
La niebla, en el corazón de la noche, siempre es una aliada excepcional para airear recuerdos y avivar sueños. Noches de insomnio que apenas recordaba y donde el murmullo del silencio se rompe de forma frecuente por la mano del hombre y sirenas sin procedencia aparente ni destino conocido, se colocan en la lejanía para mantener expectante la vela hasta que Morfeo, despistado probablemente por la niebla, acuda a socorrer y proporcionar el descanso...
Pero no busco descanso, si no alivio... alivio de heridas de batallas silenciosas, oscuras, calladas y de las he salido derrotado una y otra vez... batallas que la vida me obliga, o a las que yo me entrego en desesperado intento de ser lo que nunca podré ser... y luchar por tantas y tantas cosas... libertades, derechos, amores... casi nada nos es dado de forma gratuita y cada día hemos de luchar para mantenerlo... y con el paso del tiempo, hacemos de la vida un fortín... y de la noche, las almas solitarias, su mejor aliado... y no pasan horas, si no minutos, más abundantes y lentos muchas veces y en la cabeza resuenan las palabras, las heridas, las derrotas... una y otra vez... luchar, caer, levantarse, volver a luchar, volver a caer, volver a levantarse, volver a luchar... así, hasta exhaustos, morir... y entonces, agonizantes nos preguntamos qué fue de la vida, de los sueños...
Ser, querer ser, poder ser, tener que ser... qué??? Soledad, tantas veces rehusada, y sin embargo fiel compañera de viaje… por qué has de estar tan presente???
Pero así son las cosas… incluso dentro de una misma vida, podemos nacer y morir varias veces, como ese rosal de la foto que explota de hermosura en primavera y se derrumba ya marchito en invierno, mas… no ha muerto por que volverá a llenar de olor y fragancia la primavera nuevamente…
Nunca he querido hacer de la bitácora un diario personal, y en él no se cuentan verdades ni mentiras, tan sólo sensaciones o ideas o estados de ánimo… siempre ha sido así… y así ha de ser…