domingo, 10 de febrero de 2008

Construcciones


A veces tengo la sensación de que la vida es como un juego de construcción, en el que ni sabemos donde están las piezas, ni conocemos las instrucciones para hacerlo...

Cuando nuestra obra está avanzada, y cometemos un error, muchas veces la pereza, el miedo, la desidia, o cientos de causas, muchas veces ajenas, nos hacen intentar corregir el error, sin enmendarlo desde su raiz y de ahí, mis imperfecciones...

Sigo buscando las piezas que creo que necesito... No sé si serán las correctas.

viernes, 8 de febrero de 2008

Sonrisa


Hay quien cree que la felicidad es necestiar lo que no se tiene, o tener lo no se necesita...

Tal vez la felicidad, es saber disfrutar de lo que tenemos, sin esperar más... sin desear menos...

miércoles, 6 de febrero de 2008

Coma


Hoy ha llegado a mi buzón de correo electrónico, dentro de ese cúmulo de cosas curiosas, divertidas o estúpidas que la mayoría recibimos a diario, algo que me ha dado que pensar, a raíz, obviamente, de la colocación de una simple rayita denominada “coma”:

El texto en cuestión comenzaba de la siguiente manera:

Lee y analiza la siguiente frase :

"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda".

Unos pondrán una coma, por ejemplo, tras la palabra tiene, y entonces quedaría así la frase:

"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda".

Pero si la coma se sitúa tras la palabra mujer, el sentido de la frase da un brusco giro

"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría a cuatro patas en su búsqueda".

Ahora que estamos usando tanto mensaje tipo “sms”, ahora que estamos destrozando nuestra lengua, quisiera hacer un poco de hincapié en la necesidad de intentar comunicarnos de la más clara, sencilla y fácil manera posible sin destrozarla...

martes, 5 de febrero de 2008

Soledad


Te presiento… siento tu llegada, ya cercana… siempre en la noche, con la puesta de sol, extiendes tus alas que se pierden en la negrura, sin fin…

No deseo tu visita, pero no puedo impedirla… me encierro en mi pequeño mundo y pongo cancelas a puertas de libertadores que quedan fuera… me encierro a solas contigo… intento ver tus ojos de hielo… intento escuchar algún sonido de tus labios, sellados eternamente, en una satánica muestra de satisfacción…

Llegas de la nada, surges con ese aviso de incertidumbre y duda… secuencias… conductas… ritos… siempre tú, siempre egoísta, exigente, absorbente… Me reclamas dedicación única y reduces mi universo a la nada…

Te irás pronto… siempre lo haces… llegas en silencio, me das tu ácido beso, y marchas de puntillas cuando duermo, dejándome ese amargo sueño que no conduce a ninguna parte…

Cuando llega esa mañana, todo es distinto y las puertas se abren y todo lo que quedaba fuera pasa dentro… y el mundo fluirá en ambos sentidos…

Tengo una amarga sonrisa cada vez que te siento… No podrás tenerme siempre… tampoco podré abandonarte nunca… salvo, tal vez, soledad, cuando esté tan sólo que tampoco esté contigo.

lunes, 4 de febrero de 2008

Cuchillo


Sssssssssssssssssssssssshhhhhhhhhhhh

CHAKC!!!

AAAhhhhhh!!!

Ops... esto... hay algún médico entre los lectores???

domingo, 3 de febrero de 2008

Calentamiento

Todos somos conscientes del cambio que está experimentando nuestro planeta por el calentamiento global.

Hay evidencias más que claras:

ANTES:




HOY EN DÍA:


Así pues, a pesar de mis denodados intentos en evitarlo, no puedo conseguir bajar mi temperatura... sí queridos lectores... yo también soy culpable.

viernes, 1 de febrero de 2008

Johnny


Todos hemos oído hablar del 23-F. Ese día, del año 1992, Johnny y nosotros nos encontramos, y desde entonces hemos estado juntos.

Paseábamos por el Rastro madrileño, con la excusa de comprar algo para unos pájaros que por aquél entonces teníamos. Quien se haya criado junto a niños, sabrán que siempre quieren tener algún bicho cerca. Buscando entre la calle ascendente, cuyo nombre no recuerdo, y que se puede encontrar todo lo relacionado con los animales, lo encontramos.

De entre la multitud, surgió un hombre y como si de la escena de una mala película se tratase, se abrió la gabardina. Dentro de esta, en no sé cuantos bolsillos interiores, aparecieron otras tantas cabecillas de cachorros temblorosos. La reacción de mis hijos fue la deseada por aquel individuo y como si fuese un coro, surgió una cancioncilla… “queremos un perro… queremos un perro…”. Mi negativa fue más que evidente y me dirigí, tomándolos de la mano, fuera de aquel peligroso enclave, pero cuando sucedía, el astuto vendedor, ya había colocado a uno de aquellos animales en las manos de mi hija…

Fue en ese momento, cuando todo se tornó irracional, de locura, absurdo… y la vida de todos nosotros cambió. Una pareja de policía apareció entre la multitud y debido a que la venta de animales estaba sometida a control, sin saber muy bien cómo, el vendedor se fundió otra vez entre la multitud. Con ello, nos quedamos con un cachorro negro en las manos, mis hijos con una cara de felicidad inmensa y nosotros, su madre y yo, con una cara de no saber qué hacer, que para sí querría el mismísimo Mr. Bean.

Al final, sin otra opción aparente, volvimos a casa con aquel animal, a quien llevé dentro del bolsillo de mi abrigo, tal era su tamaño… Un cachorro de apenas unos días… un “chucho vulgaris”, sin pedigrí, sin raza conocida, sin nada especial… salvo un corazón que sólo ha sabido querernos a todos…

Desde entonces, hemos crecido juntos, y él siempre ha estado a nuestro lado en los momentos de risas y en los de las lágrimas… sus ojos brillantes y grandes eran siempre el recibimiento que nos encontrábamos cada vez que sorteábamos el umbral de la casa, y su constante compañía quien evitó muchas horas de soledad…

Él, siempre ha sido uno más de la familia, con su sitio de dormir, de estar, de comer, con sus triquiñuelas para hacerse acariciar y mimar… él ha sido desde entonces, uno de nosotros…

El paso del tiempo, lo dejó sordo y casi ciego, pero nada pudo arrebatarle el cariño que todos los días nos daba, no sólo a nosotros, si no a todo aquél que le conocía. Ahora que un tumor le inundó la cabeza, hemos tenido que ser nosotros quienes parásemos su corazón, por que él, nunca lo habría hecho para no dejar de querernos…