Seguramente todos hemos visto la fotografía que he colocado, o alguna similar… un proyectil (bala) atraviesa sin ningún problema una manzana…
Quiero hacer un símil sobre las personas… entre la manzana y el proyectil, se ha producido un contacto… el proyectil entra en la manzana, destroza su corazón y luego sigue su camino… Creo que algunas veces con las personas ocurre lo mismo… dos personas se encuentran, se mezclan, se confunden durante unos instantes (eternos instantes) y luego una se aleja completamente entera y la otra queda completamente destrozada… No creo que haya que dar más explicaciones
Claro que supongo que eso es mucho mejor que tener un gusanito por dentro que te vaya comiendo las entrañas sin que nadie se percate… las semillas de una manzana pueden generar un manzano… los excrementos de un gusano, no.
Lamento los errores cometidos pero más aún los que no tuve ocasión de cometer
Algunas veces, muy posiblemente sin que nos percatemos de ello, la muerte nos visita, se para frente a nosotros y nos mira directamente a los ojos… o tal vez no es así y cómo si quisiera pasar inadvertida, nos mira sólo de soslayo, sonriendo con cierta malicia y a la vez clemencia, sabedora de su triunfo... Es ahí cuando se detiene un momento y se gira con total indiferencia dirigiéndose hacia otro lugar, dejando tras de si un marcado silencio que arrastra su eterna sentencia del "volveré" sin saber cuando.... tic, tac… tic, tac… tic, tac…
Hay momentos en que mis problemas me vencen al no encontrar solución, pero hay momentos en que los problemas ajenos me vencen al no encontrar solución.
El ascenso ha sido duro y difícil, pero por fin hemos llegado a la cima… Admiremos las vistas… respiremos el aire puro… disfrutemos del viento frío… Y ahora qué??? Pues p’abajo otra vez… hay que joderse… si ya estábamos allí!!!
Los errores se pueden enmendar, sus consecuencias, generalmente no
Es curioso cómo, hablando esta mañana de un hecho concreto, me ha venido a la memoria una imagen que me impactó tanto hace años que soy incapaz de olvidarla. Es posible que algunos hayan visto una serie documental ya antigua, que se llamaba “El mundo en guerra” (World War) y que reflejaba, o al menos lo pretendía, con grabaciones de la época, lo que había sido la segunda guerra mundial.
En una de esas grabaciones, el cámara se fijó en lo que hoy podríamos entender por un campo de refugiados, pero que no era si no un lugar en mitad de una calle desolada y destruida, donde se suministraba algo de alimento a quienes aún permanecian vivos allí. La gente, resignada a su suerte, hacia una larga fila a fin de poder obtener algo de comida que aliviase su miseria.
En medio del gentío, una pareja de niños que deambulaban solos y que a mi juicio tendrían unos 8 y 4 años (justo la edad de los míos en aquél tiempo) se removían con una mirada perdida, entre el miedo y la desesperanza, entre la indiferencia y el horror… una mirada de vida que conocía muy bien la muerte. El mayor dirigía los pasos del pequeño que, obediente, no ofrecía ningún tipo de objeción a todo cuanto se estaba desarrollando, y el cámara, dándose cuenta de esta pareja (seguramente hermanos), los siguió durante unos instantes mientras recogían en sus escudillas lo que allí se ofrecía.
Al girarse para alejarse, el mayor de los niños (insisto que no sería mucho mayor de 8 años) miró directamente a la cámara y sus ojos cargados de temor parecían hacer una pregunta que seguramente nadie habrá podido responderles ¿por qué???
Aquellos ojos y aquella pregunta se quedaron grabados en mi memoria, cómo si de una acusación particular se tratase… No sé por qué...
Hoy, algunas veces, miro a los ojos a mis hijos, más mayores, y veo un brillo de esperanza, de vida, de felicidad… Sé que aún hay muchas personas que siguen mirando con la indiferencia de la desesperanza, y siguen preguntando el por qué, pero permitidme que hoy disfrute de la mirada de aquellos que pueden sonreír, aún sin saber por qué…
Por muchas velas que enciendas, nunca tendrás la luz del Sol
Siguen siendo días de otoño en medio de la primavera que, remolona, aún se resiste a salir de su estado de letargo... perezosa y tardía, tal vez aguarde el mejor momento para florecer cómo si fuese una de esas múltiples flores con las que pintará la vida y que le confieren ese carácter mágico y abandonar su estado de crisálida para erigirse en hermosura al son de un viento más cálido que el del norte...
Son ciclos... cada año la primavera nos visita, nos viste de color, nos descubre el azul del cielo y se marcha hasta el siguiente... sí, son ciclos donde la vida y, tal vez la muerte, se renuevan y fortalecen en esa cadencia que apenas percibimos y que sin embargo está ahí, latente...
Fue un verano sorprendente; un otoño dulce y un invierno largo, oscuro y frío... ahora ha de llegar la primavera nuevamente que sin duda ha de venir repleta de luz y color... Confío que traigan lo necesario para que todos aquellos a quienes quiero (y por qué no, a aquellos que de aquí se llevan una sonrisa) sigan regalándome sus sonrisas y donde espero que la calma comience a ser partícipe en todos los corazones... al menos, hasta que termine este ciclo... de momento, la luz ya está ahí...
La cara más escarpada del risco espera paciente y ajena la ascensión no debe detenerse la cara más escarpada del risco no tiene tiempo ni ansia
Aristas que cortan cuchillos de roca dientes de piedra devoran los cuerpos que necesitan subir la cara más escarpada del risco
Heridas en las manos sangrantes en las heridas de los costados las piernas con sangre de heridas no hay otra forma de hacerlo es la cara más escarpada del risco
A medida que asciendo la caída será más fuerte no hay camino de vuelta y no duelen las heridas a pesar de que no cesan es la cara más escarpada del risco
Mirando la cima, lejana aún sólo hay un camino no hay retorno, bajada la caída es la muerte la meta… ¿cuál es la meta en la cara más escarpada del risco???
No duelen las heridas no se nota el frío sólo el corazón que llora ahoga el difícil ascenso por la cara más escarpada del risco