El extraño resplandor de una cálidez extrema confería a aquel bosque la magia que los lugareños le otorgaban desde siempre, y no por que fuere nada misterioso, si no que que allí dentro, al abrazo de una no excesiva vegetación, pero una cálida luminiscencia que se extendía desde el orto hasta el ocaso, se percibía una sensación de paz y descanso que dificilmente se podría encontrar en otro lugar.
No había apenas flores que rompiesen la monotonía del peremne verdor a pesar de que la frangacia de intensos aromas se entremezclaban entre los entresijos del color y las sombras que se mecian incansables en un baile silencioso con la suave brisa... y allí, en el claro ubicado en el centro del bosque, una pequeña colina lindera con una reducida laguna confería la sensación de dominio sobre todo él, al levarse unos pocos metros y dejar toda aquella caótica pero bella amalgama de vegetación, bajo el nivel del horizonte que en la extensa llanura se difuminaba entre brumas de húmedo frescor...
Cómo un éxtasis, todo cuando allí acontecía en realidad sólo pertenecía a los sentidos, e impregnaba las almas de gratas sensaciones encaminadas a encontrar la felicidad
Eterna esencia de primavera sin final en aquél extraño oasis de vegetación en medio de un desierto de indeferencia... Sí, era perfecto para que leñador hiciese allí su casa.
Incluso el más dulce de los abrazos, si no es medido, puede terminar ahogando
Creo que fue en la película de “El jardinero fiel”, en la que en una escena, los colaboradores de una ONG son atacados y se produce un gran descontrol. Una de las protagonistas ve como una madre muere y deja a sólo a su hijo y entonces ella decide llevárselo. Un compañero le grita: “No podemos salvar a todos” y ella responde “pero a este sí”.
En ese momento, yo pensé que había que salvar, no a ese, si no a todos los que se pudiese salvar… cogerlos a todos y llevarlos a un lugar seguro
Hoy, ya no estoy tan seguro. Hoy, alguien me ha recordado que el querer, no significa ahogar, que a un hijo hay que darle las posibilidades para que sea él quien escoja la opción que más le convenga, aunque nosotros pensamos que se equivoca… que al amor, no se le ata, si no que se le deja volar por que, precisamente, se le ama, aunque nosotros pensemos que se equivoca… que a los ancianos, se les puede querer por que vuelven a ser niños, aunque nosotros pensemos que se equivocan… que a los amigos no se les corrige, pues ellos son dueños de sus propias ideas, aunque nosotros pensemos que se equivoca…
Y es que algunas veces creo que soy cómo un imán de los problemas ajenos, de esos problemas que tienen los que queremos, y que sin saber cómo ni por qué, hago mios sin esperar tan siquiera a que me pidan ayuda, y comienzo a opinar, a dar consejos de aquellos que no lo sé todo, y todo estoy intentando ayudar… Y es entonces cuando creo que estoy “salvando” a alguien que tal vez, en mi propio error, no desea ser salvado y desea conseguir algo por sí mismo, por méritos propios o por otros caminos… tal vez me lance al agua para intentar salvar de morir ahogado a alguien que, realmente, termina salvándome a mi, por que mi necesidad, mi inseguridad, mis miedos, mis dudas, son mucho mayores
Y tras todo, eso, ha resultado que hoy he comprendido que soy yo el equivocado… que es posible que se pueda salvar la vida de un niño, de un adulto, pero que hay algo más importante que la vida… la libertad, la independencia, la felicidad, la personalidad de cada persona, el que puedan escoger su propio camino, aunque nosotros pensamos que se equivoca… si de verdad los queremos, caminaremos junto a ellos, al igual que ellos caminan a nuestro lado sin exigencias de ningún tipo… Hoy me han enseñado que el amor es una puerta que está abierta, con una invitación constante de “entra cuando quieras”, y no un cartel de “obligado pasar”… no, no se puede obligar por que cuando se obliga, esa persona dejaría justo de ser así… y no podemos esperar que esa persona ría constantemente como si fuese un payaso, sin percatarnos de las lágrimas que nosotros, todos aquellos que se supone que le queremos, le causamos, precisamente por queriéndole salvar, terminamos encerrándola en una jaula para que no tenga ningún peligro… No, no se puede encerrar a nadie en una jaula para que esté con nosotros...
El funámbulo, ya había tensando y asegurado la cuerda y estaba revisando que todo aquel montaje estuviese en perfectas condiciones para poder cruzar una calle a varios metros de altura... era un gran riesgo, nadie lo ponía en duda, y eso era precisamente lo que hacía que todo fuese mucho más atractivo, o incluso morboso a los ojos de los demás... Pero para el funámbulo, no había otra opción, pues él sabía que era eso justo lo que debía hacer… él era un funámbulo.
Tomó la pértiga con cuidado y miró al extremo de la cuerda que, firmemente tensada, parecía perderse tras el horizonte aunque el otro extremo estuviese tan sólo a unas pocas decenas de metros…
Cerró los ojos… tenía miedo, pánico… sabía que un descuido, uno tan sólo acabaría con todo aquello… ¿por qué hacerlo??? ¿por qué arriesgar la vida??? Tenía que hacerlo, pues él, era un funámbulo...
Dio el primer paso y cuando todo su cuerpo quedó suspendido sobre el vacío, apoyado en su pie que parecía formar parte de aquel cable, toda al multitud apiñada para contemplarlo, calló de súbito y el silencio se hizo absoluto… el funámbulo de repente sintió la suave brisa y se agarró con fuerza a la pértiga que le servía como punto de apoyo y equilibrio… sintió miedo nuevamente, pero tenía que hacerlo, pues él, era un funámbulo…
Durante unos instantes, el miedo lo dejó paralizado hasta que comenzó a avanzar nuevamente… en ese instante un murmullo de asombro surgió al unísono de los curiosos que se agolpaban algunos metros abajo… ahora el funámbulo sonreía… tenía más miedo que nunca… pero tenía que hacerlo, pues él era un funámbulo, aunque le faltase una pierna.
Cómo se puede sentir quien ha perdido todo??? Vemos en las noticias desastres donde la gente pierde todo, casas, ropa, trabajo… cómo valorarlo??? Cuánto valen los amigos??? La familia??? Cuánto vale el AMOR???
La mayoría puede ser reemplazado aunque no podamos pagarlo
Sólo se pierde para siempre, aquello que realmente se ama…
Por qué damos tanto valor al oro, si de por sí, sirve de muy poco???
La niebla, en el corazón de la noche, siempre es una aliada excepcional para airear recuerdos y avivar sueños. Noches de insomnio que apenas recordaba y donde el murmullo del silencio se rompe de forma frecuente por la mano del hombre y sirenas sin procedencia aparente ni destino conocido, se colocan en la lejanía para mantener expectante la vela hasta que Morfeo, despistado probablemente por la niebla, acuda a socorrer y proporcionar el descanso...
Pero no busco descanso, si no alivio... alivio de heridas de batallas silenciosas, oscuras, calladas y de las he salido derrotado una y otra vez... batallas que la vida me obliga, o a las que yo me entrego en desesperado intento de ser lo que nunca podré ser... y luchar por tantas y tantas cosas... libertades, derechos, amores... casi nada nos es dado de forma gratuita y cada día hemos de luchar para mantenerlo... y con el paso del tiempo, hacemos de la vida un fortín... y de la noche, las almas solitarias, su mejor aliado... y no pasan horas, si no minutos, más abundantes y lentos muchas veces y en la cabeza resuenan las palabras, las heridas, las derrotas... una y otra vez... luchar, caer, levantarse, volver a luchar, volver a caer, volver a levantarse, volver a luchar... así, hasta exhaustos, morir... y entonces, agonizantes nos preguntamos qué fue de la vida, de los sueños...
Ser, querer ser, poder ser, tener que ser... qué??? Soledad, tantas veces rehusada, y sin embargo fiel compañera de viaje… por qué has de estar tan presente???
Pero así son las cosas… incluso dentro de una misma vida, podemos nacer y morir varias veces, como ese rosal de la foto que explota de hermosura en primavera y se derrumba ya marchito en invierno, mas… no ha muerto por que volverá a llenar de olor y fragancia la primavera nuevamente…
Nunca he querido hacer de la bitácora un diario personal, y en él no se cuentan verdades ni mentiras, tan sólo sensaciones o ideas o estados de ánimo… siempre ha sido así… y así ha de ser…
Hace sólo un par de días, hablaba sobre las oportunidades que la vida nos ofrece. Podemos sentirnos afortunados de muchas cosas, entre otras de estar vivos.
Pocas horas atrás, la naturaleza ha dado otro golpe de poderío y ha sesgado la vida de posiblemente más de cien mil personas de unos pocos segundos. No aparecerán nunca cuantas personas serán desgracias (más aún en el caso de Haiti) para siempre, cuantas quedarán lisiadas físicamente, sin posibilidades de trabajo, sin ayudas, sin familia… cuantas quedarán aisladas, abandonadas por su propia sociedad…
Volvemos a las impersonales estadísticas… no importa que hablemos de cientos, miles o cientos de miles… son datos lejanos, fríos, repetitivos muchas veces y la mayoría de las ocasiones ajenos a nosotros… pero la realidad sigue siendo esa: hoy miles de muertos
En esta entrada no colocaré música, no hay mucho más que añadir… salvo… quizás, sí, un consejo: vive la vida.