Puedo ser la causa de tu amor o de tu odio, pero no me culpes de tus sentimientos, puesto que tuyos son.
Eugenio falleció ya hace varios años, pero María aún conservaba y cuidaba la casa como cuando él estaba…
Eugenio era un perfeccionista y como pasante de notarías que siempre había sido, se había esmerado en ser un pequeño artista de la letra. Jamás uso bolígrafo ni pluma estilográfica y siempre recurrió al plumín y tinta china. Pese a ello, jamás tuvo una mancha o una errata y su escritura, amén de precisa, siempre se rodeaba de una belleza que todos admiraban y envidiaban, e inclusive, para quienes debían trabajar con él, se hacía hasta empalagosa
Eugenio siguió escribiendo cuando se jubiló, y a pesar de que las máquinas de escribir ya se usaban con cierta regularidad, él jamás accedió a usarlas y todos sus textos se fueron acumulando en su pequeño escritorio, entre tinteros, plumillas y papel secante.
Poemas inacabados se fueron acumulando en sus cajones a la espera de la musa que nunca llegó y María, fiel compañera durante más de 70 años, observaba día a día cómo el papel iba reflejando las curvas de la tinta que formaban elegantes palabras, las cuales, a ella, muchas no le decían nada.
Un día Eugenio dejó de escribir y casi al tiempo, dejó de vivir… desde entonces María había seguía con su rutina: limpiando la casa, ordenando el escritorio, procurando que la tinta no hiciese grumos ni que las plumillas se oxidasen, ordenando los montones de papel en blanco que pronto comenzarían a amarillear y procurando tener a punto los pliegos de papel secante.
En los cajones, tal y cómo lo había dejado Eugenio, continuaban las palabras con frases inconclusas que ya, difícilmente serían leídas por nadie… y en el corazón de María, el mismo miedo que Eugenio le había infligido durante toda su vida y que aún le obligaba a realizar aquello que siempre le habían ordenado…
martes, 12 de julio de 2011
miércoles, 6 de julio de 2011
Cita
Algunas caricias consiguen erizar los cabellos… Algunas caricias consiguen hacer latir un corazón…
Aún era pronto pero ambos ya estaban preparados… la cita era muy inesperada y se había convenido de forma improvisada, casi precipitada pero a los dos les había agradado la forma en que, en esta ocasión, el destino les había tratado…
Durante horas estuvieron preparándose, acicalándose, perfumándose… con la tranquilidad que los dos tenías, con la seguridad que habían conseguido adquirir en ya casi medio siglo de existencia, todos sus movimientos eran firmes y seguros, pero a medida que la hora se acercaba, sus corazones palpitaban de forma apresurada y su estómago les apretaba las entrañas…
Ambos, por separado y con algunos minutos de diferencia, llegaron en taxi al restaurante de Fidel, amigo de ambos y artífice de este encuentro… Primero llegó él y le preguntó si ella ya había llegado. Fidel viéndolo tembloroso, le dijo que aún no, pero no se lo iba a comer, que se tranquilizase… le acompañó a la mesa y volvió a su trabajo…
Al poco llegó ella y la pregunta se repitió. En esta ocasión la respuesta fue afirmativa y no hubo mucho más que decir… Fidel, sonriente y satisfecho la acompañaba a la mesa… sin decir nada, la ayudó a acomodarse, y una vez sentados, tomó las manos de ambos y se las unió.
Los dos sintieron que el corazón se les disparaba y una sonrisa se reflejó en sus labios al mismo tiempo… Ella, tal vez un poco más lanzada extendió una mano y Fidel se la hizo llegar al rostro de él… lo recorrió con calma, con nervios, con ternura… durante un prologando instante, su mano recorrió y escudriñó sus facciones… luego fue el turno de él que hizo lo propio…
El silencio se había producido pero las sonrisas perduraban… Fidel les dijo que por que no salían a disfrutar del día de sol. Los dos asintieron… cogieron sus bastones blancos y se encaminaron por la calle, tomados de la mano y con el sol besándoles la piel…
Aún era pronto pero ambos ya estaban preparados… la cita era muy inesperada y se había convenido de forma improvisada, casi precipitada pero a los dos les había agradado la forma en que, en esta ocasión, el destino les había tratado…
Durante horas estuvieron preparándose, acicalándose, perfumándose… con la tranquilidad que los dos tenías, con la seguridad que habían conseguido adquirir en ya casi medio siglo de existencia, todos sus movimientos eran firmes y seguros, pero a medida que la hora se acercaba, sus corazones palpitaban de forma apresurada y su estómago les apretaba las entrañas…
Ambos, por separado y con algunos minutos de diferencia, llegaron en taxi al restaurante de Fidel, amigo de ambos y artífice de este encuentro… Primero llegó él y le preguntó si ella ya había llegado. Fidel viéndolo tembloroso, le dijo que aún no, pero no se lo iba a comer, que se tranquilizase… le acompañó a la mesa y volvió a su trabajo…
Al poco llegó ella y la pregunta se repitió. En esta ocasión la respuesta fue afirmativa y no hubo mucho más que decir… Fidel, sonriente y satisfecho la acompañaba a la mesa… sin decir nada, la ayudó a acomodarse, y una vez sentados, tomó las manos de ambos y se las unió.
Los dos sintieron que el corazón se les disparaba y una sonrisa se reflejó en sus labios al mismo tiempo… Ella, tal vez un poco más lanzada extendió una mano y Fidel se la hizo llegar al rostro de él… lo recorrió con calma, con nervios, con ternura… durante un prologando instante, su mano recorrió y escudriñó sus facciones… luego fue el turno de él que hizo lo propio…
El silencio se había producido pero las sonrisas perduraban… Fidel les dijo que por que no salían a disfrutar del día de sol. Los dos asintieron… cogieron sus bastones blancos y se encaminaron por la calle, tomados de la mano y con el sol besándoles la piel…
sábado, 2 de julio de 2011
Ancianidad
La distancia que nos separa es la misma, pero mientras lo que para uno es cuesta abajo, para el otro es cuesta arriba
A esas horas, el metro siempre va escaso de pasajeros y los asientos, enfrentados unos a otros, son igual de codiciados, pero para nada disputado
Frente a mí, una mujer gruesa dormita apoyada en la barra… a su derecha, un anciano meditabundo y a la derecha de este un asiento vacío… las caras de los pasajeros reflejan el cansancio del día y el calor de la calle…
El tren, igual de cansino, se detiene algo más de tiempo en las estaciones pero muy pocas puertas se abren… poco a poco, los asientos vacíos van dejando de estarlos… a mi izquierda aún dos huecos por cubrir
Las puertas se abren y un pequeño de grupo de gente entra… Ella, joven y escultural, luce una ceñida minifalda que muestra sin recato alguno sus largas piernas… Se sienta a mi lado
Frente a mí, la mujer gruesa apenas ha hecho ningún gesto y continúa con sus ojos cerrados y la cabeza apoyada en la barra, pero el anciano de su derecha, ha reaccionado y se ha incorporado en su asiento… sus ojos miran con descaro las piernas y su boca muestra una mueca de satisfacción…
El tren sigue perezoso su camino, con un escaso movimiento de viajeros…
La chica de la minifalda que se sentó a mi lado, parece inmersa en su propio mundo, manejando con soltura el móvil al que también está unida por los cascos auditivos, pero al llegar a una estación se incorporó con soltura y salió sin dudarlo…
Frente a mí, la mujer gruesa dormita y junto a ella, el anciano mantiene su sonrisa y su mirada, perdida ahora en el vacío.
En la siguiente estación, la mujer gruesa se espabiló y comenzó a prepararse para salir. Justo al levantarse, el anciano, que de alguna forma estaba apoyado en ella, se derrumbó cayendo al suelo de forma estrepitosa
Tras varias horas de detención, se levantó el cadáver… un infarto dijeron los médicos… el anciano permanecía con la mirada perdida en el vacío y la sonrisa en la boca…
Ignoro como fue su vida, pero seguro que murió feliz.
A esas horas, el metro siempre va escaso de pasajeros y los asientos, enfrentados unos a otros, son igual de codiciados, pero para nada disputado
Frente a mí, una mujer gruesa dormita apoyada en la barra… a su derecha, un anciano meditabundo y a la derecha de este un asiento vacío… las caras de los pasajeros reflejan el cansancio del día y el calor de la calle…
El tren, igual de cansino, se detiene algo más de tiempo en las estaciones pero muy pocas puertas se abren… poco a poco, los asientos vacíos van dejando de estarlos… a mi izquierda aún dos huecos por cubrir
Las puertas se abren y un pequeño de grupo de gente entra… Ella, joven y escultural, luce una ceñida minifalda que muestra sin recato alguno sus largas piernas… Se sienta a mi lado
Frente a mí, la mujer gruesa apenas ha hecho ningún gesto y continúa con sus ojos cerrados y la cabeza apoyada en la barra, pero el anciano de su derecha, ha reaccionado y se ha incorporado en su asiento… sus ojos miran con descaro las piernas y su boca muestra una mueca de satisfacción…
El tren sigue perezoso su camino, con un escaso movimiento de viajeros…
La chica de la minifalda que se sentó a mi lado, parece inmersa en su propio mundo, manejando con soltura el móvil al que también está unida por los cascos auditivos, pero al llegar a una estación se incorporó con soltura y salió sin dudarlo…
Frente a mí, la mujer gruesa dormita y junto a ella, el anciano mantiene su sonrisa y su mirada, perdida ahora en el vacío.
En la siguiente estación, la mujer gruesa se espabiló y comenzó a prepararse para salir. Justo al levantarse, el anciano, que de alguna forma estaba apoyado en ella, se derrumbó cayendo al suelo de forma estrepitosa
Tras varias horas de detención, se levantó el cadáver… un infarto dijeron los médicos… el anciano permanecía con la mirada perdida en el vacío y la sonrisa en la boca…
Ignoro como fue su vida, pero seguro que murió feliz.
martes, 28 de junio de 2011
Río
Solemos buscar fortuna. Solemos encontrar adversidad
Como arroyo… naciendo entre rocas y altura, el agua busca caudal, inseguro e incierto
Recorre campo y arena y regatea con todo cuanto se opone a su camino
Como arroyo… nervioso e inquieto
Avanza sin preocuparse de nada, sin conocer prisas ni reposos… avanza
Y descubre la noche, el día, la sombra, el frescor, el calor… y avanza
Y llega a la planicie y poco a poco forja y fuerza el cauce que ya existía…
Cómo río… lame las orillas del cauce, moldeándolo… avanza
Y la orilla moldea y dirige su curso… y la orilla une cauce y agua y forman el río…
Y los dos son uno… como río… uno solo…
No es río el cauce seco, ni es río el agua que brota medra por el páramo y que no sabe dónde ir
Cómo río… el agua acaricia la orilla, la lame, la moldea…
Cómo río… la orilla obliga al agua, lo guía, lo contiene, lo controla…
Ninguno pierde su identidad… el agua, el cauce… pero ahora juntos, como río
Cómo río… tú y yo… agua y orilla… luchando ambos por seguir siendo lo que somos
Perdidos por ser nosotros… como río… agua y orilla…
Luchando por no dejar de ser… como río
Hasta que ambos, al unísono sucumben en la desembocadura del mar… y ambos mueren, como río
Como arroyo… naciendo entre rocas y altura, el agua busca caudal, inseguro e incierto
Recorre campo y arena y regatea con todo cuanto se opone a su camino
Como arroyo… nervioso e inquieto
Avanza sin preocuparse de nada, sin conocer prisas ni reposos… avanza
Y descubre la noche, el día, la sombra, el frescor, el calor… y avanza
Y llega a la planicie y poco a poco forja y fuerza el cauce que ya existía…
Cómo río… lame las orillas del cauce, moldeándolo… avanza
Y la orilla moldea y dirige su curso… y la orilla une cauce y agua y forman el río…
Y los dos son uno… como río… uno solo…
No es río el cauce seco, ni es río el agua que brota medra por el páramo y que no sabe dónde ir
Cómo río… el agua acaricia la orilla, la lame, la moldea…
Cómo río… la orilla obliga al agua, lo guía, lo contiene, lo controla…
Ninguno pierde su identidad… el agua, el cauce… pero ahora juntos, como río
Cómo río… tú y yo… agua y orilla… luchando ambos por seguir siendo lo que somos
Perdidos por ser nosotros… como río… agua y orilla…
Luchando por no dejar de ser… como río
Hasta que ambos, al unísono sucumben en la desembocadura del mar… y ambos mueren, como río
miércoles, 22 de junio de 2011
Biodiversidad
Quien piensa sin aprender, sólo pierde el tiempo
Fue en 1859 cuando un grupo de aburridos cazadores llevaron unos cuantos conejos a Australia para seguir practicando su caza en los días en que el trabajo se lo permitía. El conejo, libre de depredadores naturales, se reprodujo como un conejo y se ha convertido en una auténtica plaga en aquel continente
Unos cuantos años más tarde, tras la segunda guerra mundial (creo recordar que poco antes de 1950), el mundo hambriento confío en el DDT para que sus cosechas no fuesen devoradas por insectos de cualquier índole y la agricultura dio un importante paso adelante con el deterioro de la población animal que hasta entonces había dependido de esos productos, ahora exclusivos para el ser humano
En otoño del 2005, un grupo de supuestos ecologistas puso en libertad a más de 30.000 visones de unas granjas gallegas que se dedicaban a su cría para el uso de su piel. Esta suelta indiscriminada ocasionó que el visón, un animal muy voraz, acabase con parte de la fauna autóctona produciendo una alteración muy importante de los ecosistemas
Tal vez el hombre sea el escultor del mundo tal y como lo conocemos, pero… es que no podernos estarnos quietecitos!!!
Fue en 1859 cuando un grupo de aburridos cazadores llevaron unos cuantos conejos a Australia para seguir practicando su caza en los días en que el trabajo se lo permitía. El conejo, libre de depredadores naturales, se reprodujo como un conejo y se ha convertido en una auténtica plaga en aquel continente
Unos cuantos años más tarde, tras la segunda guerra mundial (creo recordar que poco antes de 1950), el mundo hambriento confío en el DDT para que sus cosechas no fuesen devoradas por insectos de cualquier índole y la agricultura dio un importante paso adelante con el deterioro de la población animal que hasta entonces había dependido de esos productos, ahora exclusivos para el ser humano
En otoño del 2005, un grupo de supuestos ecologistas puso en libertad a más de 30.000 visones de unas granjas gallegas que se dedicaban a su cría para el uso de su piel. Esta suelta indiscriminada ocasionó que el visón, un animal muy voraz, acabase con parte de la fauna autóctona produciendo una alteración muy importante de los ecosistemas
Tal vez el hombre sea el escultor del mundo tal y como lo conocemos, pero… es que no podernos estarnos quietecitos!!!
domingo, 19 de junio de 2011
Silencios
Para que la lluvia caiga del cielo, antes el agua subió allí
No hace tanto que un día intenté descubrir lo que es el silencio… Está claro que todos tenemos una noción básica de que el silencio es la ausencia de sonidos, lo opuesto a los ruidos
Soy urbanita, vivo en Madrid y como una gran ciudad es prácticamente imposible encontrar esos momentos de silencio que algunas veces nos empeñamos en buscar… es por ello que aquel día decidí dejar la ciudad para encontrarme con el silencio
Me fui a la sierra norte, a no más de 60 Km., dejando atrás, lentamente, el ruido del tráfico, de las obras, de las fábricas, de trenes, miles de pasos y cientos de voces, de teléfonos, de tertulias en el café, de risas en el parque…
Poco a poco la sensación de silencio se fue apoderando de mí mientras me alejaba entre senderos custodiados por lavandas, jaras, romeros y hierbabuena y ortigas… no demasiado lejos, pequeños sotobosques marcaban una precisa separación entre la abundante arboleda y la tenue vegetación de un terreno barbecho que otrora fue cultivo y huerta…
Hasta mí llegaron trinos de pájaros, cantos de cigarras y cuando todos ellos callaban, el ulular del viento creaba un improvisado ballet con las hojas y las ramas, y más allá, algún pequeño riachuelo cuyas aguas, muy posiblemente escasas, no dejaban de ser bravas para golpear lo que encontrasen repicando un ritmo repetitivo pero agradable…
Pese a todo, aún no había encontrado el silencio, así pues me dirigí a la cima de una pequeña colina cubierta de roca donde la vegetación era casi nula. A medida que el ascenso se iba produciendo, el viento era más fuerte y su silbido llenaba mis oídos a tal punto de que me fue imposible gritar para hacer sentir en una extraña comunión de igualdad con él…
No, tampoco encontré el silencio en las montañas no muy lejos de la ciudad, así pues decidí ir al mar y fue el rumor constante de las olas quienes me dieron una dulce bienvenida que se fue serenando a medida que el viento amainaba pero aún así, entre los peñascos que forman los acantilados, cientos de gaviotas y otras aves marinas coreaban sin cesar en pos de su sustento… Esperé a la noche cuando las aves descansasen y de nuevo el viento, acariciando la superficie del mar, enarbolaba la batuta de una extraña sinfonía que llenaba de sonidos casi hipnóticos, todo mi ser…No, tampoco en el mar estaba el silencio…
Así pues, decidí volver a la ciudad para intentar aislarme de todo y entré en la casa cerrando tras de mí todas las puertas y ventanas y aún así, aún llegaba hasta mí un murmullo de esta ciudad que palpita constantemente como si estuviese viva… aislé la habitación, cerré los huecos y quise permanecer quieto para tener la sensación de silencio… y fue entonces cuando comencé a escuchar mi corazón que palpitaba, marcaba un ritmo que hasta entonces yo desconocía… mi corazón ya no palpitaba si no que simplemente susurraba tu nombre
No hace tanto que un día intenté descubrir lo que es el silencio… Está claro que todos tenemos una noción básica de que el silencio es la ausencia de sonidos, lo opuesto a los ruidos
Soy urbanita, vivo en Madrid y como una gran ciudad es prácticamente imposible encontrar esos momentos de silencio que algunas veces nos empeñamos en buscar… es por ello que aquel día decidí dejar la ciudad para encontrarme con el silencio
Me fui a la sierra norte, a no más de 60 Km., dejando atrás, lentamente, el ruido del tráfico, de las obras, de las fábricas, de trenes, miles de pasos y cientos de voces, de teléfonos, de tertulias en el café, de risas en el parque…
Poco a poco la sensación de silencio se fue apoderando de mí mientras me alejaba entre senderos custodiados por lavandas, jaras, romeros y hierbabuena y ortigas… no demasiado lejos, pequeños sotobosques marcaban una precisa separación entre la abundante arboleda y la tenue vegetación de un terreno barbecho que otrora fue cultivo y huerta…
Hasta mí llegaron trinos de pájaros, cantos de cigarras y cuando todos ellos callaban, el ulular del viento creaba un improvisado ballet con las hojas y las ramas, y más allá, algún pequeño riachuelo cuyas aguas, muy posiblemente escasas, no dejaban de ser bravas para golpear lo que encontrasen repicando un ritmo repetitivo pero agradable…
Pese a todo, aún no había encontrado el silencio, así pues me dirigí a la cima de una pequeña colina cubierta de roca donde la vegetación era casi nula. A medida que el ascenso se iba produciendo, el viento era más fuerte y su silbido llenaba mis oídos a tal punto de que me fue imposible gritar para hacer sentir en una extraña comunión de igualdad con él…
No, tampoco encontré el silencio en las montañas no muy lejos de la ciudad, así pues decidí ir al mar y fue el rumor constante de las olas quienes me dieron una dulce bienvenida que se fue serenando a medida que el viento amainaba pero aún así, entre los peñascos que forman los acantilados, cientos de gaviotas y otras aves marinas coreaban sin cesar en pos de su sustento… Esperé a la noche cuando las aves descansasen y de nuevo el viento, acariciando la superficie del mar, enarbolaba la batuta de una extraña sinfonía que llenaba de sonidos casi hipnóticos, todo mi ser…No, tampoco en el mar estaba el silencio…
Así pues, decidí volver a la ciudad para intentar aislarme de todo y entré en la casa cerrando tras de mí todas las puertas y ventanas y aún así, aún llegaba hasta mí un murmullo de esta ciudad que palpita constantemente como si estuviese viva… aislé la habitación, cerré los huecos y quise permanecer quieto para tener la sensación de silencio… y fue entonces cuando comencé a escuchar mi corazón que palpitaba, marcaba un ritmo que hasta entonces yo desconocía… mi corazón ya no palpitaba si no que simplemente susurraba tu nombre
jueves, 16 de junio de 2011
Indignación
Para avanzar con seguridad, algunas veces es conveniente mirar atrás
Hace apenas un mes, un movimiento casi espontáneo irrumpió en nuestra sociedad haciendo que muchos de nosotros nos solidarizásemos con él. Esto es lo que se conoce como el movimiento 15-M o “los indignados”
Sus reivindicaciones, posiblemente algo inconclusas aún, son algo que todos sentimos y que comentamos en esos corrillos del café de la mañana o la partida de cartas de la tarde
Ahora, cuando los indignados han dado paso a ciertos niveles de violencia, ni quiero ni puedo pensar que sean aquellos que en su día promulgaron sus ideas, nos hicieron plantearnos muchas cosas y nos animaron a quitarnos una mordaza que el tiempo y la costumbre nos había colocado… pero no son ellos quienes increpan, zarandean o agreden… ni quiero ni puedo pensar que así sea, y en este juego de indignación no todo vale
Creo que ya comenté en alguna ocasión que lo que hace grande a un pueblo es su justicia. Aunque nos cueste reconocerlo, hay países cuyo sistema judicial han derrocado incluso al propio presidente elegido de forma democrática, pero eso no le da el derecho de abusar de su poder más allá de donde las leyes dictan, mientras que en otros lugares, la corrupción campa a sus anchas por cualquier rincón
Quisiera poner de ejemplo una pequeña historia de dos médicos que se llaman, por ejemplo, Jose Luis y Mariano y que tenían a una sola paciente que se llama, por ejemplo, España… cada uno de ellos intentaba dictaminar y aconsejar lo que era mejor para España, asesorándose con cientos, tal vez miles de ayudantes entre enfermeros, auxiliares, celadores… Pero hasta entonces, España sólo cogía algún que otro catarro, unos cuantos esguinces, un par de indigestiones y algunos dolores de cabeza… Hoy, España está muy enferma y los médicos, ni Mariano ni Jose Luis, saben qué hacer con ella. Ninguno de los dos saben cómo curar su enfermedad, venga de donde venga y sea cual sea la causa… unos y otros buscan la solución dentro de su ineptitud y el tiempo pasa… y España agoniza… Es muy fácil ser bueno cuando no hay problemas y es muy fácil culpar a otro de lo que pasa, pero es que nuestros políticos están para resolver los problemas, para encontrar soluciones y sobre todo, para hacer la voluntad de quienes les han votado
Y es que cuando no había problemas, nos dedicábamos a jugar al parchís, con eso de que cuento 4, te como una y me llevo 20… y así, se ha consentido que la corrupción ondee en muchos lugares, que la justicia se muestre inútil y desbordada, que funcionarios hayan abusado de sus puestos, que organizaciones sindicales y de cualquier otro ámbito se hayan acomodado viviendo de subvenciones….
España se encuentra cada vez más enferma y sus “médicos” han demostrado con creces su ineptitud para sanarla pese a que nos prometieron por activa y por pasiva su curación… no pueden pasarse la vida culpando a otros, o esperando que todo se arregle de forma automática… Por eso nació el grupo de los indignados, para recordarnos que la política es un servicio hacia la sociedad, y no al contrario, donde la justicia no funciona, donde la corrupción es fuente de provecho para muchos, donde el amiguismo y el enchufismo sigue estando a la orden del día, donde el poder judicial no se ha desligado del legislativo, donde los poderosos son cada vez más fuertes a costa de abusos que quedan una y otra vez impunes entre demoras de juzgados, apelaciones y demás recovecos legales que hacen que al final, la justicia se diluya entre la nada, pues hoy hay en la calle asesinos y ladrones que todos conocemos pues la prensa se encarga de recordárnoslos constantemente…
Parece que muchos se han olvidado de que “el dinero público” nace realmente de nuestros impuestos que hemos de pagar por obligación y parece que todos desean… España ya no puede pagar más facturas a médicos incompetentes que no saben enfrentarse a los problemas de verdad y que en su delirio aún piensan que nada ha cambiado…
Ni quiero ni puedo pensar que el grupo de los denominados “indignados” se conviertan en grupos violentos que al final intenten poner soluciones por una vía de autoritarismo y exclusión… Por ello, quiero reiterar aquí y ahora mi apoyo a ese movimiento del 15-M que es una pequeña esperanza para muchos de nosotros que nos sentimos desamparados por muchos de nuestros gobernantes y por muchos de esos estamentos sociales que se supone ha de apoyarnos, ayudarnos y protegernos… No hay lugar a la violencia, pero eso no quita que la indignación continúe.
Hace apenas un mes, un movimiento casi espontáneo irrumpió en nuestra sociedad haciendo que muchos de nosotros nos solidarizásemos con él. Esto es lo que se conoce como el movimiento 15-M o “los indignados”
Sus reivindicaciones, posiblemente algo inconclusas aún, son algo que todos sentimos y que comentamos en esos corrillos del café de la mañana o la partida de cartas de la tarde
Ahora, cuando los indignados han dado paso a ciertos niveles de violencia, ni quiero ni puedo pensar que sean aquellos que en su día promulgaron sus ideas, nos hicieron plantearnos muchas cosas y nos animaron a quitarnos una mordaza que el tiempo y la costumbre nos había colocado… pero no son ellos quienes increpan, zarandean o agreden… ni quiero ni puedo pensar que así sea, y en este juego de indignación no todo vale
Creo que ya comenté en alguna ocasión que lo que hace grande a un pueblo es su justicia. Aunque nos cueste reconocerlo, hay países cuyo sistema judicial han derrocado incluso al propio presidente elegido de forma democrática, pero eso no le da el derecho de abusar de su poder más allá de donde las leyes dictan, mientras que en otros lugares, la corrupción campa a sus anchas por cualquier rincón
Quisiera poner de ejemplo una pequeña historia de dos médicos que se llaman, por ejemplo, Jose Luis y Mariano y que tenían a una sola paciente que se llama, por ejemplo, España… cada uno de ellos intentaba dictaminar y aconsejar lo que era mejor para España, asesorándose con cientos, tal vez miles de ayudantes entre enfermeros, auxiliares, celadores… Pero hasta entonces, España sólo cogía algún que otro catarro, unos cuantos esguinces, un par de indigestiones y algunos dolores de cabeza… Hoy, España está muy enferma y los médicos, ni Mariano ni Jose Luis, saben qué hacer con ella. Ninguno de los dos saben cómo curar su enfermedad, venga de donde venga y sea cual sea la causa… unos y otros buscan la solución dentro de su ineptitud y el tiempo pasa… y España agoniza… Es muy fácil ser bueno cuando no hay problemas y es muy fácil culpar a otro de lo que pasa, pero es que nuestros políticos están para resolver los problemas, para encontrar soluciones y sobre todo, para hacer la voluntad de quienes les han votado
Y es que cuando no había problemas, nos dedicábamos a jugar al parchís, con eso de que cuento 4, te como una y me llevo 20… y así, se ha consentido que la corrupción ondee en muchos lugares, que la justicia se muestre inútil y desbordada, que funcionarios hayan abusado de sus puestos, que organizaciones sindicales y de cualquier otro ámbito se hayan acomodado viviendo de subvenciones….
España se encuentra cada vez más enferma y sus “médicos” han demostrado con creces su ineptitud para sanarla pese a que nos prometieron por activa y por pasiva su curación… no pueden pasarse la vida culpando a otros, o esperando que todo se arregle de forma automática… Por eso nació el grupo de los indignados, para recordarnos que la política es un servicio hacia la sociedad, y no al contrario, donde la justicia no funciona, donde la corrupción es fuente de provecho para muchos, donde el amiguismo y el enchufismo sigue estando a la orden del día, donde el poder judicial no se ha desligado del legislativo, donde los poderosos son cada vez más fuertes a costa de abusos que quedan una y otra vez impunes entre demoras de juzgados, apelaciones y demás recovecos legales que hacen que al final, la justicia se diluya entre la nada, pues hoy hay en la calle asesinos y ladrones que todos conocemos pues la prensa se encarga de recordárnoslos constantemente…
Parece que muchos se han olvidado de que “el dinero público” nace realmente de nuestros impuestos que hemos de pagar por obligación y parece que todos desean… España ya no puede pagar más facturas a médicos incompetentes que no saben enfrentarse a los problemas de verdad y que en su delirio aún piensan que nada ha cambiado…
Ni quiero ni puedo pensar que el grupo de los denominados “indignados” se conviertan en grupos violentos que al final intenten poner soluciones por una vía de autoritarismo y exclusión… Por ello, quiero reiterar aquí y ahora mi apoyo a ese movimiento del 15-M que es una pequeña esperanza para muchos de nosotros que nos sentimos desamparados por muchos de nuestros gobernantes y por muchos de esos estamentos sociales que se supone ha de apoyarnos, ayudarnos y protegernos… No hay lugar a la violencia, pero eso no quita que la indignación continúe.
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