El inexistente crepitar de un fuego inexistente, devora sin compasión, las inexistentes cartas que nunca fueron escritas, con una inexistente tinta en un inexistente papel.
Inexistentes letras que configuran palabras que nunca existieron… palabras que sólo fueron dichas con miradas, sonrisas y besos… palabras empaquetadas de amor y respondidas con cariño…
Un inexistente rito de la inexistente destrucción de algo que… ¿existió???
En la mayoría de las ocasiones, qué fácil es adquirir o deshacerse de las cosas… pero en la mayoría de las ocasiones, que difícil es adquirir o deshacerse de los sentimientos…
Introduje la llave en el contacto e inmediatamente, al girarla, el motor ya estaba rugiendo. Apenas me coloqué el cinturón de seguridad comencé a acelerar…
La ciudad, al comienzo de la noche de verano, comenzaba esa etapa de tranquilidad que le caracteriza, y por eso, las calles estaban algo menos transitadas que de costumbre…
Sentía en mis manos la tensión del volante y en mi cuerpo la velocidad… poco a poco más rápido, más seguro… Los primeros quiebros al salir a la avenida… señales y luces para que me dejen paso… Un semáforo rojo y disminuyo la velocidad… poco a poco voy saliendo y en cuanto puedo, salgo y cruzo… no me detengo…
El proceso se repite unas cuantas veces… las retenciones las dejo atrás al invadir el carril contrario cuando me siento seguro… así, hasta llegar a la autopista donde el atasco me obliga a frenar… No lo pienso… me dirijo al arcén y continúo sin detenerme… El motor no ha dejado de sonar, el coche no ha dejado de correr… las marchas cambian… suben y bajan… luces y señales para abrirme paso en la multitud… algunos parece no enterarse pero me acerco a ellos y les increpo para que se aparten… nadie va a detenerme…
Doce minutos… sólo doce minutos… llegamos a urgencias, apago la sirena de la ambulancia y recogen al paciente…
Un proverbio chino dice: “Da a un hombre un pescado y podrá comer un día; enséñale a pescar y podrá comer todos los días”.
La justicia, en sus acepciones de la RAE, es el derecho, razón e igualdad, y debe ser capaz de dar a cada uno lo que le corresponde (de acuerdo a la ley), de poner los medios y encargarse de sancionar, si procede, a quienes se nieguen a acatarla.
Todos hemos oído ese comentario de que los detenidos por la policía entran por una puerta y salen por la otra… sí… es difícil hacer justicia y máxime cuando los responsables de su ejecución, ya sean presidentes de comunidades o simples funcionarios, no sólo no la cumplen, sino que además buscan particulares interpretaciones de la ley para su propio beneficio, ya sea personal o político… es difícil hacer justicia cuando una persona (juez o jueza) debe tramitar el doble de expedientes de los que es capaz de analizar… es difícil hacer justicia cuando una ONG (con razón o sin ella) se burla ante los medios de comunicación de las órdenes de un juez y parece no importarle a nadie… es difícil hacer justicia cuando justo en el local bajo de tu casa, se ha instalado el asesino de tu pareja… sí, España es un país difícil para hacer justicia y por ello, tal vez, todos tenemos nuestro propio concepto de Justicia y todos la interpretamos como si fuésemos el Sr. Ibarretxe (a nuestro libre albedrío)… y de seguir así, pronto llegará la ley del más fuerte
Ignoro si ahora que estoy pagando el famoso “canon” por cada artilugio audiovisual que llega a mis manos, estoy exonerado de la obligación de comprar en un establecimiento “legal” y por ello puedo comprar en el top-manta
Sus ojos eran tan negros como su piel, y esta, a su vez, tan negra como su futuro y seguramente como su pasado… Sólo su camiseta de la selección española marcaba una tonalidad discordante entre tanta oscuridad, ya que incluso la sábana donde exponía varias decenas de CD y DVD tenía un color poco claro. En un parco castellano, apenas sabía hacerse entender y difícilmente comprendía lo que se le decía. Miraba alrededor, temeroso, nervioso e indicaba con el índice al conjunto de desordenadas copias de productos que allí estaban, a cada pregunta que se le hacía…
Le he comprado un CD… siempre he pensado que a la piratería hay que combatirla, pero… algo me ha hecho cambiar de opinión… No, no ha sido el canon (que me parece injusto), ni esas declaraciones de algunos famosos o políticos donde mientras por un lado, nos muestran un lado “humano” y piden a la sociedad que hay que ayudar al que lo necesite, con visitas a países en desarrollo y promesas que se diluyen entre burocracias y corrupciones de toda índole y luego presionan a la sociedad para que persiga a quienes “les roban el pan” (avaricia???) y nos recuerda que... que... ¿que abandonemos a su suerte a quien sólo intenta sobrevivir???… Tampoco han sido las campañas electoralistas donde nuestros políticos de cualquier ramo, partido o color, abren las puertas a la miseria, prometiendo un futuro mejor a cambio de un puñado de votos, permiten que se enriquezcan unos cuantos a costa del trabajo de los más necesitados, tratándoles algunas veces como auténticos esclavos, y ahora volvemos a abrirlas indicando que la bonanza (para quién???) se ha terminado…
Le he comprado un CD por el dolor de sus ojos… ojos negros como la misma muerte, como esa que encuentran tantos que vienen y tantos que se quedan… No es la solución… no puedo dar un pescado a cada persona todos los días… pero hoy, sé que él habrá podido comer…
A la mayoría de nosotros, “Gran Hermano” nos recuerda, casi con exclusividad, a un programa de la tele, donde unas cuantas personas se encierran en un lugar y el resto de los mortales nos dedicamos a observarlos en sus cotidianos quehaceres, disfrutando (que todo hay que decirlo) de sus grandezas, miserias y sobre todo, de sus desavenencias, como si fuesen gladiadores en la arena del ya arcaico, pero emocionante, circo romano.
A mediados del siglo pasado, George Orwell, escribió su célebre novela “1984”, donde dentro de una historia de “política ficción”, se relataba la acción del “ojo que todo lo ve”, o lo que es lo mismo, “el Gran Hermano” que vigila por todos nosotros, y así poder ejercer más control que justicia…
Veo, no sin asombro que todo hay que decirlo, en un anuncio de la TV, que hay un programa de esos de juegos para los móviles, en el cual puedes “localizar” la ubicación del móvil de tu pareja gracias a las coordenadas que emite aquel. No creo que sea tan sencillo, pero me parece triste que haya que estar vigilando a la pareja como si fuésemos el “Gran Hermano”
Orwell, seguramente nunca estuvo convencido de que su novela podría ser profética… Hoy en día, lleva camino de serlo y poco a poco, estamos siendo sometidos a cada vez más controles… y lo mejor, es que nos gusta. Ahora, una importante empresa de comunicación, lanza el “i-phone” que seguramente, no aporte nada nuevo o al menos realmente necesario a sus clientes que ya están ansiosos por disfrutar todos esos nuevos avances tecnológicos… y en cada uno de esos aparatos, se encuentra un localizador GPS amén de vaya usted a saber cuántos artilugios más.
Hoy, todos entendemos como “sin papeles” a los emigrantes que también son etiquetados de “ilegales”, a pesar de que hay comunidades como los gitanos, que siguen protegiendo su cultura y los “papeles” es algo que brilla por su ausencia, siendo un colectivo “descontrolado”
Pienso que en un futuro no tan lejano como pudiese parecer, el uso del teléfono móvil, las tarjetas de crédito y los rigurosos controles a los que diariamente somos sometidos para entrar en centros oficiales (o no tan oficiales) o para salir de un simple comercio pasando bajo los arcos detectores anti-chorizos, nos obligará a claudicar a la lógica aplastante del control… y terminaremos usando, como en las malas novelas de ciencia ficción, un microchip insertado bajo la piel, que se encargará de reconocernos constantemente y seguir nuestros pasos allí donde vayamos…
Claro que es algo sumamente positivo, ya que, por ejemplo, el satélite se encargará de dar nuestras coordenadas cuando haya habido un delito y cuando se robe un banco, el GPS dirá quien ha sido ya que podrá confirmar que el ciudadano número HYTR45OI789TYU78 es el culpable por que estaba allí en ese momento… y la policía mirará donde está en ese momento e incluso le puede poner un mensaje al móvil con algo así: “Por favor, vaya a la cárcel que estamos de ahorro de combustible”
Fin de la delincuencia masiva… en cada acto delictivo estará inmediatamente determinado el culpable… se acabaron las búsquedas de desaparecidos, ya sea de las temidas pateras o esas desapariciones adolescentes en busca del príncipe o princesa de color felicidad o las más crueles, esas en que algunos autonombrados “libertadores” roban la libertad de otros…. También se podrán controlar las órdenes de alejamiento y saltarán las alarmas cuando dos ciudadanos se acerquen a más de la distancia autorizada… incluso quien sabe si se les podrá dar un calambrazo en el culo al infractor, como “recordatorio”, e incluso para las pequeñas “fechorías” de los más jóvenes… ¿Qué se hacen novillos??? Castigo asegurado!!!... Y qué me decis del absentismo laboral??? Se acabó el “ir al médico” para ver el partido de futbol del miércoles… el cacharro de turno encenderá una luz roja indicando que es un camelo… y ni que decir tiene de esos fines de semana donde al llegar a la oficina presumimos de “locuras” varias y el sensor dirá que ha sido más aburrido que una conversación entre dos sardinas…
Claro, que luego vendrán las segundas partes o las secuelas… los “malos” se encargarán de poner virus en los chips de marras y los satélites fallarán… pero como la denominación de “sin papeles” pasará a denominarse “sinchip” (recordadme que he de patentar el nombre para vivir del cuento) pues el que no exista, se quedará sin posibilidad de todo… comprar en el super, llegar el depósito del coche, sanidad, educación para los hijos, incluso hacer uso de los urinarios públicos que espero que algún día vuelvan a colocarlos…
Pero los efectos colaterales no se harán esperar y pronto surgirán empresas en las que por poco dinero, puedan facilitarte el espionaje de tu pareja, decirte donde está y con quien… o estudios de consumo que dirán donde acudimos los especímenes humanos y a qué horas, cuanto tiempo estamos ahí y entonces podrán cámaras “invisibles” y el “Gran hermano” nos juzgará por lo que hacemos y nos dirigirá en lo que hemos de hacer… ¿o eso ya sucede hoy???
No hay libertad sin control, sin orden, sin ley… cuanto más libres seamos, más controlados estaremos…
Desde el primer día que comencé a escribir en mi bitácora, me han asaltado dos dudas. La primera es lo que pensará la gente que, si lo hace, nos lea, por ejemplo dentro de 500 años. Espero que tengan buenos psicólogos, por que creo que lo van a necesitar.
La otra cosa es saber para qué escribo en público. Tampoco lo sé con exactitud, ya que hay cosas que sólo puedo contar a un reducido número de personas, otras que no puedo contar a nadie, y otras que aún siendo en público, comienzo escribiendo sobre una cosa y termino hablando de otra…
Pero sí tengo claro que en este tiempo ha existido una evolución, o mejor dicho, un cambio, ya que antaño escribía según me dictaba mi cabeza y hoy, reconozco que hago un filtro sobre como me expreso, a pesar de que tras los últimos éxitos, una cosa es lo que se desee transmitir y otra muy distinta, lo que en realidad se transmite.
Pues bien, una vez realiza esta reflexión, y una vez que me he confesado como “narcisista” (no volveré a usar el término “exibicionista”) de la vida, donde sigo moldeando mis ideas y principios, escondiendo mis actos y reacciones y además, donde también debo confesarme cotillo de vidas ajenas, donde de un simple vistazo, analizo, reflexiono, juzgo y condeno al que escribe, adhiriéndome a sus palabras o simplemente negándole una razón que, como todas, es subjetiva… pero si es así, también la mía lo es y por lo tanto discutible de la misma forma.
Y siguiendo con el tema de los cambios, permitidme hacer un par de reflexiones más y la primera es sobre el mundo de la pareja, cuando dos personas se comprometen a compartir sus vidas para siempre y pasado un tiempo no sólo rompen, si no que además, terminan odiándose… es evidente que algo ha cambiado… tal vez sea uno, tal vez sean los dos, tal vez sus circunstancias… o tal vez, por que, precisamente, no ha cambiado nada… La madurez nos hace cambiar y mirar la vida desde un punto de vista distinto, y los atardeceres dejan de ser las muertes de los días para pasar a ser los nacimientos de las noches.
El otro cambio, está también relacionado con la pareja… con esa otra pareja que no nos corresponde… con ese amor imposible al que unos renuncian, al que otros se aferran con desesperación (recordemos el párrafo anterior, donde al tiempo llega la separación) o al que otros simplemente aparcan, sin renunciar y acechando la oportunidad de retomarlo… Suelo encontrar en las bitácoras, entradas tendentes a relatar soledades… soledades de cuerpos, de almas, siempre de personas… es triste la soledad, siempre es triste la soledad y tal vez estas palabras sean una simple excusa para sentirme próximo al lector (generalizando, o tal vez no) y poder leer en un comentario unas palabras de ánimo… Pero no quería hablar de ello… hoy sólo deseaba hablaros de sus ojos… de aquellos ojos… no, lo dejaré para otro día… si no cambio de idea.
Apenas amanecido, con los tibios rayos de sol en una mañana aún fresca pero ya excesivamente poblada. Apenas unos minutos para que comience la carrera y una extraña sensación invade los cuerpos, las almas. Abrazos, nervios, tensión, miedo, ilusión…
Comienza la carrera y de repente, todo desaparece. Los morlacos de más de 500 Kg, enfilan directamente hacia los corredores y estos, sólo tienen una salida: la carrera. Se corre, se corre sin nada más en la mente que mantener esa distancia… se corre sin nada más en la cabeza que escapar de los astados… y de repente, se acaba la carrera. Se sale y se observa la pequeña manada que se aleja… Es entonces cuando se sienten los empujones y los golpes, y aflora el dolor que en aquel breve instante de tiempo no hubo tiempo de sentir…
Qué es lo que hace que una persona se enfrente a esas situaciones??? Quiero imaginar que, exceptuando el valor que nos aporta una noche de fiesta y alcohol, posiblemente aderezada con otras cosas, las personas necesitamos sentir esa emoción del riesgo, de jugarnos la vida y de ser conscientes, tal vez, de esa locura. No hablo sólo de correr delante de unos toros en un encierro… hablo de subir al monte más alto, de bajar a la más profunda sima, hablo de desear cruzar un desierto, ya sea de hielo o de nieve, hablo de esos retos a los que algunos se atreven a afrontar y otros muchos sueñen sin tener muy claro por que deseamos cruzar el mar en pos de alcanzar el horizonte…
Vida, una vida distinta… tal vez sea esa sensación la que nos impulsa, por que… ¿Quién no ha soñado alguna vez correr los “Sanfermines” o alguna otra locura similar???