domingo, 8 de febrero de 2009

Gemelos

Leyendo una entrada de Verdadosa me vino a la cabeza la historia de Alejandro y Luis. Son hermanos gemelos y a pesar de que la lógica del parto le concedió a Alejandro ser privilegio de ser el mayor por sólo 3 minutos, fue límite suficiente para que naciese un día antes que Luis

Salvo por ese pequeño capricho del destino, ambos hermanos crecieron prácticamente en paralelo, y allí donde estaba uno también estaba el otro. Estudiaron juntos, salieron juntos y juntos conocieron a sus respectivas esposas, tanto así que las bodas se celebraron con un solo día de diferencia para que no se interfiriesen los protagonismos, casándose Alejandro un sábado y Luis el domingo.

Ambos consiguieron trabajo en la misma empresa y durante tiempo desempeñaron funciones muy similares, ganando lo mismo… Alejandro y Luis, eran más que gemelos, la misma vida en dos personas distintas.

Un día llegó a trabajar a su empresa Silvia. Silvia no era una mujer atractiva, si bien, su altura, su gracia y desparpajo y su, para algunos, provocativa forma de vestir, no le dejaban pasar desapercibida la mayoría de las ocasiones.

Alejandro fue quien más cerca estuvo de ella en el trabajo y por lo tanto, y por primera vez, sus sentimientos hacia Silvia fueron creciendo en una dirección distinta de la que crecían en su hermano... Poco a poco y sin saber por qué ni como, se fue enamorando de ella, pero dada su situación de hombre casado y comprometido no dijo nada a nadie manteniendo su vida cotidiana de la misma manera... Luis, sin embargo, durante una fiesta navideña, consumió más alcohol de que debería y sin saber muy bien cómo ni por qué, terminó en la cama con Silvia, o al menos eso le dijo ella, por que en realidad, él no recordaba nada…

Sólo una de las dos esposas pidió el divorcio.

viernes, 6 de febrero de 2009

Llorar

Hoy he visto a un hombre llorar… supongo que debería ser algo que no tuviese mucha importancia, salvo la causa que originan esas lágrimas.

Estaba pidiendo por que no tenía trabajo pero sí obligaciones a las que hacer frente, entre ellas.

Tal vez sus lágrimas sean de “cocodrilo” pero estoy seguro que hay otras muchas personas que sin lágrimas, tienen, por esta causa, ganas de llorar.

Esas lágrimas, vistas o no, desgarran el alma

jueves, 5 de febrero de 2009

Mesa

Ignoro por qué extraña razón, hoy la cabeza me ha devuelto algunos de mis primeros recuerdos de mi infancia. Desde la borrosa visión de la casa donde nací y que abandoné con 3 años, hoy derruida para dar paso a mejores construcciones, hasta aquella otra casa donde estuve viviendo hasta cerca de los 10 años.

De esta segunda, tal vez lo más representativo era la mesa que había en lo que entonces, a los ojos de un niño, era todo enorme (hoy no lo es tanto). Una mesa ajada por el paso del tiempo y ennegrecida por el uso y el rudimentario barniz que pretendía mantenerla en mejor estado… Yo siempre creí que era una mesa mágica ya que durante las navidades, allí se establecía un tosco “Belén” de diversas figuras desproporcionadas, con musgo y cortezas siempre recién cogidas de los campos cercanos y de ríos hechos con el envoltorio plateado interior del interior de los paquetes de tabaco… aún así, tenía la magia de que día a día, los reyes magos se acercaban un poco más al portal donde reposaba, con la quietud y tranquilidad propia de quien conoce lo que ha de hacer, aquel “niño Jesús” de cara amable y aspecto sonrosado. El día de Reyes, al amanecer, ya estaban los magos en el portal y eso daba pie a que los regalos habían llegado…

Pero no sólo era aquello, si no que el resto del año, en los cajones de aquella mesa se guardaban extrañas herramientas y útiles que apenas conocía y cuya utilidad era todo un misterio… Todo ese mundo desconocido y enigmático, era algo más tentador, que un billete tirado en el suelo y desde luego mucho más peligroso, ya que por razones que entonces no entendía, tenía prohibido tocar nada de todo lo mágico que había allí…

El tiempo también acabó con aquella casa pero no con el extraño espíritu de la mesa, de las tardes de hacer los deberes en la cocina, al cobijo de toda la familia (creo que era el único lugar que no hacía demasiado frío) y con la inconfundible señora Francis de fondo, que suplía, en esa España de pobreza y aislamiento, a las amistades verdaderas donde se podían descargar pesadumbres, o en su defecto, a los psicólogos que hoy visitamos con frecuencia…

El pasado pasó, pero en cada uno de nosotros tenemos nuestros propios yacimientos históricos que son la base de lo que hoy somos…

domingo, 1 de febrero de 2009

Nieva

Nieva… Qué difícil se me hace algunas veces el poder expresar con las palabras aquello que percibo con los sentidos… Nieva… Es una grata sensación mirar los grandes y blancos copos que caen lentamente, sin prisa alguna, sobre la ciudad y que poco a poco la va tiñendo de blanco… Nieva… Los niños corretean intentando coger los copos con la boca abierta o intentando hacer alguna bola para jugar con otros niños… Nieva… Los mayores caminan con cuidado para no perder el pie y escurrirse, temerosos de perder su salud… Nieva… Cómo casi todo, es bueno y es malo… Nieva… hermoso paisaje para quienes lo vemos desde dentro de los cristales… Nieva… Un incómodo y peligroso compañero de viaje para quienes deban estar en la carretera…

Siento que me cuesta desgranar mis sentimientos en palabras para hacerme entender… Nieva… me siento bien, me gusta… hoy puedo ver la nieve desde la mejor parte de la ventana y no deseo pensar en otra cosa… Pero no siempre es así… Cómo se puede valorar cada palabra??? Cuando decimos “Te quiero”, ¿Cuánto significa??? Mucho??? Lo necesario??? Poco??? Y qué es lo que entendemos como poco??? Qué pensamos que es mucho???

Sí, me resulta complicado expresar aquello que llego a sentir y no sólo me refiero a esos sentimientos profundos o intensos, si no también a aquellos simples como contemplar como nieva… Me pregunto si cuando decimos que el cielo está limpio y azul, todos percibimos esa misma limpieza y tono de color de igual forma… Tal vez el iris de mis ojos dé una tonalidad distinta a ese azul, de la que tú, lector, puedas percibir… si algo tan sencillo y aparentemente único como el azul del cielo podría variar de unas personas a otras… cuanto más difícil es expresar algo tan personal o intangible como los sentimientos que forjan nuestro carácter???

Como describir lo que siento con tan pobres y limitadas palabras que conozco??? Como gritar que amo, que odio, que sufro, que rio o que lloro con esas sencillas palabras que abarcan tanto que difícilmente, el tono azul de mi cielo, será entendido, ya que ni yo mismo sé describirlo…

Nieva…

viernes, 30 de enero de 2009

Isla

Supongo que la mayoría de nosotros hemos sufrido, de forma directa o indirecta, esa pregunta de “qué tres cosas te llevarías a una isla desierta???”. Una complicada pregunta que, generalmente obligada por la premura y la falta de tiempo en responder, solemos contestar de forma diplomática diciendo que “un buen libro” y alguna que otra cosa de esas “políticamente correctas”.

Releyendo a Robinson Crusoe, quien, como es sabido, estuvo varios años en una isla desierta (hasta el descubrimiento de su fiel amigo-sirviente “Viernes”) imagino que es lo que él deseaba en aquella paradisiaca isla, completamente desierta… ¿un libro??? Sí, es posible que sí, pero dudo mucho que su prioridad fuese esa… Tampoco la mía, sinceramente

Me he dado cuenta de la importancia que tiene la gente que conozco en mi vida, pues sin ellos, curiosamente, no sería “mi vida”…. Que paradojas ¿verdad??? Mi vida, algunas veces es de otros… pero precisamente por eso, es mía…

Así pues, aún sin llegar a reflexionar del todo, las tres cosas que yo me llevaría a una isla desierta, serían un buen cargamento de víveres, todas aquellas personas que quieran acompañarme y, por si acaso, un billete de vuelta!!!

domingo, 25 de enero de 2009

Riesgo

Haciendo una rápida revisión de los canales de la TV a última hora de la noche (lo que se conoce como “zapping”, vaya), o tal vez a primera de la madrugada, me encuentro un programa donde un padre, ahora transexual, se quejaba de que la justicia le ha reducido el horario de visitas a su hijo a tan sólo dos o tres cada quincena.

Ignoro que es lo que causa esa “limitación”, pero se me ocurrió pensar y retroceder en el tiempo… Quiero suponer que esa persona, hace unos años, cuando se casó con una mujer y decidió con ella formar una familia, tendría unos sentimientos de amor o al menos de cariño hacia esa persona…

Supongo que con el tiempo se dio cuenta de que dentro de él había algo que no terminaba de encajar y de alguna manera, toma la decisión de hacerse transexual…

Es evidente que esta última decisión, incide en la vida de su ahora ex-mujer que decide romper su relación de pareja…

Las decisiones que se toman en un momento dado, tienen sus consecuencias y no podemos hacer alusión al que “nada ha cambiado”. Cuando decidimos empezar una nueva relación de pareja, de amistad, un trabajo, cambiar de casa o simplemente irnos de vacaciones, son decisiones que implican responsabilidades y no podemos agarrarnos al “todo es como siempre”. No, por que siempre hay algo que cambia (¿efecto mariposa???), no todo es como siempre… es más, me atrevería a decir que todo es diferente… Si somos protagonistas de nuestra vida, no podemos esperar que a cada cambio en nosotros, todos se adapten y acepten ese cambio como si “nada hubiese pasado” para que podamos seguir escribiendo el guión que se nos antoje…

Nuestras decisiones, siempre son arriesgadas, mas, si no las tomamos, nunca avanzaremos…

“Lamento mucho los errores cometidos, pero lamento aún más, aquellos que no tuve oportunidad de cometer”

lunes, 19 de enero de 2009

Aprendizaje

Hace pocos días, estaba en la sala de espera de un médico y no muy lejos de donde yo me encontraba, estaba la sala de pediatría. Quien tenga niños, sabrá que estos pasan sus periódicas revisiones como si de la ITV del coche se tratase, poniéndolos un sello en una carpeta, sin que sea necesario colocarlos una etiqueta de colores en las ventanillas, pues como es sabido, los niños no tienen ventanillas (salvo las de la nariz y similares, pero aún así, estas son sin cristal)

No pude dejar de fijar mi atención en un pequeño grupo de niños, de no más de dos años de edad. Eran, no más de seis, y a simple vista, de un conjunto de razas bien diferenciados... tal vez cinco continentes representados en aquella sala... Aquél grupo de niños, apenas sin articular palabras y con la sola herramienta de sus manos y su imaginación, estuvieron jugando y disfrutando del juego, todo aquel tiempo de interminable espera, y reconozco que, de alguna forma, fue una distracción curiosa para quienes allí estábamos...

Ellos, ajenos a toda la seriedad que la visita al médico conlleva, correteaban unos tras otros, se abrazaban, se empujaban, se daban besos, se imitaban, y sobre todo, reían... Imaginaba que tal vez sea hoy en día, más complicado el tener amigos para esos pequeños individuos...

Pero lo que más me llamaba la atención, era la simpleza de sus acciones... no les importaba el idioma, pues no hablaban; no importaba la raza, pues no apreciaban diferencias; no importaba el creo, pues no lo tenían; no importaba la fortuna, pues no la necesitaban; no importaba el tiempo, pues ellos lo detuvieron...

Sí, realmente simple...

Afortunadamente, estos niños serán educados, y hablarán una lengua diferente en sus casas, para que no puedan seguir comunicándose entre si; aprenderán que las razas son distintas y que la suya es mejor o al menos, motivo de orgullo; llegarán a entender que sus ideologías, sean del tipo que sea, son las correctas y llegarán a entender que todo aquel que piense de otra manera, es un enemigo; serán conscientes de que el dinero se ha convertido en algo vital aunque no nos aliviará del dolor del alma y en la mayoría de los casos nos creará más complicaciones, pero nos dará el poder necesario para que la gente nos valore por lo que tenemos y no por lo que hayamos podido conseguir; y, finalmente, serán conscientes de que el tiempo es algo limitado y que cuando tengan hijos, deberán criarlos y educarlos con tanto esmero que seguramente, ellos, sus hijos, no tengan oportunidad de jugar con otros niños...

Sí… menos mal que el ser humano puede aprender...