sábado, 19 de junio de 2010

Camino

La barrera más difícil de franquear es la que nos ponemos nosotros mismos

No quisiera que pronuncie mi boca
palabras que otros ya usaron
para decir cuanto amaron
a aquella que ya no invoca

No quisiera poner en mi vista
patrones de distinto color
que no sea otro que amor
pues siempre fue altruista

No quisiera escuchar otra cosa
que una muda y callada sonrisa
cuando es libre y no hay prisa
pues es la cosa más preciosa

No quisiera tener en mis manos
una piel que no se estremezca
cuando los labios se mezclan
y sin palabras sepamos
que nos amamos



La piedad yace vencida, y la virgen Astrea, última de los inmortales, abandona la tierra empapada de sangre. (Ovidio, “Metamorfosis”)



miércoles, 16 de junio de 2010

Caracola

Si quieres volar, mueve las alas.

Cuentan que en un lejano país, un joven pescador, cansado del duro trabajo del mar, decidió dirigirse a la montaña para conseguir mejor fortuna.

En su peregrinaje por la tierra firme, encontró infinidad de cosas… unas hermosas y otras terribles… bosques de confusas formas y luces de compleja magia… valles multicolores y desiertos monocromos… grandes picos en el horizonte y profundos cañones en la estepa… animales feroces y frutos apetitosos… y gente, cientos de personas de ideas y costumbres tan dispares que parecían no pertenecer ni a la misma raza.

Un día, el pescador encontró a una mujer de la que se enamoró profundamente y se estableció en el valle… Pasó el tiempo y comenzó a llenarse la noche de morriña de la mar y le propuso a su amada ir al mar y así lo hicieron

Cuando llegaron allí, él se sintió feliz y se sintió cómo si todo lo que había visto y conocido no hubiese servido de nada… De repente, todo parecía minúsculo comparado con la grandiosidad del mar, y las nereidas se alegraron de su regreso de tal manera que la espuma del mar comenzó a cantar una melodía de belleza única.

Tal fue la alegría que decidieron establecerse allí, pero pasado el tiempo, la mujer comenzó a sentir morriña de su valle… y se lo hizo saber al pescador. Este preso de amor, le dijo que volverían al valle y aquella noche, en soledad, se acercó a la orilla para contemplar, seguramente por última vez, el mar…

Con gran tristeza en su corazón, comenzó a despedirse con tan profundo pesar que el mismísimo Neptuno se le acercó y con un afectuoso saludo, le dio un pequeño cofre. Le dijo que lo abriese una vez que estuviese en su casa del valle y le doliese la ausencia del mar.

Agradecido, el pescador se alejo y comenzó a preparar el viaje… A los pocos días se asentaron de nuevo en el valle y dejó la caja del dios del mar en un pequeño estante, acordándose de lo que este le dijo

Pasado el tiempo, las noches se le hacían eternas mientras la añoranza del mar era cada vez más intensa. No pudiendo aguantar más, tomó la caja que le dio Neptuno, la abrió y encontró dentro una caracola… se acercó a ella y pudo escuchar cómo el canto de las sirenas surgía de su interior, y cómo las olas del mar rompían en la orilla… aún hoy en día, algunas caracolas tienen el canto de las sirenas en su interior y el romper de las olas en la orilla…

lunes, 14 de junio de 2010

Ruinas

El amor es el más armonioso de los motores que mueve el corazón

Sabía que lo que hacía no todos lo entendían… él luchaba por lo que creía aunque la mayoría de las veces, aquellos que estaban a su alrededor lo despreciaban por ello. Le dolía apretar el gatillo sabiendo que alguien podría morir, pero estaba seguro que siempre que lo hacía era necesario

Nunca negó que tuviese miedo, pero sabía que no había otra opción... Se pertrechó cómo pudo, tomó su arma, se aseguró de que estuviese a punto y se parapetó tras ella con la esperanza de volver, aunque en realidad nunca pensaba eso, pero en el fondo de su alma, sabía que podía pasar.

Al abrir la puerta, la noche ya estaba prácticamente reinando y sólo algo de luz por el horizonte del oeste demostraba que hasta hacía pocos minutos, allí donde ahora reinaba la oscuridad, había estado plagado de luz... Sabía perfectamente que la oscuridad era su aliado... le ayudaría a ocultarse de los ojos de su enemigo, pero también sabía que su enemigo quedaría oculto a sus ojos.

El frío de la noche le penetró como agujas hirientes y de forma refleja intentó encogerse sobre sí mismo, tal vez para aliviarse del frío o para pasar más desapercibido... Se adentró en las desiertas calles ruinosas y caminando en silencio en la lindes de lo que otrora fuesen edificios, calles y plazas, agudizaba el oído pues era su mejor defensa... sabía que a pesar de todo, cientos de ojos podrían estar acechándole, sabía perfectamente que en cualquier momento, un paso inseguro delataría su presencia, sabía que su vida dependía de su sigilo más que de su astucia...

Agradecía que el viento no soplase ni arrastrase la arena del desierto que actuaba como una invisible lija hiriendo la piel con infinitas punciones no por que fuese doloroso, si no por que en realidad le obligaba a cerrar los ojos para protegerlos mientras continuaba caminando intentando confundirse con la oscuridad de la noche

Sin previo aviso sonó una detonación... apenas se escuchó gracias un silenciador, pero él sabía perfectamente que le habían descubierto. Casi en el acto sintió el golpe en la espalda, la quemazón de la bala que atravesaba su cuerpo y el dolor intenso que le impedía permanecer de pie... cayó en la acera sin poderlo evitar, sabiéndose herido, perdido, abandonado a su mísera suerte... sí, no tenía miedo, sabía que todo había terminado justo en el instante en que su casco de color azul rodaba a pocos centímetros de su rostro... sonó una segunda detonación, apenas imperceptible...

viernes, 11 de junio de 2010

Autoayuda

No tiene sentido colocarse una máscara para mirarse al espejo

Cuando era un niño (de esto ya ha pasado mucho tiempo) me sorprendía ver en las grandes librerías los libros agrupados por temas y sobre todo aquellos que me eran un poco más indiferentes, cómo por ejemplo, los libros de Autoayuda… En realidad los únicos que yo podía comprarme por aquel entonces se pareciesen en algo, eran los de “hágalo usted mismo”, término que hoy se conoce como bricolage.

Según ha pasado el tiempo, reconozco que la curiosidad me ha impulsado a leer más de uno y reconozco que desde la filosofía de la vida, podrían ser interesantes en momentos puntuales.

También recuerdo, y de ahí esta historia, una película de Jerry Lewis de la que lamento no recordar el nombre, donde esté actor interpreta a un personaje que gracias a los consejos de uno de estos libros, consigue encumbrarse en el mundo de los negocios…

Pues bien… Acabo de enterarme... el, autor de un libro tan popular que podría ser cómo el código de comportamiento para la mayoría: “Cómo conseguir dinero y amigos en diez lecciones", ha sido encontrado totalmente solo y arruinado… es que la gente no lee ni sus propios libros!!! ¿o será que la autoayuda necesita algo más que leer el libro???

miércoles, 9 de junio de 2010

Kseyo

La libertad no es enseñar a coger a un arma, si no ser consciente de la opción de apretar o no el gatillo

De nuevo los días de otoño se han colado, con ese descaro propio de quien se siente seguro, dentro de la primavera... El cielo cambió su brillante azul por un gris más sosegado, más plomizo, más triste... la ciudad cambió parte de sus sonrisas por caras más serias, y sus pasos dirigidos hacia la sombra, por carreras bajo el paraguas... el aire se vuelve más limpio y fresco y las terrazas se vacían mientras las luces de las casas se encienden...

No hay en la ciudad avenida, plaza, calle, callejón o calleja que no haya quedado cubierta y casi limpia por la lluvia y en El Retiro, se consuma la tradición de que mientras está la feria del libro, hay tormenta alguna tarde... estamos en ese tiempo de tormentas, de lluvia, de días de otoño que se mezclan revoltosos con la primavera...

Pero la vida sigue adelante... el mundo, las personas y sus circunstancias, siguen cada cual su camino, muchas veces ignorantes de cuál es el destino... ah, destino!!! si supiésemos cual es, ¿emprenderíamos el camino??? supongo que si fuese malo, intentaríamos cambiar nuestro destino... destino de viaje y destino de vida... ¿acaso no lo hacemos??? ¿acaso no nos aferramos algunas veces a imposibles??? acaso en el mundo actual no hay sitio para magos, adivinos, chamanes, brujas y similares??? y qué es lo que intentamos si no cambiar nuestro destino... y no sabemos cuál es...

Tal vez sólo pretendemos cambiar de viaje, de paisaje, de camino, de compañía, de hora... tal vez, sólo tal vez, pretendamos ser algo o alguien que nunca podremos ser... o pretendamos ser algo o alguien que siempre hemos sido sin saberlo... o simplemente, el deseo de cambiar para salir de la rutina es lo que nos mueve... quien sabe...

No sé por qué co…(piiiiiiiii)…nes termino escribiendo lo que no pensaba… pero ya está y no tengo ganas de volver a empezar. Ahí se queda


domingo, 6 de junio de 2010

Robos


A veces, lo que consideramos final, es solamente el principio, pero no lo sabemos

La semana había sido de intenso trabajo y el fin de semana invitaba a la diversión. Jaime decidió acudir a los lugares que frecuentaba donde conocía a varias personas, con objeto de despejarse y de divertirse, así pues, apenas tomó algo a modo de cena y salió dispuesto a disfrutar de la noche y la diversión.

Antes optó por comprar algo de tabaco y entró en un bar que le pillaba de paso y en el que nunca había reparado… allí estaba trabajando Aurora, cuya mirada y sonrisa le cautivaron desde el primer instante… y allí se quedó esperando a que Aurora cerrase el local…

Estuvieron paseando por la noche de la ciudad, entre esas calles atestadas de gente, y esas otras donde la penumbra invita a saborear la vida de una manera especial…

Hablaron, rieron, bailaron en mitad de la calle al son de una lejana música… y finalmente, sin que ninguno de los dos dijese nada, terminaron pasando juntos la noche…

Cuando despertó, Jaime descubrió la cama vacía y se sobresaltó… Encontró una nota de Aurora: “Tengo que trabajar”. Jaime tuvo un sobresalto, una extraña sensación de que algo le faltaba… se levantó de forma brusca y comenzó a revisar las cosas que tenía en casa… encontró la documentación, el dinero, el móvil, las llaves del coche… revisó cajones y estantes… no echó nada a faltar… pero seguía con esa rara sensación de pérdida

Se fue al cuarto de baño y se contempló con calma en el espejo… se veía cansado y justo cuando se miró los ojos se percató del cambio… miró con detenimiento y descubrió un brillo nuevo… entonces supo que es lo que le habían quitado… le han robado el corazón… Jaime sonrío cómo hacía tiempo que no lo hacía.

sábado, 5 de junio de 2010

Mercadillo


Cada paso que se da en la vida, se avanza…

A cinco, a cinco… Retumban las voces que corren raudas por todos los rincones del mercadillo, y que compiten en charlatanería entre sí, pero siempre con un extraño código ético que no llegaré a entender… Tres por diez euros… vamos chicas, que me los quitan… los de la tele, los de la tele… los bolsos de moda, los de moda… vamos, vamos, vamos… Voces y más voces que llegan inundando los sentidos y que obligan sin querer a fijarse en quien las pronuncia…

De repente, un grupo de gente corre por los pasillos abarrotados… Al fondo los guardias… atrás quedan cajas de cartón vacías que al paso de estos últimos adquieren de nuevo su utilidad de mostrador… apenas unos segundos y de nuevo… el coro confuso de voces charlatanas… vamos, que se acaban, que se acaban… todo a cinco, a cinco, a cinco…

Da igual lo que se venda… sigue siendo un único espacio conjuntado por la que me ha resultado agradable pasear…