A quien pueda interesar
Allá a finales del año 2006, en plena vorágine de la comunicación escrita, y donde para mí todo era algo nuevo, comencé a curiosear por los mundos virtuales de las bitácoras, más conocidos como blogs.
Mi primera incursión fue en un servidor de Lycos ( El búho rojo) donde tuve varios problemas y por cuyo motivo lo dejé para comenzar una segunda etapa en Google.
No hace muchos días, recibo un correo de los responsables de Lycos informándome que en pocos días desaparecerá definitivamente el servicio de blog, y todos serán borrados…
No hay nada en mi bitácora que, tal vez, merezca salvarse de esa quema indiscriminada de palabras escritas con sentimientos y dedicación, y de cuya siembra, he recogido algunos buenos frutos en modo de personas que me siguen y a las que sigo cuando puedo y que pese a todo, a pesar de que no he llegado a entender plenamente, los admiro, los respeto y los quiero…
No quería que todo aquello se queme en un sinsentido comercial… hoy te doy y mañana, te quito… Por ello, hoy he hecho un pequeño paréntesis y he intentado copiar todas las entradas, fotos y comentarios en el blog El viejo búho rojo. Desgraciadamente, la mayoría de los enlaces de música, han desaparecido del servidor ya, pero he colocado los que he ido encontrando
Reconozco que he disfrutado releyendo algunos de los escritos que he podido ver con calma y darme cuenta de cuánto he podido cambiar en este tiempo… y me admiro que durante dos años y medio hayamos estado intercambiando ideas entre algunos afines y constantes, conociéndonos y compartiendo, siempre, algo más que palabras…
Seguiré por aquí,( El búho rojo )sobre todo cuando el tiempo me sea más propicio y pueda dedicarle algo más de atención, ya que la experiencia, es extraordinaria
Gracias por seguir a mi lado, gracias por dejarme acompañarte
domingo, 18 de enero de 2009
miércoles, 14 de enero de 2009
Visita

Pese a todo, yo solía visitarla con una frecuencia casi matemática. Al menos dos veces por mes me desplazaba hasta allí para hacer el mismo meticuloso camino.
Debido al mal estado del pavimento que daba acceso a la puerta, debía dejar el coche fuera del recinto y caminar entre el barro y la humedad por un espacio de unos 150 metros. No me molestaba en absoluto, salvo al camino de regreso, ya que sabía que por lo general los zapatos se llenaban de barro y por mucho empeño que pusiese, siempre mancharía algo el coche…
Pero todos aquellos inconvenientes, no eran importantes con lo gratificante que resultaba el pequeño paseo de apenas 15 minutos que me reconfortaba tanto…
Las repetitivas pero breves visitas a aquel lugar, era el único estímulo que me quedaba en la vida desde la pérdida de mi familia en un trágico accidente… ¿accidente??? No, no lo creo por mucho que así lo denominasen… cierto que el muchacho que acabó con sus vidas no buscaba provocar ningún daño… pero lo hizo… lo hizo…
Cada día cuesta más abrir la puerta… la humedad hincha la madera y esta encaja con mayor presión en el marco… tendré que cepillarla cuando el tiempo mejore… El mismo olor de cierta podredumbre es quien siempre me recibe y la oscuridad sigue reinando bajo la techumbre ya que las ventanas permanecen cerradas desde hace… mucho tiempo. No, no tiene sentido abrirlas… mejor dejar las cosas como están.
A pesar de la oscuridad, pronto recorre la casa una suave penumbra que me invita a subir por la vieja escalinata de madera que sigue crujiendo, como cada vez, que piso en ellos, formando una desvencijada sinfonía que, pese a todo, me resulta agradable…
Una vez arriba, continúo por el breve corredor y directamente me detengo frente a la segunda puerta… contiene la habitación más grande y la más luminosa… sé que el ventanal del techo no tiene la persiana cerrada y el tragaluz hace su función con dificultad debido a la cantidad de suciedad que se ha ido acumulando en el cristal pero que dejaba pasar la luz suficiente para contemplar todo lo que allí había…
Al abrir la puerta, allí estaba, como siempre, y una sonrisa de satisfacción inundaba mi alma… siempre era igual, pero no por ello, dejaba de ser una sensación magnífica y sumamente agradable…
El cuerpo, aún colgando de la soga que lo ahorcó, se encontraba ya reseco, sujeto por la piel ajada y por las ropas roídas por el tiempo. La humedad no le sentó bien y en lugar de momificar aquel cuerpo, pareciese que se iba a deshacer de un momento a otro… Sólo un instante para sentir la satisfacción de mi propia venganza y me fui, como siempre, por el mismo camino en sentido contrario
La venganza es un plato que se sirve frío… y la justicia no siempre llega donde nosotros queremos.
Podría resulta cruel esta historia, pero si alguien no ha sentido deseos de venganza, que lo diga… Los sentimientos, sean buenos o malos, son humanos…
Foto: www.flickr.com
sábado, 10 de enero de 2009
Sueños

Leyendo el último comentario de Estrella Altair me doy cuenta de que tal vez no sé expresarme ni transmitir las cosas como quisiera.
Cierto que sigo luchando contra mi “ego exhibicionista” y no deseo escribir algo que no me haga sentir cómodo, pero cierto también que deseo transmitir aquello que pienso, siento o sueño… y esto último, como casi todo, creo que hay que hacerlo a lo grande…
Cuando era niño, leyendo las novelas de Julio Verne, ya me sedujo el viaje a la luna como tal y obviamente, no he sido el único… Un sueño grandioso que al final, algunos pocos privilegiados han llegado a cumplir… un pequeño puñado de personas han hecho realidad el sueño de otros muchos de poder pisar la luna…
Sé que en mi caso, es casi imposible lograrlo, pero no quiero renunciar a ello tan fácilmente. Al igual que no quiero renunciar a esas pasiones adolescentes cuando amamos a alguien, o no quiero renunciar a esos viajes exóticos tipo “Indiana Jones”, o no quiero renunciar a que un día, el mundo sea mejor de lo que es…
No creo que nadie a quien no le duela cualquier tipo de conflicto entre personas, pueda soñar con una “paz a medias” o mejor aún… no creo que alguien que ame a otra persona, se plantee siquiera la existencia de barreras que limiten ese sentimiento…
Grandes y pequeños hombres han tenido grandes y pequeños sueños, y algunos se han cumplido y otros se quedaron en sueños, simplemente…Hace pocos días, el gobierno de España entregó un premio a Vicente Ferrer por su gran labor social con los necesitados de las capas más bajas de la sociedad, esas personas que suelen aparecer sólo en datos estadísticos. Vicente Ferrer ha perseguido también su sueño, su gran sueño y a pesar de que hay mucho que hacer aún, creo que se puede decir que en gran parte se ha cumplido
Sea pues que me gustan los grandes sueños, pero también soy plenamente consciente de mis limitaciones, y precisamente por ello, tal vez me gusta disfrutar de esos pequeños instantes de satisfacción en los que me recreo, tal vez en exceso según algunos, disfrutando una y otra vez de mis recuerdos…
Tal vez por que mi vida no ha dejado de ser tan sencilla como la de cualquier otra persona, es por lo que no se compone de cosas distintas y tal vez por esa misma sencillez, sido disfrutando con una nevada en la ciudad, jugando a tirar bolas (a pesar del caos que otros han sufrido, pero la nieve estaba ahí) o tomando un café con alguien para hacer risas, comentando un libro, o simplemente, tomando una ducha tibia…
Me gustan los grandes sueños y me gustan las cosas sencillas… no sé si son incompatibles pero mientras sea consciente de ello, intentaré soñar con el bosque mientras disfruto viendo los árboles…
Por favor, que nadie tome esto como crítica o mejor dicho, como no aceptación de una crítica, que siempre suelen quedar guardadas (y reflexionadas), si no como una especie de complemento informativo. Gracias
lunes, 29 de diciembre de 2008
Balance

Los noticiarios se encargan de hacer sus propios balances y recordarnos de forma intensa, los triunfos de nuestros deportistas, las innumerables catástrofes que sin escrúpulo alguno, sesgan vidas inocentes, y nos rememoran con toda la carga de morbosidad que se pueda, quien se casó y se separó de esa comidilla de gente más o menos conocida.
Dentro de poco, aparecerán esas otras estadísticas más frías donde nos dirán cuantos han fallecido en accidentes, cuantos han quedado en el paro, cuantos se han mudado de casa o de ciudad, y cuantos niños han llegado para ocupar los huecos dejados por otros…
Es la época, por excelencia de hacer recuentos y esos mismos medios nos confirmarán si el año ha sido bueno o malo, en base a toda esa infinidad de datos que, sinceramente, en la mayoría de las ocasiones, a mí, de forma particular, no me sirven si no para mitigar una pequeña e innecesaria curiosidad.
Así pues, he decidido hacer mi propio balance del año y para ello, no lo niego, he tenido que ir tirando de los recuerdos acumulados durante este tiempo… Los he ido clasificando en función de lo que creo su función, así pues, tengo recuerdos del trabajo, donde yo no soy lo importante, si no los problemas que he tenido. También tengo recuerdos de salud, donde tampoco soy yo lo importante, si no quienes están a mi alrededor, con sus males. Recuerdos de circunstancias diversas donde yo sólo soy un mero eslabón de unión entre eventos incontrolados por mi propia voluntad…
No, no puedo decir que haya sido un buen año… Tampoco se puede afirmar que haya sido malo. Ha sido un año mediocre, rutinario, anodino en suma… Quisiera encontrar esos recuerdos, posiblemente olvidados, o tal inexistentes, donde la tranquilidad haya sido protagonista, donde los abrazos y las sonrisas estuviesen por doquier o donde el tiempo haya sido algo tan vago que se perdía su noción…
Me hubiese gustado encontrar más recuerdos de besos, más de “te quiero”, más de locuras juveniles, más de proyectos para comenzar, más de noches estrelladas, más de miradas interminables, más de llamadas que nunca llegaron, más de ilusiones adolescentes… y eso, justo eso, es lo que espero encontrar el próximo año… y eso, justo eso, es lo que deseo que encuentres tú… felicidad en suma.
Ojalá que nuestro balance, el año próximo, sea más positivo, sin saber sin importarnos en que parte de la estadística nos han incluido… ojalá que el próximo año sigamos compartiendo palabras, ideas, sueños, deseos, caricias, besos, abrazos, y mucho, mucho amor de ese que nos mienten en las películas…
lunes, 15 de diciembre de 2008
Días

Los regalos, creo que son más apreciados cuando se entregan por que sí, por que apetece regalarlos y la ilusión de recibirlos se vuelve sorpresa en el más amplio concepto de la palabra
Fiel a su ciclo, se acerca el invierno y con su primer paso, nos regala la Navidad.
La Navidad es una época del año que, por unos u otros motivos, a casi nadie nos deja indiferentes y que por mucho que intentemos, año tras año, hacerlas algo diferentes, lo cierto es que cuesta mucho y también por lo general, terminamos sucumbiendo a las tradiciones
La Navidad, no deja de ser, un poco el día del "ser más buenos". Lo lógico sería rendir tributo al amor, a la madre, al trabajo, e incluso al "ser más buenos", todos los días, pero tal vez esté bien que, antes de caer en la rutina, alguien nos diga que la paz y todo eso, es algo que aún no tenemos y tal vez, por ello, en estos días, surgen por doquier los deseos de felicidad, que en la mayoría de los casos, suelen ser sinceros, aunque vengan acompañados de ese conocido perfume o corbata que nadie dice que no, pero que se repiten año tras año…
La Navidad llena de luces y de colores nuestras casas, nuestros trabajos, nuestras calles y a pesar de que apenas nos acordamos que el motivo principal es la celebración con la familia, el juntarse, el desearnos lo mejor los unos a los otros, no dejamos de acicalar nuestro entorno para que continúe la tradición Pero las lucecitas, como si fuese la serpiente con la manzana en la boca, nos tienta una y otra vez y nos obliga a regalar con un frenesí cada vez más intenso…
Bienvenido sean los regalos y el placer que da el darlos y el recibirlos… pero más allá de estos, me quedo (al menos ahora) con la ñoñería de estar con los míos, de felicitar a mis amigos, de celebrarlo con mis compañeros, de abrazar a mi familia…
Llega el final del año, tiempo de recuento y de balances… y la mayoría comprobamos que las ilusiones que pusimos al iniciar el año, han de ser renovadas, pues pocas, si es que fue alguna, se ha cumplido… A principios de este año, seguramente comenzamos el inglés, el gimnasio, la dieta definitiva, la colección de CDs del quiosco, dejamos de fumar, y fuimos puntuales… al menos, durante los 15 primeros días del año, luego volvemos a relajarnos y ahora nos damos cuenta de que, pese a no haberlo conseguido, tampoco ha sido un año tan malo…
En nuestro caminar, unos dejaron de acompañarnos… otros se unieron… y "los de siempre" que aún continúan acompañándonos… (pese a todo, aún me acompañan)
En mi anterior entrada pedía perdón, pero no era un canto al sol, si no que pedía perdón a aquellos que les hubiese podido ofender sin saberlo, sin percatarme de ello, y que de forma prudente o tímida, se sintieron ofendidos y no dijeron nada…
Hoy, quiero dar las gracias a quienes durante este año, habéis conseguido que mis palabras palpitasen de vida, y que todos mis mensajes, buenos, malos o regulares, hayan sido acogidos con agrado… ¿para que sirve escribir si no hay quien lo lea??? ¿para que sirve llorar si nadie nos consuela??? ¿para que sirve abrazar si no hay a quien???
Así pues, quiero expresaros mi gratitud por vuestros comentarios, y sobre todo, quiero desearos que estos días de luces, de frío, de elevado consumo, de excesos en casi todo… quiero desearos para estos días de Navidad, seáis o no creyentes, mucha felicidad y que el camino de vuestra vida siempre esté ocupado por aquella gente a la que queréis y os importa…
Este es mi regalo de Navidad para vosotros… mis mejores deseos y que la vida os aporte lo que necesitéis.
jueves, 11 de diciembre de 2008
Pangolín

Cuando era un niño, apenas con 11 años, recuerdo que estuve en la biblioteca del colegio y cogí uno de aquellos libros que hablaban de las extintas “Ciencias Naturales”. Eran libros humildes, de textos pobres y escasas fotos, pero si había ilustraciones realizadas por experimentados y anónimos dibujantes.
Una de aquella lámina, dibujada con plumilla, representaba una escena que se me quedó grabada como si hubiese sido a fuego en mi memoria. El dibujo de un pangolín gigante sobre una tumba realizada con un montículo de tierra y una rústica cruz de madera, rodeada de salvaje vegetación, mientras que dos personas ataviadas con ropas de expedicionarios, se alejaban de aquel lugar con aparente apatía.
En esa edad, con la cabeza casi vacía (no ha cambiado mucho desde entonces) y comenzando a digerir las aventuras increíbles descritas por Salgari o por Verne, aquellos hombres entre la jungla, abandonando a su compañero fallecido en lo que era un acto tan lógico como cruel, eran los estereotipos del héroe que los niños llevan dentro, descubriendo mundos incógnitos y viviendo esas aventuras donde el peligro no llegaba a existir…
Sin embargo, también se quedó adherida la idea de la muerte, tal vez, por que también descubrí bajo aquel rústico dibujo de plumilla, que la vida es finita y que tarde o temprano, hemos de abandonarla
Años después, bastantes años después, un texto de Ricardo Eliezer Neftalí Reyes Basoalto, más conocido como Pablo Neruda, me descubrió que la vida es tan sólo un camino sin distancia y que a pesar de conocer el punto de partida, desconocemos en qué momento dejaremos de caminar…
Durante mi camino, he conocido a muchas personas… ya lo he comentado en varias ocasiones… la mayoría de ellas, personas que apenas hicieron mella en mi camino y otras que, pese a su ausencia, se han quedado conmigo para siempre… por ellas mismas, por sus obras, por su dedicación, por que las personas, pese a todo, son maravillosas…
Cuando el camino cambió el tórrido crecer de la adolescencia por un suave viaje entre meandros de la madurez, es cuando parece que se dispone más tiempo para disfrutar del viaje… Tal vez por que en lugar de querer mover el mundo, me conformo con caminar a lado… tal vez por que ya no me preocupo por querer alcanzar el horizonte, y sin embargo disfruto de su belleza en la lejanía… tal vez por que ahora siento las sonrisas de quienes aprecio como los mejores regalos que nadie pueda darme, ya que siempre, su regalo, está lleno de cariño…
Pero también suelo cometer errores, y a pese a que cuando soy consciente de ellos suelo disculparme, pero como ya dije antes, nunca sé si mañana existirá el camino a recorrer o habré llegado al final.
Así pues, aprovechando esta época de felicitaciones, siempre suelo hacer un poco de recuento, y aquí, entre tantas letras, entre tantas ideas y comentarios, entre tantos secretos entre líneas, sé que también he podido molestar a alguien… por haber dicho, o por haber callado… por acción o por omisión… por querer más de lo que me daban o por no haber sabido dar lo que me pedían… simplemente, por haberme equivocado… perdón.
lunes, 8 de diciembre de 2008
Miradas
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