrando pistas y huellas y terminando no se sabe muy bien donde ni a nombre de quien… y ahí queda, ingresado y engordando día a día mientras sus responsables discuten a quien han de darse esos óbolos… y entonces, muchos optan por crear empresas y sociedades donde se colocan personas conocidas y afines y a los que se les premia con un opíparo salario que muchas, por no decir, todas las veces, no está justificado…
Pero el problema de hoy en día, es que ya no hay más bosque para tanto Robin que se cree en la obligación de seguir robando y tampoco tanto rico a quien robar… ni muchos menos hay sheriff suficientes para tanto ladrón… Hoy en día será algo más complicado saber quien es el héroe y quien el villano… ¿no???
Sé que Guillermo Tell y Robin Hood ni se conocieron ni nada parecido, pero la obertura más divertida es la del primero… así que ahí queda…
Ayer vi en un escaparate un libro sobre Robin Hood. Supongo que todos conocen la historia de este personaje legendario a caballo entre la realidad y la leyenda que Errol Flyn interpretó en el cine dejando, posiblemente, la imagen de un héroe al que muchos deseábamos imitar… Luego se encargó Disney de promulgar su historia y hacerla mucho más popular entre niños, jóvenes y padres que visualizan con paciencia y muchas más veces de lo que se dice, con ilusión, ese conjunto de aventuras donde el bien se vuelve protagonista principal.
De lo que no estoy seguro es de que esos héroes populares tengan cabida en nuestros días y es que para quien no lo sepa, Robin Hood era un proscrito que robaba a los ricos para repartirlo entre los pobres… y si bien es cierto que hoy en día siempre hay una cierta confusión entre la definición de rico y pobre, no la hay en absoluto entre la definición de robo, y de esta manera, el otrora malvado sheriff de Nottingham, hoy sería un dedicado funcionario encargado de velar por la seguridad de todos nosotros
Hoy, Robin sería, sin duda alguna, protagonista de infinitas horas de noticieros escritos y televisados y contaría con detractores y simpatizantes, pero la ley ha de ser igual para todos y por ello, un ladrón no deja de ser un ladrón y habrá que pagar por ello
Pero hay veces, muchas seguramente, que las leyes se quedan quietas y pierden parte de su valor si no quedan claramente obsoletas… si hoy la ley castiga con una sanción económica una falta, con el paso del tiempo puede ser más rentable pagar dicha sanción que evitar la propia falta… y de esta manera tan peculiar, resulta que hay profesionales para caminar en esos senderos que bordean las leyes y se benefician de los olvidos, desconocimientos o de una no muy clara interpretación que dictaron los legisladores
Hoy en día, hay quienes se esfuerzan en ello, consiguen sin mucho esfuerzo, seguir robando a los ricos (aunque insisto, no todos tenemos el mismo concepto de “ricos”) para dárselo a los pobres… o algo así… y de esta manera, el dinero deja de ser de papel e incluso de plástico y pasa como un mero apunte contable de banco a banco, borrando pistas y huellas y terminando no se sabe muy bien donde ni a nombre de quien… y ahí queda, ingresado y engordando día a día mientras sus responsables discuten a quien han de darse esos óbolos… y entonces, muchos optan por crear empresas y sociedades donde se colocan personas conocidas y afines y a los que se les premia con un opíparo salario que muchas, por no decir, todas las veces, no está justificado…
Pero el problema de hoy en día, es que ya no hay más bosque para tanto Robin que se cree en la obligación de seguir robando y tampoco tanto rico a quien robar… ni muchos menos hay sheriff suficientes para tanto ladrón… Hoy en día será algo más complicado saber quien es el héroe y quien el villano… ¿no???
Sé que Guillermo Tell y Robin Hood ni se conocieron ni nada parecido, pero la obertura más divertida es la del primero… así que ahí queda…
domingo, 27 de noviembre de 2011
Anuncios
Hay tantos caminos en la vida que será imposible recorrerlos todos
Ha comenzado a hacer frío por las noches… el otoño ha tardado en llegar pero lo ha hecho con fuerza. Llegan los días de estar en casa, de mirar por la ventana, de sofá, manta y TV… y es aquí cuando de repente todo nos anuncia que se aproxima la Navidad… otro año más ya nos acercamos sin remedio a estas fiestas que unos aman y otros odian… a mí, personalmente, me gustan aunque no sean mis favoritas…
Y sin hacer recuento de los recuerdos que esta época me trae y que ya he ido comentando por ahí, en el pasado, hoy me he dado cuenta de que en muchos aspectos, seguimos siendo conducidos por la sociedad y su publicidad que es políticamente muy correcta… y así en los incontables anuncios que nos recuerdan una y otra vez que las fiestas están ahí mismo, las colonias nos venden todo aquello que tal vez nunca hemos tenido ni que tendremos… éxito, fama, sex appeal, belleza, elegancia… incluso juventud.
No sé si los actores y actrices que hacen estos anuncios son escogidos con sumo cuidado o simplemente el azar se encarga de que sus rostros y sonrisas nos saluden desde el otro lado de la pantalla y traten de convencernos de que usando ese producto, podremos sentir unas sensaciones que no estoy muy seguro de que existan en mi mundo…
Tal vez mi realidad sea muy particular y muy íntima, pero llegando a eso que muchos de nosotros entendemos como edad madura, los valores de las cosas cambian y los de algunas personas también… y los sueños también cambian y las ilusiones y los deseos…
He dejado de soñar con cambiar de trabajo, de casa, de coche para conseguir uno mejor… he dejado de soñar viajes a lugares remotos y con vestir con los mejores trajes de Armani… Ya no deseo ser un conquistador de fama y fortuna ni un play boy que sabe moverse en cualquier situación para seducir a la chica que sale en la película. He dejado de luchar por cambiar todo lo de mi alrededor y ahora sólo me adapto a todo cuanto me rodea… Se acerca la navidad y en estas fiestas que unos odian y otros aman, a mí me gustan por que volverá a juntarse la familia al completo y eso son lujos que cada vez son más valiosos… aunque no se anuncie por jóvenes que nos sonrían ni nos prometan que nuestro mundo será mucho mejor… hay cosas que no se pueden mejorar.
Ha comenzado a hacer frío por las noches… el otoño ha tardado en llegar pero lo ha hecho con fuerza. Llegan los días de estar en casa, de mirar por la ventana, de sofá, manta y TV… y es aquí cuando de repente todo nos anuncia que se aproxima la Navidad… otro año más ya nos acercamos sin remedio a estas fiestas que unos aman y otros odian… a mí, personalmente, me gustan aunque no sean mis favoritas…
Y sin hacer recuento de los recuerdos que esta época me trae y que ya he ido comentando por ahí, en el pasado, hoy me he dado cuenta de que en muchos aspectos, seguimos siendo conducidos por la sociedad y su publicidad que es políticamente muy correcta… y así en los incontables anuncios que nos recuerdan una y otra vez que las fiestas están ahí mismo, las colonias nos venden todo aquello que tal vez nunca hemos tenido ni que tendremos… éxito, fama, sex appeal, belleza, elegancia… incluso juventud.
No sé si los actores y actrices que hacen estos anuncios son escogidos con sumo cuidado o simplemente el azar se encarga de que sus rostros y sonrisas nos saluden desde el otro lado de la pantalla y traten de convencernos de que usando ese producto, podremos sentir unas sensaciones que no estoy muy seguro de que existan en mi mundo…
Tal vez mi realidad sea muy particular y muy íntima, pero llegando a eso que muchos de nosotros entendemos como edad madura, los valores de las cosas cambian y los de algunas personas también… y los sueños también cambian y las ilusiones y los deseos…
He dejado de soñar con cambiar de trabajo, de casa, de coche para conseguir uno mejor… he dejado de soñar viajes a lugares remotos y con vestir con los mejores trajes de Armani… Ya no deseo ser un conquistador de fama y fortuna ni un play boy que sabe moverse en cualquier situación para seducir a la chica que sale en la película. He dejado de luchar por cambiar todo lo de mi alrededor y ahora sólo me adapto a todo cuanto me rodea… Se acerca la navidad y en estas fiestas que unos odian y otros aman, a mí me gustan por que volverá a juntarse la familia al completo y eso son lujos que cada vez son más valiosos… aunque no se anuncie por jóvenes que nos sonrían ni nos prometan que nuestro mundo será mucho mejor… hay cosas que no se pueden mejorar.
domingo, 20 de noviembre de 2011
Escape
Tiempo es lo único que realmente nos regala la vida y el mayor lujo es saber perderlo
Te miraba desde no muy lejos de la ventana de tu casa y creo que divisé hasta lágrimas cuando te diste cuenta de que me había ido. La casualidad había incidido para que yo diese el paso y ahora te había dejado sola, pero aun así, no pude alejarme mucho antes de volver la vista atrás…
No sé cuánto tiempo llevábamos juntos ya… Sé muy bien que casi te debo toda mi vida, ya que desde el primer día, me cuidaste, me mimaste y aunque tal vez yo no lo supe valorar así, sé que me quisiste y no niego que durante mucho tiempo, aquello me pareció que era todo lo que necesitaba… Apenas me hacía falta preocuparme por nada y tú me sermoneabas haciéndote la enfadada de vez en cuanto, pero yo sé que algunas veces, hasta te gustaba esa situación por que tú, sin rubor alguno, sonreías
Pero por mucho que tú lo intentases, yo me sentí siempre prisionero, encerrado en una jaula… y ahora, he conseguido liberarme.
Es posible que sea para mí mucho más difícil que para ti, pues para mí todo será nuevo y sin embargo, es posible que tú pronto estés con otro… tú no has nacido para estar sola y yo… yo no lo sé, por ello he de intentarlo… por mucho que sea de oro, una jaula siempre es un jaula…
Ahora, que por fin soy libre, deberé aprender a volar… deberé aprender a vivir por mí mismo… pero aún así, jamás te olvidaré… te lo aseguro. Firmado, tu canario que acaba de escaparse.
Te miraba desde no muy lejos de la ventana de tu casa y creo que divisé hasta lágrimas cuando te diste cuenta de que me había ido. La casualidad había incidido para que yo diese el paso y ahora te había dejado sola, pero aun así, no pude alejarme mucho antes de volver la vista atrás…
No sé cuánto tiempo llevábamos juntos ya… Sé muy bien que casi te debo toda mi vida, ya que desde el primer día, me cuidaste, me mimaste y aunque tal vez yo no lo supe valorar así, sé que me quisiste y no niego que durante mucho tiempo, aquello me pareció que era todo lo que necesitaba… Apenas me hacía falta preocuparme por nada y tú me sermoneabas haciéndote la enfadada de vez en cuanto, pero yo sé que algunas veces, hasta te gustaba esa situación por que tú, sin rubor alguno, sonreías
Pero por mucho que tú lo intentases, yo me sentí siempre prisionero, encerrado en una jaula… y ahora, he conseguido liberarme.
Es posible que sea para mí mucho más difícil que para ti, pues para mí todo será nuevo y sin embargo, es posible que tú pronto estés con otro… tú no has nacido para estar sola y yo… yo no lo sé, por ello he de intentarlo… por mucho que sea de oro, una jaula siempre es un jaula…
Ahora, que por fin soy libre, deberé aprender a volar… deberé aprender a vivir por mí mismo… pero aún así, jamás te olvidaré… te lo aseguro. Firmado, tu canario que acaba de escaparse.
sábado, 19 de noviembre de 2011
Quietud
Su magia es tan extraordinaria, que no existe.
Al salir de casa, la calle parecía distinta… las luces de las farolas alumbraban a la nada ya que nada había en movimiento… ni tampoco había sonidos que destacasen… un extraño espectáculo que sucedía, como los eclipses, sólo alguna que otra vez y que me gusta disfrutar… Me dirigí calle arriba casi con vergüenza de haberme entrometido en aquella sensación de calma a la que no estaba acostumbrado y que me hacía sentir como si fuese un intruso… mejor, como un actor que no estaba en la obra que había ensayado…
Supongo que sin contagiarme de prisas ajenas y sin mirar el reloj, mis pasos se fueron haciendo más lentos y casi pesados, y vinieron a mi memoria aquellos tiempos donde la prisa no era más que una palabra que no siempre tenía un significado claro…
Llegaron a mi mente los recuerdos de antaño, donde las distancias no eran grandes y se hacían a pie y con calma… donde los amaneceres carecían de coches pero se llenaban las calles de caballerías y carros de ejes chirriantes… donde la gente se saludaba y paraba para conversar sabiendo que el destino al que iban… donde la comida era simple y bien aprovechada… donde el frío reinaba en las noches de invierno y en la mañana el fuego del hogar se recibía con alborozo y risas… Llegaron a mi mente los recuerdos de las tardes de primavera, sentado en alguna escalera soñando imposibles que se forjaban a la vez que se hablaban y compartían con amigos de la infancia… donde las mujeres secaban una silla a la calle, y cosían al tiempo que hablaban y reían…
Aquellos tiempos donde la vida era dura, pero simple, donde el silencio recorría libre las calles, perseguido, sólo tal vez, por algún can alborotador que a nadie preocupaba… aquellos tiempos donde el reloj se marcaba en el firmamento y el día comenzaba al salir el sol y terminaba justo cuando este se iba… No había prisa, no había extraños, no había ruidos…
Doblé la calle… me encontré con el tráfico, con la gente que precipitadamente se dirigía al trabajo… con el ruido de la ciudad… con extraños de los que nada sabía… Miré atrás… en mi calle se apagaron las farolas justo en ese momento y se quedó a oscuras… allí se quedó el silencio, resguardando mis recuerdos que me esperarán y volverán cuando no tenga prisa…
Al salir de casa, la calle parecía distinta… las luces de las farolas alumbraban a la nada ya que nada había en movimiento… ni tampoco había sonidos que destacasen… un extraño espectáculo que sucedía, como los eclipses, sólo alguna que otra vez y que me gusta disfrutar… Me dirigí calle arriba casi con vergüenza de haberme entrometido en aquella sensación de calma a la que no estaba acostumbrado y que me hacía sentir como si fuese un intruso… mejor, como un actor que no estaba en la obra que había ensayado…
Supongo que sin contagiarme de prisas ajenas y sin mirar el reloj, mis pasos se fueron haciendo más lentos y casi pesados, y vinieron a mi memoria aquellos tiempos donde la prisa no era más que una palabra que no siempre tenía un significado claro…
Llegaron a mi mente los recuerdos de antaño, donde las distancias no eran grandes y se hacían a pie y con calma… donde los amaneceres carecían de coches pero se llenaban las calles de caballerías y carros de ejes chirriantes… donde la gente se saludaba y paraba para conversar sabiendo que el destino al que iban… donde la comida era simple y bien aprovechada… donde el frío reinaba en las noches de invierno y en la mañana el fuego del hogar se recibía con alborozo y risas… Llegaron a mi mente los recuerdos de las tardes de primavera, sentado en alguna escalera soñando imposibles que se forjaban a la vez que se hablaban y compartían con amigos de la infancia… donde las mujeres secaban una silla a la calle, y cosían al tiempo que hablaban y reían…
Aquellos tiempos donde la vida era dura, pero simple, donde el silencio recorría libre las calles, perseguido, sólo tal vez, por algún can alborotador que a nadie preocupaba… aquellos tiempos donde el reloj se marcaba en el firmamento y el día comenzaba al salir el sol y terminaba justo cuando este se iba… No había prisa, no había extraños, no había ruidos…
Doblé la calle… me encontré con el tráfico, con la gente que precipitadamente se dirigía al trabajo… con el ruido de la ciudad… con extraños de los que nada sabía… Miré atrás… en mi calle se apagaron las farolas justo en ese momento y se quedó a oscuras… allí se quedó el silencio, resguardando mis recuerdos que me esperarán y volverán cuando no tenga prisa…
domingo, 13 de noviembre de 2011
Encuentro
Algunos de los universitarios revolucionaros que protestaron en el ayer, son los patronos explotadores que callan hoy.
Al asomarme a la ventana, pude vislumbrar la silueta de “La Narraja” y efectivamente me vino a la cabeza la gran similitud con un pecho de una mujer… una vertiente suave y redondeada que culminaba en un pequeño altillo de roca a modo de aureola que remataba con otra ligera altura que simulaba un pezón… Recortado entre las sombras de la noche, aquella pequeña montaña era motivo de burlas cuando éramos pequeños. “La teta” siempre había presidido la parte oeste del pueblo y todos los atardeceres era ella quien se ocupaba de guardar el sol
Me dirigí a la ducha y me vestí con calma… había tiempo de sobra… volvía mirar por la ventana y la sombra comenzaba a difuminarse con las luces del día… la silueta negra comenzaba a llenarse de colores bajo el manto de un cielo que comenzaba a clarear…
Cogí el coche y me dirigí al aeropuerto… miré el reloj… aún había tiempo de sobra y el día prometía ser radiante de sol y cálido otoño… El viaje no llegaría a una hora y en aquel tiempo no habría cabida siquiera para enumerar todos los momentos felices que viví con ella… A medida que me acercaba, no podía evitar sentir una sonrisa más amplia en mi rostro y una emoción más desbordante en mi corazón… No sé cuánto tiempo había estado fuera, y tampoco importaba, pues ahora regresaba…
Al entrar en la terminar, miré el tablero de llegadas… puntual… aún quedaba cerca de una hora pero aun así me dirigí directamente a la sala de llegada. La espera fue un trasiego de breves paseos entre la puerta de la sala de llegada y el tablero de llegadas, pendiente si una leyenda de “retrasado” aumentaría más la espera… no, todo estaba bien hasta que unos minutos antes de la hora prevista de la llegada, el tablero mostró la palabra “landed” y como si un mecanismo me hubiese lanzado hacia adelante, fui raudo a la sala de llegadas, clavado ante la puerta… aun tardó en salir, pero sabía que ella ya estaba al otro lado de la puerta…
Comenzaron a salir los primeros viajeros… al poco la vi aun cogiendo las maletas… como si estuviésemos coordinados, también ella giró la cabeza y me miró con esas gafas de cristales azulados que le cubrían sus ojos pardos… sonrió y pareció que el día se volvía aún más radiante y yo, lleno de orgullo y felicidad, casi rompo a llorar en aquel mismo instante… era una mujer admirable… siempre lo había sido, pero ahora, tal vez por que se iba haciendo mayor, lo demostraba de una forma que me enloquecía…
Cogió al fin su maleta y con aire rápido y decidido, aumentando si cabe su sonrisa, se dirigió a la puerta, allí donde yo estaba… deseaba abrazarla más a cada momento… Cruzó la puerta y de ambos corrimos en pos de un abrazo… sabía lo que iba a decirme, conocía de memoria aquellas dos palabras que siempre me repetía, pero que necesitaba en esos momentos… Nos encontramos y como si fuese un colegial, la levanté en volandas y la hice girar una vuelta… ella reía al tiempo que me decía: “hola papá”
Al asomarme a la ventana, pude vislumbrar la silueta de “La Narraja” y efectivamente me vino a la cabeza la gran similitud con un pecho de una mujer… una vertiente suave y redondeada que culminaba en un pequeño altillo de roca a modo de aureola que remataba con otra ligera altura que simulaba un pezón… Recortado entre las sombras de la noche, aquella pequeña montaña era motivo de burlas cuando éramos pequeños. “La teta” siempre había presidido la parte oeste del pueblo y todos los atardeceres era ella quien se ocupaba de guardar el sol
Me dirigí a la ducha y me vestí con calma… había tiempo de sobra… volvía mirar por la ventana y la sombra comenzaba a difuminarse con las luces del día… la silueta negra comenzaba a llenarse de colores bajo el manto de un cielo que comenzaba a clarear…
Cogí el coche y me dirigí al aeropuerto… miré el reloj… aún había tiempo de sobra y el día prometía ser radiante de sol y cálido otoño… El viaje no llegaría a una hora y en aquel tiempo no habría cabida siquiera para enumerar todos los momentos felices que viví con ella… A medida que me acercaba, no podía evitar sentir una sonrisa más amplia en mi rostro y una emoción más desbordante en mi corazón… No sé cuánto tiempo había estado fuera, y tampoco importaba, pues ahora regresaba…
Al entrar en la terminar, miré el tablero de llegadas… puntual… aún quedaba cerca de una hora pero aun así me dirigí directamente a la sala de llegada. La espera fue un trasiego de breves paseos entre la puerta de la sala de llegada y el tablero de llegadas, pendiente si una leyenda de “retrasado” aumentaría más la espera… no, todo estaba bien hasta que unos minutos antes de la hora prevista de la llegada, el tablero mostró la palabra “landed” y como si un mecanismo me hubiese lanzado hacia adelante, fui raudo a la sala de llegadas, clavado ante la puerta… aun tardó en salir, pero sabía que ella ya estaba al otro lado de la puerta…
Comenzaron a salir los primeros viajeros… al poco la vi aun cogiendo las maletas… como si estuviésemos coordinados, también ella giró la cabeza y me miró con esas gafas de cristales azulados que le cubrían sus ojos pardos… sonrió y pareció que el día se volvía aún más radiante y yo, lleno de orgullo y felicidad, casi rompo a llorar en aquel mismo instante… era una mujer admirable… siempre lo había sido, pero ahora, tal vez por que se iba haciendo mayor, lo demostraba de una forma que me enloquecía…
Cogió al fin su maleta y con aire rápido y decidido, aumentando si cabe su sonrisa, se dirigió a la puerta, allí donde yo estaba… deseaba abrazarla más a cada momento… Cruzó la puerta y de ambos corrimos en pos de un abrazo… sabía lo que iba a decirme, conocía de memoria aquellas dos palabras que siempre me repetía, pero que necesitaba en esos momentos… Nos encontramos y como si fuese un colegial, la levanté en volandas y la hice girar una vuelta… ella reía al tiempo que me decía: “hola papá”
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