Aunque siembres, nada te garantiza la cosecha… y existe quien la recoge sin sembrar nada
La noche llega con su acostumbrada calma y el día nos despide con su conjunto de anaranjados que tiñen de una extraña belleza repetitiva el momento de la despedida de un día que, algunas veces fue complicado y otras, maravilloso.
La ciudad sigue con su ritmo, casi impasible, y parece que es ajena a ese mágico momento.
Sólo hay que buscar un sitio y sentarse para contemplarlo… tomar la mano de quien tienes al lado y guardar silencio para poder disfrutar del espectáculo en toda su plenitud…
Los recuerdos se difuminan, el dolor se alivia, la soledad se calma y la vida nos abraza…
Un beso, suave y dulce, sabe dar la bienvenida a la noche cuando el día se va…
A quienes se fueron, a quienes se van, a quienes vuelven, a quienes volverán, a los que siempre han estado… no dejéis escapar la magia de la vida, pues muchas veces no hacen falta grandes cosas para ser feliz
1 comentario:
Bueno como amiga tuya me quedo con esos besos que nos envias y con la idea de no dejar pasar la magia, que es muy importante..
y util..
estas positivo Buho... será el buen tiempo.
besos y muchos desde el Oeste ...
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