lunes, 16 de noviembre de 2009

Continúo...

Cuanto tiempo sin poder atender esta bitácora… y qué pocas cosas que hay que contar…

La vida, esa extraña sensación que nos invade desde que asomamos al mundo hasta que nos vamos de él, se muestra, la mayoría de las veces, tan parsimoniosa y ajena a nuestros deseos, que difícilmente estos se cruzan con la línea de la realidad… Tal vez por eso, hemos de aprovechar la intensidad de estar en el momento adecuado, en el lugar preciso y con la gente apropiada… Nuestro trabajo, nuestra familia, nuestros amigos, nuestros amores, e incluso nuestra fortuna… Supongo que a la mayoría de nosotros nos gustaría disponer de más de lo que nos agrada y de menos de lo que sentimos como obligación.

La distribución del tiempo es así… tan relativa como opuesta entre personas… cuando deseamos estar en un sitio, realizando alguna cosa concreta o cerca de una persona determinada, no siempre se puede y entonces la vida, al ritmo de ese tiempo que no sabe lo que es retroceder, se encarga de darnos, no alternativas, si no más bien, esas otras opciones obligadas de las que es casi imposible escabullirse…

Mas, sigo vivo… y no, no sigo vivo por que respire, si no que sigo vivo por me palpita el corazón… Todo este tiempo, complicado, difícil, escaso siempre y casi siempre dedicado a los demás, no ha sido baldío… no es baldío… pero sigue siendo un tiempo que no es el mío

No puedo si no dar las gracias a todos aquellos que están a mi lado, que me acompañan, que me ayudan, me apoyan, me consuelan y que sabiendo que su situación tampoco es sencilla, siempre me regalan una sonrisa…

Por muy complicado que sea el camino, la mayoría de las veces alguien se nos adelantó y nos lo puso más fácil… tal vez tendiendo un puente.


domingo, 4 de octubre de 2009

Cronos

Hasta el más dulce de los azúcares, mejora con una pizca de sal

Hace un par de días, comentaba con una buena amiga que las musas de los artistas, suelen ser más fecundas cuando la nostalgia está presente. Tal vez sea así y por ello, cuando somos felices, solemos dejar un poco de lado ese canto de añoranza de los tiempos donde las sonrisas eran protagonistas y que solemos almacenar con sumo cuidado en las estanterías de nuestra memoria.

El viejo dios Cronos sigue siendo exigente y el tiempo, mi tiempo, me es exigido como tributo por aquellos a quienes quiero y necesito… su necesidad por un lado… la mía propia por otro… una extraña mezcla donde se ve mezclado un poco de todo pero donde, ahora, me siento feliz. Compartir el tiempo no es lo más importante, si no compartir la vida por que la vida no es el tiempo que pasamos aquí, si no los momentos que disfrutamos de nuestra estancia… La vida seguirá siendo un viaje y no un destino, y por ello, cuando el acompañante de tu viaje te sonríe, te ayuda, te apoya, te quiere…, hace que el viaje merezca la pena, hace que la vida sea una vida…

El tiempo que a mí me falta me es devuelto con creces por el cariño de aquellos que me quieren y aquellos a los que quiero… así de sencilla es mi vida, y algunas veces, así de maravillosa.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Setas

Para ver, hay que mirar

Tras un largo, caluroso y seco verano, las primeras lluvias de finales de septiembre implantaron un otoño de forma brusca. En realidad, el otoño era tan deseado como necesario para que las vidas volviesen a ese orden de la rutina que las vacaciones suele romper e incluso olvidar.

En los primeros días de octubre, cuando las nubes y el sol juegan entre si y permiten que la luz penetre hasta la superficie de la tierra, los hongos y las setas, comienzan a hacer su aparición en los campos y los micólogos aficionados o muy entendidos, se lanzan a la búsqueda de exquisitos especímenes al paladar y provechosos beneficios para el bolsillo... pero no así ellos dos... ellos, sólo buscaban un día de tranquilidad, disfrutar de un largo paseo campestre y de los paisajes otoñales que el entorno les regalaba siempre... las setas era una mera excusa para abandonar sus eternos quehaceres y engañarse a sí mismos de que era lo correcto, en lugar de convencerse de que era necesario...

El día, poco a poco fue cambiando su soleado rostro y pronto las nubes tiñeron de gris plomizo todos los poros de las nubes por donde antes se colaba un juguetón y cálido sol... la lluvia comenzó a caer, fina primero pero insistente y con más fuerza a medida que el tiempo avanzaba y ellos no tuvieron más opción que intentar buscar un refugio donde protegerse del intenso aguacero que en pocos minutos, ya les había empapado hasta los huesos.

La tosca cabaña estaba bastante deteriorada y sucia, pero tenía un techo donde podrían cobijarse hasta que la tormenta amainase y pudiesen regresar... sus ropas empapadas y el fresco viento que se colaba por las rendijas, les hicieron sentirse desagradablemente incómodos con ellas y con algunos trastos viejos que allí había, encendieron un reconfortante fuego que les alivió tenuemente de esa molesta sensación. Una manta muy deteriorada, les ayudó a ahuyentar el frío y al final, entre pequeños un ligero tiritar, terminaron abrazándose... hasta ese momento, tan sólo habían sido amigos...

Qué lastima... no cogieron ninguna seta.


lunes, 14 de septiembre de 2009

Comienzos

La vida es mucho más que esperar a la muerte

Es curioso como la mayoría de los días, comienzas de forma anodina y la aventura de pasar las horas del trabajo o de ocio, por muchas expectativas que tengamos, no nos aportan, en realidad, muchas cosas novedosas y menos aún, alegrías.

Pero de vez en cuando, sin saber por qué, sin entender el cómo, hay excepciones donde desde la primera hora, todo es distinto y todo el ambiente nos nutre el alma de paz y nos convierte en seres más felices.

Encontrar en la calle gente que sonríe, personas que dan las gracias, que piden las cosas por favor, que cuidan los detalles tan simple como no entorpecer el paso, como no empujar cuando las prisas agobian, o cuando alguien nos dice que nos desea buenos días, sabiendo que es sincero y no sólo educado, hace que todo pueda comenzar con ese ambiente positivo que se impregna en nuestra vida y es capaz de anular todas esas sensaciones aburridas que solemos encontrar tan frecuentemente…

Hay días que la vida, por unas palabras, por unas sonrisas, por saber que hay alguien ahí, simplemente, merece la pena ser vivida… hay días en que el dar gracias a las personas que queremos y recordarles lo importantes que son en nuestra vida…

Hoy, algo ha pasado que no tal vez no tiene importancia… pero el día ha sido radiante…

lunes, 7 de septiembre de 2009

Ladrones

Si hasta la vida perdemos, tal vez lo único nuestro realmente sean los sueños…

Ladrones... devolvedme la cordura que en cada noche estrellada me arrancaís del mundo de los sueños para hacerme despertar... devolvedme la ilusión que guardo en cada uno de mis recuerdos para sentir la esperanza de que todo puede ser igual... devolvedme la imagen de una sonrisa que se perdió entre la cortina salada de mis lágrimas... devolvedme los ecos de suaves de las palabras cargadas de cariño que son cantadas al oído cuando la soledad medra entre mis desdichas.... devolvedme el sabor de los besos infinitos regalados al alba de cada día con el mejor de los deseos.... devolvedme el palpitar nervioso de la hora de un encuentro tras eternas e impacientes esperas... devolvedme la excitación de sentir las caricias que hacen estremecer más mi alma que mi piel... devolvedme el brillo de unos ojos que me guían como un faro cuando yo miraba perdido sin saber donde ir... ladrones... quedaos si lo deseais con mi vida, pero… devolvedme mis sueños...

domingo, 6 de septiembre de 2009

Jardin

La riqueza no consiste en poseer mucho, si no en disfrutar lo que se posee

El aroma del limonero aún desparrama su fragancia entre los rayos de sol que, a última hora de la tarde, juegan a colarse entre sus hojas frescas, y se proyectan como puntos de luz en el suelo de un suave jardín donde una pareja, en esa sombra entrevelada, descansa, habla y sueña con amapolas blancas y su inimitable aroma…

Pronto llegará el otoño…


miércoles, 26 de agosto de 2009

Tren

No solemos conseguir todo lo que queremos, pero sí queremos todo lo que conseguimos.

Llegaba con el tiempo justo a la estación de trenes… El viaje en tren, por muy modernos que estos fueran, siempre son especiales, pues siempre me traen a la memoria aquellos viajes de antaño, en la misma estación, donde la gente llegaba con maletas de cartón atadas con cuerdas y repletas más de ilusión y sueños que de de cualquier otra cosa… o cuando regresaban, con la misma maleta, prácticamente vacía y con algo de decepción y dolor… un punto de inflexión en la historia de tantas y tantas personas…

El viaje en tren, nunca ha dejado de ser mágico… horarios rígidos en la partida y no tanto en la llegada… paisajes que se mueven tras las ventanillas… horas de incomodidad en un asiento rígido… compañeros silenciosos e indiferentes… No, antes los compañeros no eran así… conversaban, compartían lo mucho o lo poco que guardaban en el equipaje… prácticamente todo… pero lo demás, casi no ha variado.

Compré el billete y recorrí los andenes buscando mi tren… la hora se acercaba y el tren, saldría, como siempre, puntual… busqué el andén… el tiempo de la partida estaba rozando ya el segundero… corrí…

El tren estaba montado y los motores provocaban un cierto temblar en toda la estructura del largo convoy… desde fuera, se podía ver a los pasajeros que se asomaban a las ventanillas como en un último intento de recordar dónde estaban… cómo si la despedida no fuese con las personas si no de mucho más….

Por fin encontré mi vagón… entré un tanto precipitadamente empujado por la prisa y comencé a mirar, al igual que el resto, por las ventanillas… todo lo que me era conocido, quedaría atrás…

Me senté en mi asiento y cerré los ojos para descansar… alguien me preguntó: “¿Dónde se dirige???”. No pude por menos que sonreír… “al mismo sitio que usted… a vivir”