Cómo se puede sentir quien ha perdido todo??? Vemos en las noticias desastres donde la gente pierde todo, casas, ropa, trabajo… cómo valorarlo??? Cuánto valen los amigos??? La familia??? Cuánto vale el AMOR???
La mayoría puede ser reemplazado aunque no podamos pagarlo
Sólo se pierde para siempre, aquello que realmente se ama…
Por qué damos tanto valor al oro, si de por sí, sirve de muy poco???
La niebla, en el corazón de la noche, siempre es una aliada excepcional para airear recuerdos y avivar sueños. Noches de insomnio que apenas recordaba y donde el murmullo del silencio se rompe de forma frecuente por la mano del hombre y sirenas sin procedencia aparente ni destino conocido, se colocan en la lejanía para mantener expectante la vela hasta que Morfeo, despistado probablemente por la niebla, acuda a socorrer y proporcionar el descanso...
Pero no busco descanso, si no alivio... alivio de heridas de batallas silenciosas, oscuras, calladas y de las he salido derrotado una y otra vez... batallas que la vida me obliga, o a las que yo me entrego en desesperado intento de ser lo que nunca podré ser... y luchar por tantas y tantas cosas... libertades, derechos, amores... casi nada nos es dado de forma gratuita y cada día hemos de luchar para mantenerlo... y con el paso del tiempo, hacemos de la vida un fortín... y de la noche, las almas solitarias, su mejor aliado... y no pasan horas, si no minutos, más abundantes y lentos muchas veces y en la cabeza resuenan las palabras, las heridas, las derrotas... una y otra vez... luchar, caer, levantarse, volver a luchar, volver a caer, volver a levantarse, volver a luchar... así, hasta exhaustos, morir... y entonces, agonizantes nos preguntamos qué fue de la vida, de los sueños...
Ser, querer ser, poder ser, tener que ser... qué??? Soledad, tantas veces rehusada, y sin embargo fiel compañera de viaje… por qué has de estar tan presente???
Pero así son las cosas… incluso dentro de una misma vida, podemos nacer y morir varias veces, como ese rosal de la foto que explota de hermosura en primavera y se derrumba ya marchito en invierno, mas… no ha muerto por que volverá a llenar de olor y fragancia la primavera nuevamente…
Nunca he querido hacer de la bitácora un diario personal, y en él no se cuentan verdades ni mentiras, tan sólo sensaciones o ideas o estados de ánimo… siempre ha sido así… y así ha de ser…
Hace sólo un par de días, hablaba sobre las oportunidades que la vida nos ofrece. Podemos sentirnos afortunados de muchas cosas, entre otras de estar vivos.
Pocas horas atrás, la naturaleza ha dado otro golpe de poderío y ha sesgado la vida de posiblemente más de cien mil personas de unos pocos segundos. No aparecerán nunca cuantas personas serán desgracias (más aún en el caso de Haiti) para siempre, cuantas quedarán lisiadas físicamente, sin posibilidades de trabajo, sin ayudas, sin familia… cuantas quedarán aisladas, abandonadas por su propia sociedad…
Volvemos a las impersonales estadísticas… no importa que hablemos de cientos, miles o cientos de miles… son datos lejanos, fríos, repetitivos muchas veces y la mayoría de las ocasiones ajenos a nosotros… pero la realidad sigue siendo esa: hoy miles de muertos
En esta entrada no colocaré música, no hay mucho más que añadir… salvo… quizás, sí, un consejo: vive la vida.
Las ideas no son de un color o de otro; sólo son buenas… o no lo son
Dicen por ahí que todos somos iguales en derechos… sí, a pesar de que la realidad no suele coincidir con la teoría, todos somos iguales en derechos… lástima que no todos tengamos las mismas oportunidades… y es que por mucho que lo deseemos, la oportunidad es algo que es tan ajeno a nosotros que no es que la dejemos escapar, si no que muchas veces somos incapaces de darnos cuenta de que está ahí o lo que es peor, la mayoría de las veces, no la tenemos para lo que deseamos
Las grandes o pequeñas cosas de nuestra vida, han sido fruto de nuestro esfuerzo, pero también de las oportunidades que se nos han presentado y que han sido aprovechadas o desperdiciadas… para que nuevas oportunidades vengan a sustituirlas… Pero no todo es así… Pienso ahora en eso que los medios de comunicación han bautizado como “niños soldados”… sí, ¿qué oportunidades han tenido??? Difícilmente podrán ser médicos, abogados o arquitectos… incluso difícilmente podrán ser personas como nosotros “entendemos”… no, han tenido las mismas oportunidades que nosotros…
Hay miles de ejemplos como el anterior que todos podemos tener si reflexionamos un momento… pero concentrémonos en nuestras “oportunidades”… en esas que hemos aprovechado, o al menos que hemos intentado aprovechar… en esas que hemos dejado pasar por miles de circunstancias o excusas o miedos o por cualquier otro motivo… o esas que hemos acariciado con la punta de los dedos, pensando que al fin lo habíamos conseguido y con ese suave y dulce roce, se nos escurre entre los dedos… entre la vida… y perdemos esa oportunidad para siempre
Qué oportunidades hemos perdido??? Y lo más interesante de todo… cuantas oportunidades hemos ganado por aquellas que perdimos???
Sea como fuere, nuestra vida… al menos mi vida, está tan limitada que algunas veces creo que mi vida no es un puzzle al que voy incorporando piezas, si no que soy una pieza que se ha incorporado a un puzzle al que apenas encuentro sentido… y es que las oportunidades que me da la vida, no sé si las aprovecho o no, o lo que es peor, no sé si sé aprovecharlas… pero aunque sea de refilón, me gusta intentar conseguir todo aquello que la vida me ofrece y si me equivoco, ruego a los dioses que no haya dolor para nadie… por que habrá que intentarlo a la siguiente oportunidad….
Cuando en un naufragio te pierdes en el centro del océano y el agua es todo tu horizonte, el problema no es saber hacia dónde dirigirse pensando que la tierra está más cerca… el problema es que no hay que dejar de nadar…
Si no desarrollas tus alas, terminas echando raíces.
Cuando miramos y admiramos los edificios, sólo nos fijamos en lo que nuestros ojos logran ver, y ese conjunto visual es que el determina si es bello o práctico. Sin embargo, es difícil que nos paremos a pensar cada vez que nos fijamos en uno de ellos, como se han construido los cimientos donde reposan y el esfuerzo que ello ha supuesto.
Creo que también a las personas nos pasa algo similar. Solemos crecer en función de lo que logramos sentir y nos vamos adaptando poco a poco a los cambios que nos llegan desde fuera, pero difícilmente podremos renunciar a nuestros cimientos.
Ya de pequeños, hemos sido educados en un determinado ambiente, con una determinada cultura y en un determinado entorno y familia. Cuando salimos a la vida, ya solos y sin la cobertura de nuestros padres, aun de forma inconsciente, solemos mantener aquello que hemos aprendido como soporte básico de nuestra vida, como esos cimientos que nos pueden dar la seguridad que necesitamos.
Poco a poco, esos cimientos, a medida que maduramos, van tomando cuerpo cierto y vamos siendo más conscientes del por qué somos así y no de otra manera, y poco a poco, vamos siendo más conscientes de que podemos escoger entre lo que siempre ha estado ahí, y lo que nos vamos encontrando en el camino de la vida.
Ideas, muchas ideas son intercambiadas frecuentemente, pero… ¿y las personas??? Eso cuesta más y en lugar de cambiar, creo que las personas forman parte integrante e inamovible de nuestros propios cimientos. Hay personas que pese a que están a nuestro lado mucho tiempo en la vida, en realidad no forman parte de nuestra vida, pero otras, se cruzan en nuestro camino durante unas cuantas horas, y ya somos incapaces de olvidarlas. Vivir en una persona es formar parte de sus cimientos, es transmitir parte de las ideas propias, de las esperanzas, de los sueños, del futuro, por breve que este sea, de la persona que nos acepta y nos permite colocarnos dentro de su vida, formando parte de sus cimientos.
Podemos cambiar nuestros cimientos, pero a medida que crecemos, como si fuésemos también un edificio al que no le preocupa ya la belleza de su fachada, nos encargamos más de asentar los cimientos y los reforzamos con piezas escogidas que siempre, pase lo que pase, serán personas que formen parte de nosotros mismos… para siempre.