La cometa, con desesperado esfuerzo, lucha por librarse del hilo que la mantiene prisionera sin permitirle volar más lejos...
Cuando rompe ese hilo, inexorablemente cae al suelo...
Cuando rompe ese hilo, inexorablemente cae al suelo...
El zorro permanecía inmóvil junto al límite del bosque, confundiéndose con la vegetación que de forma tan contundente separaba la meseta del bosque... el amanecer esta próximo y él lo sabe, estando al acecho, presto para conseguir su presa...
La ciudad comienza, perezosamente, a despertar y sus ciudadanos aprovechan los últimos segundos de la noche para disfrutar de la cama lo más que pueden… Las prisas se apoderan de todos y las calles se van llenando de personas y vehículos que nada más comenzar el día, ya llegan tarde… prisas y carreras no son indiferentes en el metro y mientras los trenes hacen su recorrido con la conocida parsimonia, la gente se mueve entre los pasajeros intentando alcanzar la puerta que más cerca les dejará de su salida…
Recuerdo que siendo niño ponía una serie de condicionantes a sucesos fortuitos, confiando en que su acierto o no, sirviese para confirmarme si aquello que deseaba podría resultar factible, del tipo “Si el próximo coche que pase es rojo, pasaré el examen de mates”. Ni que decir tiene que pasaban coches de todos los colores menos el rojo y gracias a ello tenía que estudiar, aunque no siempre eso garantizaba el éxito en el examen.