
Salvo por ese pequeño capricho del destino, ambos hermanos crecieron prácticamente en paralelo, y allí donde estaba uno también estaba el otro. Estudiaron juntos, salieron juntos y juntos conocieron a sus respectivas esposas, tanto así que las bodas se celebraron con un solo día de diferencia para que no se interfiriesen los protagonismos, casándose Alejandro un sábado y Luis el domingo.
Ambos consiguieron trabajo en la misma empresa y durante tiempo desempeñaron funciones muy similares, ganando lo mismo… Alejandro y Luis, eran más que gemelos, la misma vida en dos personas distintas.
Un día llegó a trabajar a su empresa Silvia. Silvia no era una mujer atractiva, si bien, su altura, su gracia y desparpajo y su, para algunos, provocativa forma de vestir, no le dejaban pasar desapercibida la mayoría de las ocasiones.
Alejandro fue quien más cerca estuvo de ella en el trabajo y por lo tanto, y por primera vez, sus sentimientos hacia Silvia fueron creciendo en una dirección distinta de la que crecían en su hermano... Poco a poco y sin saber por qué ni como, se fue enamorando de ella, pero dada su situación de hombre casado y comprometido no dijo nada a nadie manteniendo su vida cotidiana de la misma manera... Luis, sin embargo, durante una fiesta navideña, consumió más alcohol de que debería y sin saber muy bien cómo ni por qué, terminó en la cama con Silvia, o al menos eso le dijo ella, por que en realidad, él no recordaba nada…
Sólo una de las dos esposas pidió el divorcio.