Para ver, hay que mirar
Tras un largo, caluroso y seco verano, las primeras lluvias de finales de septiembre implantaron un otoño de forma brusca. En realidad, el otoño era tan deseado como necesario para que las vidas volviesen a ese orden de la rutina que las vacaciones suele romper e incluso olvidar.
En los primeros días de octubre, cuando las nubes y el sol juegan entre si y permiten que la luz penetre hasta la superficie de la tierra, los hongos y las setas, comienzan a hacer su aparición en los campos y los micólogos aficionados o muy entendidos, se lanzan a la búsqueda de exquisitos especímenes al paladar y provechosos beneficios para el bolsillo... pero no así ellos dos... ellos, sólo buscaban un día de tranquilidad, disfrutar de un largo paseo campestre y de los paisajes otoñales que el entorno les regalaba siempre... las setas era una mera excusa para abandonar sus eternos quehaceres y engañarse a sí mismos de que era lo correcto, en lugar de convencerse de que era necesario...
El día, poco a poco fue cambiando su soleado rostro y pronto las nubes tiñeron de gris plomizo todos los poros de las nubes por donde antes se colaba un juguetón y cálido sol... la lluvia comenzó a caer, fina primero pero insistente y con más fuerza a medida que el tiempo avanzaba y ellos no tuvieron más opción que intentar buscar un refugio donde protegerse del intenso aguacero que en pocos minutos, ya les había empapado hasta los huesos.
La tosca cabaña estaba bastante deteriorada y sucia, pero tenía un techo donde podrían cobijarse hasta que la tormenta amainase y pudiesen regresar... sus ropas empapadas y el fresco viento que se colaba por las rendijas, les hicieron sentirse desagradablemente incómodos con ellas y con algunos trastos viejos que allí había, encendieron un reconfortante fuego que les alivió tenuemente de esa molesta sensación. Una manta muy deteriorada, les ayudó a ahuyentar el frío y al final, entre pequeños un ligero tiritar, terminaron abrazándose... hasta ese momento, tan sólo habían sido amigos...
Qué lastima... no cogieron ninguna seta.
12 comentarios:
Toda una lástima.... ja, ja, ja, no hay duda, ni una seta.
.. Me gustó la historia...
¿A quien no le apetece que le suceda algo así.....????
tan romantico... tan sin planear... tan intenso...
... En fin.... la vida cotidiana sigue..... ahí.. !!y menos mal!!.
Besitos y buen finde
Parece un sueño.
Un paraje perfecto, el bosque que se dibuja con colores nuevos, mágicos. Rojos, anaranjados, pardos.
La lluvia sublimando los aromas naturales de la tierra.
La busqueda, la emoción de un momento.
Y ese abrazo final...
...o quizás es el comienzo?
Te deseo un Otoño Dulce, Buho.
Desde mi rincón...
Me permito hacer un segundo comentario. Pero no puedo evitarlo.
Mirando tu blog, algo de pronto llamó mi atención, y parafraseandote en una entrada de hace dos años, me doy el lujo de recordar tus propias palabras:
Si buscamos, siempre encontraremos a alguien a quien parece que no le importa mojarse, que se siente bajo la lluvia tan cómodo como otros con el sol… si buscamos, siempre encontraremos a alguien que, durante ese momento, es más agua de lluvia que ninguna otra cosa…
Sí… hoy soy agua de lluvia (y no es un anuncio de colonia)
Yo, hoy, leyendote, tambien me siento agua de lluvia.
Besos, Buho.
Desde mi rincón...
Bonita historia, tiene algo cautivador.
Qué bella historia. Ainssss quien la pudiera vivir.
Un abrazo y un feliz fin de semana
Creo que son Lepiotas...
...Aquí en Ourense abundan-bastante.
(...después de la imagen paso a leerte C.B.R....)
Buenas noches.
Níscalos, boletos, no importa, ya se tomarán una buena ración... sin duda mejor ese abrazo!!!
Buen remate de domingo y estupendo comienzo de lunes.
Besos y abrazos!
Solo un saludo... pasaba para verte... y aquí estoy...
Besitos
"...si vamos a setas, vamos a setas.." jajjaja
A esto llamo yo que la vida te sorprenda =)
Ricas ricas son las setas! Y se dejan comer tan bien: guisadas, en tortilla, a la plancha, con rissotto... mmm qué hambre!
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