
Toda la vida buscándome y cada vez que creo encontrarme, me debo enfrentar al espejo... es justo cuando descubro que he vuelto a cambiar...
Madrid descansa…
En estos días, parece que se ha despojado de sus prisas, de sus apreturas, de su agobio y de ese extraño virus que surge cuando pisas la calle y que te obliga a correr, a precipitarte en llegar pronto aunque no importe donde vayas…
En estos días, Madrid aparcó el caos del tráfico y detuvo, al menos en una importante parte, sus obras para dejar su continuo cambiar su piel…
En estos días, Madrid se cambia y los foráneos huyen dejando el hueco a visitantes de fuera, pero el alma no cambia, pues todo el que esté en Madrid, es de Madrid…
En estos días, Madrid se viste de luces y el orto pinta en las nubes de algodón sus anaranjados que se mezclan con los perlados y se funden en cielos velazqueños justo encima del horizonte artificial de la silueta de los edificios que dan forma e historia a esta ciudad de paso que siempre siento en mi corazón, con dolor o con amor…
Selene preside la noche. Mientras… Madrid descansa.
El despertar fue doloroso y el cansancio invadía mi cuerpo. A pesar de haber dormido tanto tiempo, el sueño me podía y creo que volví a dormir nuevamente… El proceso se iba repitiendo con anárquica frecuencia, mientras una voz lejana me iba proporcionando información que no sabía muy bien para qué era… temperatura, humedad, presión…
Poco a poco fui tomando consciencia de donde estaba… una nave espacial, como esas de las películas… dormido durante muchos años para despertar poco antes de la llegada a mi destino… Todo estaba nublado y mis recuerdos eran tan difusos que no podría asegurar nada
Conseguí incorporarme y la debilidad me invadió derribándome nuevamente en la camilla… ignoro cuanto tiempo estuve en ese estado de semiincosciencia causada por la falta de ejercicio, de alimentación y de hábito de cualquier tipo de movimiento…
Aquella machacona voz robotizada, con tintes de persona, se empeñaba una y otra vez en ponerme al día de todos los pormenores del viaje que, aparentemente, no había tenido ningún percance destacable.
Así pasaron los días y poco a poco fui tomando contacto con la realidad, fui recuperando las fuerzas y pese a todas las lagunas, fui recordando muchas de las instrucciones que recibimos en el entrenamiento… Sí, como un fogonazo, me llegaron recuerdos que nada tenían que ver con aquello… gente… había más gente conmigo…. Éramos un pequeño equipo y ninguno, en realidad, sabíamos a lo que nos enfrentábamos… También recordé a mis padres, a mis amigos de la infancia… poco a poco, fui reconstruyendo todo un pasado que había estado oculto por la realidad durante varias horas…
Recordé entonces, donde debía dirigirme… había un pequeño habitáculo con indicaciones, instrucciones, guias de supervivencia y todo aquello que desde mi partida, se supuso podría ser útil para poder intentar solventar cualquier problema…
Miré dentro y entre la variedad de carpetas clasificadas por colores y números, encontré un sobre cerrado… No recordaba nada de aquel sobre, así pues, fue lo primero que abrí… Una carta dirigida a mí, me sorprendió, pues nunca se habló de nada personal
“Querido amigo:
Cuando leas esto, no sé si podrás perdonarme, pero en el último momento, tuve mucho miedo, y por eso, tuve que drogarte para que ocupases mi lugar, pues cuando me enteré que la misión duraría 50 años, no pude soportarlo.
No sé si volveremos a vernos pero si no es así, suerte”
Con una triste sonrisa en mi rostro, sólo pude pensar… “que hijo de la gran puta”
En este mundo traidor
nada es verdad ni es mentira
todo depende del color
del cristal con que se mira
“Campoamor”
Nunca pude sospechar que, precisamente, mientras me adentraba en los cada vez menos poblados parajes, tal vez de forma inconsciente, en busca de unos instantes de soledad, pudiésemos coincidir… el azar es caprichoso.
Nuestra mirada se encontró sin aviso previo y la sorpresa nos detuvo, literalmente, durante unos breves segundos… En ese tiempo, una extraña sensación de temor y deseos de irme de allí, se enfrentaba a otra opuesta de querer avanzar y extender la mano… Todo mi cuerpo temblaba por el miedo y la emoción en una extraña mezcla…
El mundo se detuvo, sólo para nosotros dos y aquellos ojos negros, que jamás había visto tan intensos como entonces, se grabaron a fuego en mi memoria…
Luego, él salió corriendo y recuerdo que yo hice lo mismo… nos alejamos en direcciones opuestas, más llenos de temor que otra cosa, pero siempre se me quedó la mirada de aquel gamo en la memoria…
Esto, que es real, ocurrió hace muchos años…
Hoy… lo hubiese mirado con otros ojos… otra mirada…
Aferrado a mi testarudez, siendo imposible renunciar a mis recuerdos, el dulzor del pasado se renueva con frescura y casi, con esperanza...
No deseo dar pábulo a vanas expectativas que sé de antemano no han de traer, si no intangibles sueños... pero agradezco al azar que me entregase la oportunidad de vivir de forma plena, distinta, intensa y maravillosa...
La eternidad, que duró unas pocas horas, quedó grabada a perpetuidad en mi alma y justo es, por que así lo creo, dedicar de forma periódica unos pocos minutos y infinita sonrisa... La felicidad pasada, también lo merece, aunque jamás vuelva... pese a guiños que aún me hace…