
Algunas veces, al hacer el recuento de mi vida, miro mis manos.
Por mucho que me esfuerce, por muchos logros que haya conseguido, mis manos siempre suelen estar vacías.
En realidad, todo lo que poseo, está en mi corazón
Supongo que todo el mundo ha leído la noticia de que los divorcios en España se han multiplicado en estos últimos años, alcanzando la cota de una separación cada 4 minutos (hay que tener ganas de divorciarse a las 3 de la madrugada, por ejemplo)
Por otro lado y en aparente enfrentamiento, cada vez hay más páginas en internet que facilitan el contacto personas para "lo que surja", si es que surge algo... y que está claro que muchos de sus clientes son personas ya experimentadas en el mundo sentimental, en busca de su “segunda” (o “vigésimo cuarta”) oportunidad.
Está claro que hay cientos... miles de causas por las deseamos compartir nuestra vida con una persona e intentamos también hacernos partícipes de esa vida ajena... igualmente está claro que hay cientos... miles de causas por las que ese ideal inicial se ve truncado y esa vida "para siempre" encuentra un final, a veces de forma brusca, otras, las menos, de forma armónica y agradable.
Quiero creer que la convivencia es un esfuerzo al tiempo que es un placer... un difícil equilibrio... Antaño, las personas eran más condescendientes y menos exigentes... Afortunadamente pasó el tiempo de la gran dependencia económica, donde el matrimonio era poco menos que la compra de una mujer para uso y disfrute del marido y de la familia... luego llegó el compartir algo... tal vez no mucho... pero no lo importante: la vida
Seguimos buscando pareja, y vestimos para ello nuestra alma con sus mejores galas en el carnaval de la vida... hasta que llega la noche y cae la máscara y entonces debemos mostrarnos tal y como somos y también, no lo olvidemos, como es la pareja que tenemos frente a nosotros. La desnudez de la intimidad, que no del cuerpo, es lo que probablemente más cuesta mostrar y por lo tanto, lo que más cuesta ver.
Todo tiene un precio, y tal vez, esa búsqueda de felicidad que parece que no está completa si no hay alguien con quien compartirla con nosotros, suponga ese sacrificio de tener que renunciar a una parte de nuestra propia libertad e independencia para, en justa medida, estar con quien hemos escogido para la aventura de la vida, y aguantar parte de la suya propia haciéndola nuestra.
Es posible que cada día seamos más y más exigentes... hoy, los solteros están a la moda y los trabajos nos sumergen en interminables jornadas que nos aíslan en ocasiones de nuestro propio mundo... apenas hay tiempo para hacer lo que deseamos realmente y si por añadidura ese tiempo hemos de compartirlo con alguien, se hace más complicado...
Sí, creo que esa búsqueda de libertad nos hace olvidar el esfuerzo y el sacrificio que deben aplicarse a la vida en pareja, a una sociedad, aunque sea chiquitita… y tal vez, nos haga ser un poco más egoístas…
Como siempre, no sé donde está ese jodido equilibrio…
Algunas fechas de nuestra vida, nunca las olvidamos… nuestro cumpleaños, nuestros aniversarios, la fecha que encontramos el amor, los problemas de los hijos… Pero hay otras fechas que desaparecen de nuestro recuerdo por que aparentemente no serán importantes… ¿recuerdas la fecha que te salió una muela??? Yo no, lo reconozco… y tampoco recuerdo la fecha de mi primer beso… no, hay cosas que se olvidan…
Pero no por ello, han dejado de existir… Así, ella ha estado conmigo desde hace ya tantos años, que podría decir, “siempre”. Hay cosas a las que no prestas demasiada atención… hay cosas que por ser tan cotidianas, tan cercanas, tan propias, parece que son parte de tu vida rutinaria y que jamás, te va a faltar… pero no siempre son así las cosas.
Un día, no sabes como ni por qué, pero algo no va bien… y de pronto un dolor intenso te avisa de que las cosas ya no son como antes… hay dolores que se calman con una aspirina, pero no, este no era el caso… Ella siempre estuvo conmigo, y yo con ella… habíamos compartimos los besos, las risas, palabras que hablaban de amor y otras que hablaban de dolor… habíamos comido y bebimos juntos, habíamos dormido e incluso íbamos juntos al baño, e incluso un día, donde el fin del mundo parecía que llegaba, allí estaba ella, siempre conmigo…
Pero… un día, algo no va bien y el dolor se hace insoportable, y cuando quieres arreglarlo, te das cuenta de que ya no hay solución… tratas de buscar soluciones… otras veces ha pasado algo similar, pero no la he perdido… ahora sí… la he perdido, ahora hay un hueco enorme dentro de mi… un hueco que tal vez pueda llenarse nuevamente, pero jamás será como ella… jamás…
Sí, no nos damos cuenta de muchas cosas… ella no era la única, lo sabía… pero como en tantas listas, ella siempre estuvo arriba y jamás abajo… Tal vez, por que la rutina estaba demasiado presente, no la presté toda la atención que me demandaba, pero yo la cuidaba, la protegía, la dedicaba tiempo y dinero y siempre intenté que nuestra relación fuese lo mejor posible… Supongo que las cosas han de pasar así… apenas sin avisar… primero algunos desajustes… algo no funciona, y es entonces cuando tratas de poner la solución… curas la herida, pero las cosas no siempre tienen cura… y entonces la pierdes… la pierdes para siempre…
Ahora, ese hueco se ha quedado dentro de mí, un vacío que será imposible de llenar hasta pasado algún tiempo, cuando la herida cicatrice, cuando la calma haya vuelto, y cuando pueda pagar al dentista la prótesis de la muela que me ha extraído para que tape el vacío que me ha quedado… pero eso sí, jamás volverá a dolerme esa muela.