jueves, 20 de diciembre de 2007

Lluvia


Llueve… por fin comenzó la lluvia, suave, bondadosa, necesaria, caprichosa y algunas veces, cruel… pero no hoy.

Dicen que somos en gran parte, agua… así pues, yo hoy quiero ser, una parte, de agua de lluvia… otra parte ha de ser agua de mar, de océano, de espuma… otra de un rio crecido y sus tranquilos meandros, o sus rápidos presurosos.. o incluso de un lago tranquilo donde miles de aves se aposentan para alimentares… Pero hoy, quiero ser más agua de lluvia, para fundirme con la que cae del cielo, limpiando el aire, alimentando la tierra, pariendo la vida.

En la calle se ha formado un caos… todo el mundo coge el coche para no mojarse y colapsan las calles estrechas, con vehículos cerrados temiendo a la lluvia… La gente corre presurosa amparándose bajo los paraguas para protegerse del agua que más tarde dejarán caer en sus cuerpos desnudos bajo la ducha… En la calle, todos parecemos temer a la lluvia…

Si buscamos, siempre encontraremos a alguien a quien parece que no le importa mojarse, que se siente bajo la lluvia tan cómodo como otros con el sol… si buscamos, siempre encontraremos a alguien que, durante ese momento, es más agua de lluvia que ninguna otra cosa…

Sí… hoy soy agua de lluvia (y no es un anuncio de colonia)


lunes, 17 de diciembre de 2007

Piano


El frío había vencido a la tarde y el cansancio a mi cuerpo… deseaba llegar a casa y tomar una ducha caliente para relajarme, para olvidar un difícil día donde todo parecía haber querido escabullirse de una lógica y dejarse arrastrar por lo absurdo de las incontables coincidencias fruto de accidentes y de casualidades…

La noche traería el sosiego a mi alma y el descanso acurrucaría mi cuerpo en pos de un amanecer que, sin duda, debería poner fin a un día de locura absurda…

Al salir del baño, me dirigí al sofá a leer un poco… encendí dos velas y un barra de incienso… y me tumbé con el libro entre mis manos… Justo cuando abrí sus páginas por donde estaban marcadas, la música del piano llegó a mis odios…

Sé que estaba sólo y no podía sospechar que ocurría… pero esa música… quien tocaba aquella música… Llegué a la sala y vi el piano en el centro de la habitación… sus teclas se mecían como acompasadas por el aleteo de invisibles insectos… me quedé inmóvil, intentado encontrar alguna explicación a aquello… poco a poco, su sonido iba siendo más fuerte, más intenso, más pasional… la incertidumbre dejó paso al miedo… y el miedo me estaba conduciendo a una locura…

Luego… me di cuenta… yo no tengo piano… y de repente todo se tornó nuevamente tranquilo y en calma… volví a sentarme a leer, mientras aquella música, dulce, se introducía en mi alma…

domingo, 16 de diciembre de 2007

Navidad




Como las setas del otoño cálido y lluvioso, surgen de desde no se sabe dónde, esos grupos de simpáticos músicos callejeros que se colocan en transitadas calles, y muy especialmente en las puertas de los centros comerciales, para cantarnos los más populares villancicos.

De alguna manera, siguiendo algún extraño subterfugio, siguen un meticuloso y repetido ritual que, burlando las costras de indiferencia que se ido formando a lo largo del año en los corazones, ahora, precisamente ahora, cuando el frío se hace presente y la nieve, casi inexistente en la realidad, parece que florece por todos los rincones por el ambiente navideño, es cuando sus canciones, alegres y llenas de palabras de amor, de paz y de buenos deseos, nos tocan un poco más fuerte el alma y nos afloja algo de la ya más que mermada bolsa.

La Navidad, es así… buscamos el espíritu de la Navidad entre regalos, entre paquetes, entre los días de Noche Buena a Reyes… Navidad, es, simplemente, el cumpleaños de un tal Jesús de Nazaret… alguien a quien sin duda, hoy en día tomaríamos por un loco, un hippy, un perturbado… alguien cuya voz clamó en el desierto y que hoy, como entonces, sigue ahí… por que seguimos siendo… personas (más o menos)

El espíritu de la Navidad, no es algo que se compre, que llegue ahora de la mano del turrón, o que simplemente caiga del cielo entre las luces de colores… Es, sólo la celebración de un cumpleaños, y la tradición nos pide que sería bueno celebrar ese cumpleaños, en compañía de quienes queremos

Sería, por qué no, bueno también, celebrar la Navidad los otros días del año… estar junto a quienes queremos… junto a la familia… junto a los amigos… junto a los compañeros… Regalar… sí… regalar… no con grandes cosas, si no con un simple deseo de “que pases un buen día”, con una sonrisa, con un gesto amable, con un “perdón” cuando tropezamos, con “por favor” cuando pedimos, con “gracias” cuando nos dan…

Hoy, no sé si adelantado o no, quiero hacerte ese regalo de Navidad… a ti, que has llegado aquí por mera casualidad, hastiado de horas de navegar entre páginas persiguiendo a tu insatisfecha curiosidad… o a ti, que sabes que nos visitamos habitualmente, que sabes que me gusta compartir contigo algo de tu tiempo y de tu vida y sé que haces lo propio… a ti, que vienes y que piensas que esto no es para ti y esperabas encontrar otra cosa…

Muchas felicidades… por ser Navidad… pero sobre todo, por ser tú…

jueves, 13 de diciembre de 2007

Besos


Besos a amigos, a primos, a hermanos
Besos de papel, de mail y de mentiras
Besos mientras ríes, cuando me miras
Besos en el rostro, besos en las manos

Besos en el aire, abrazados en la noche
Besos deseados, esperados, expectantes
Besos conquistados, como los de antes
Besos robados, regalados en derroche

Besos entre sábanas, arrebatos de pasión
Besos de pasillo, de cocina o de alcoba
Besos en piel sonrosada o de color caoba
Besos entre lenguas, danza del corazón

Besos de mendigo, besos con escarcha
Besos que aprietan, besos que huyen
Besos del gran amor que se intuye
Besos de aquel amor que se marcha

Quisiera tenerte, un último instante
Morir besando tus labios rojos
Mirando los tuyos, cerrar mis ojos
Y así, para siempre, no dejar de besarte

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Marcianos

Acaban de hacer un tremendo descubrimiento y es que buscando entre la arena de Marte, han encontrado (Santa paciencia digo yo) lo que podrían ser cagadas de ciertos paramecios, así que es posible que en algún tiempo remoto hubiese habido vida en el planeta rojo (sin signo político alguno, que quede claro)

Pobre Orson Wells, cuando relataba su famoso serial “la guerra de los mundos”, contribuyendo a expandir el pánico en una sociedad dúctil y obediente... y que pasará ahora con los grandes del cine, donde toda la mítica saga de “Star Trek” o “la Guerra de las Galaxias” se queda en simples decorados de cartón piedra sin ningún rigor científico que las afiance como historias venideras…

Ahora resulta que aquellos famosos ovnis que tanto dieron que hablar en años pretéritos, y que han inspirado, no sólo historias cinematográficas para aburrir, si no toda una cultura digna de la mejor secta científica, ha resultado que no es más que una simple lenteja que alberga a toda una comunidad de estos diminutos seres... pero lo que me preocupa es si alguna vez, cuando se nos ha metido un poco de arenilla en el ojo, no habremos destrozado involuntariamente a toda una cultura, o lo que es peor, no habremos llevado a la extinción a una forma de vida desconocida...

Pero la ciencia es así... fría, despiadada, cruel e insensible... hasta que alguien descubra que todo ha sido un error y la Tierra, en realidad, tiene forma de melón y no de naranja como siempre hemos creído...

Dejemos pues, si es nuestro deseo, que aún sabiendo que toda la civilización alienígena puede tener su propio universo infinito dentro de un bote de aceitunas rellenas, la ignorancia nos siga haciendo soñar, al menos ahora que se acerca la época de los regalos de los Reyes Magos

Así pues sueña… y escribe tu misiva a las magas majestades…



martes, 11 de diciembre de 2007

Terminando


Si fueses el último ser humano... ¿merecería la pena vivir???

Camión

Los destellos azules de la policia me hicieron apretar más aún el pie sobre el acelerador, sorteando todos aquellos vehículos que aparecian por doquier.

La aguja del velocímetro tiritaba hacia la derecha del marcador, como temerosa de la captura e intentando dar más velocidad de lo que el coche podía... No tuve otra opción que sujetar firmemente el volante con mi mano izquierda, mientras que la derecha jugueteaba, presta a entrar en acción, entre la palanca de cambio y el freno de mano... mis pies, tan temblorosos como la aguja, eran una continuación de los pedales, donde el freno había sido ignorado por completo.

Sin embargo, no era capaz de dejar atrás a mis tenaces perseguidores, en aquella amplia avenida donde los semáforos ya no tenían sentido... Decidí desviarme por calles secundarias, esperando poder despistar a quienes iban tras de mí, así que estuve atento para encontrar un lugar donde poder girar.

La próxima calle parecía un buen lugar, así que apenas unos pocos metros el volante se giró bruscamente y con un chirriar de neumáticos que levantó una pequeña nube de humo, mi coche enfiló aquella calle, cuando de repente un inmenso camión estaba frente a mí...

Lo último que pude pensar es que en aquel pais, conducen por la izquierda...