
Los regalos, creo que son más apreciados cuando se entregan por que sí, por que apetece regalarlos y la ilusión de recibirlos se vuelve sorpresa en el más amplio concepto de la palabra
Fiel a su ciclo, se acerca el invierno y con su primer paso, nos regala la Navidad.
La Navidad es una época del año que, por unos u otros motivos, a casi nadie nos deja indiferentes y que por mucho que intentemos, año tras año, hacerlas algo diferentes, lo cierto es que cuesta mucho y también por lo general, terminamos sucumbiendo a las tradiciones
La Navidad, no deja de ser, un poco el día del "ser más buenos". Lo lógico sería rendir tributo al amor, a la madre, al trabajo, e incluso al "ser más buenos", todos los días, pero tal vez esté bien que, antes de caer en la rutina, alguien nos diga que la paz y todo eso, es algo que aún no tenemos y tal vez, por ello, en estos días, surgen por doquier los deseos de felicidad, que en la mayoría de los casos, suelen ser sinceros, aunque vengan acompañados de ese conocido perfume o corbata que nadie dice que no, pero que se repiten año tras año…
La Navidad llena de luces y de colores nuestras casas, nuestros trabajos, nuestras calles y a pesar de que apenas nos acordamos que el motivo principal es la celebración con la familia, el juntarse, el desearnos lo mejor los unos a los otros, no dejamos de acicalar nuestro entorno para que continúe la tradición Pero las lucecitas, como si fuese la serpiente con la manzana en la boca, nos tienta una y otra vez y nos obliga a regalar con un frenesí cada vez más intenso…
Bienvenido sean los regalos y el placer que da el darlos y el recibirlos… pero más allá de estos, me quedo (al menos ahora) con la ñoñería de estar con los míos, de felicitar a mis amigos, de celebrarlo con mis compañeros, de abrazar a mi familia…
Llega el final del año, tiempo de recuento y de balances… y la mayoría comprobamos que las ilusiones que pusimos al iniciar el año, han de ser renovadas, pues pocas, si es que fue alguna, se ha cumplido… A principios de este año, seguramente comenzamos el inglés, el gimnasio, la dieta definitiva, la colección de CDs del quiosco, dejamos de fumar, y fuimos puntuales… al menos, durante los 15 primeros días del año, luego volvemos a relajarnos y ahora nos damos cuenta de que, pese a no haberlo conseguido, tampoco ha sido un año tan malo…
En nuestro caminar, unos dejaron de acompañarnos… otros se unieron… y "los de siempre" que aún continúan acompañándonos… (pese a todo, aún me acompañan)
En mi anterior entrada pedía perdón, pero no era un canto al sol, si no que pedía perdón a aquellos que les hubiese podido ofender sin saberlo, sin percatarme de ello, y que de forma prudente o tímida, se sintieron ofendidos y no dijeron nada…
Hoy, quiero dar las gracias a quienes durante este año, habéis conseguido que mis palabras palpitasen de vida, y que todos mis mensajes, buenos, malos o regulares, hayan sido acogidos con agrado… ¿para que sirve escribir si no hay quien lo lea??? ¿para que sirve llorar si nadie nos consuela??? ¿para que sirve abrazar si no hay a quien???
Así pues, quiero expresaros mi gratitud por vuestros comentarios, y sobre todo, quiero desearos que estos días de luces, de frío, de elevado consumo, de excesos en casi todo… quiero desearos para estos días de Navidad, seáis o no creyentes, mucha felicidad y que el camino de vuestra vida siempre esté ocupado por aquella gente a la que queréis y os importa…
Este es mi regalo de Navidad para vosotros… mis mejores deseos y que la vida os aporte lo que necesitéis.