Me gustan las épocas de las campañas electorales.
En otoño, parece que la vida se encoge al paso que la luz se retira. Los páramos se resecan, los bosques se entristecen, la tierra se agrieta y la vida parece que busca el refugio del hogar.
En invierno, si hay suerte, nieva... un manto blanco y virginal cubre todo cuanto podemos ver... un manto blanco que no nos permite ver el valle que siendo fértil, ahora está helado, o los bosques que parece que se apiñan entre la niebla y la noche, o el páramo que yermo y desprotegido se muestra reacio y salvaje...
No importa que sean altas montañas o profundos valles... la nieve lo cubre todo y todo lo iguala, vistiendo la vida de efímera fantasía, como si fuese un carnaval, y nos transporta a un mundo de magia que, por ser infrecuente, parece que se disfruta con mayor intensidad y deseo... ¿quién no ha sentido la tentación de ser el primero en pisar nieve???, ¿quién se ha resistido a hacer una bola y lanzarla???, ¿quién no ha mirado su huellas formando, tan vez, ese camino que cantó Machado???, ¿quién no ha sentido la belleza de un día de nieve???
Luego, a los pocos días, inevitablemente, llega el buen tiempo... el sol calienta los campos, los valles, los montes... la nieve deja paso al agua y esta nos devuelve el paisaje que, ya conocido, siempre ha estado ahí... tal vez durante la primavera o el verano, pueda cambiar algo...
La campaña electoral es como una nevada... de repente, todos los candidatos se ofrecen a darnos una vida llena de facilidades y comodidades... mejores y más seguros trabajos; casas más asequibles y espaciosas; educación gratuita y de mayor calidad; sanidad sin demora y sin problema regalándonos adicionalmente un “cuerpo danone”; cultura de tal envergadura que sólo los parados tendrán tiempo para disfrutarla; ocio y deporte sin límite, subvencionado, apoyado y asesorado; transportes desde nuestra casa a todos nuestros destinos, sea en bus, taxi, o limusinas; y claro está, siempre rebajando los impuestos e incrementando los servicios; dándonos mayor protección y seguridad; creando infraestructuras para que no haya atascos; los superpetroleros lleguen a un nuevo puerto en todas las ciudades del interior, o creando el mayor aeropuerto conocido en Villabotijos de arriba, aunque para ello tengan que trasladar la huerta de melocotones del tío Idelfonso a Villabotijos de abajo; facilitándonos ayudas para todo cuanto tenemos que hacer... y si es menester, creando discotecas para encontremos, quien no la tiene, a nuestra pareja ideal...
Durante una quincena, escucharemos a los políticos que, cuando las descalificaciones al resto de sus adversarios se lo permitan, nos regalarán los oídos con esa tierra soñada de "felicidadlandia" donde todo será hermoso, maravilloso y perfecto, y todo ello, todo... a cambio de un voto...
Pues nada, a ver si esta vez es verdad… aunque si no es así, tal vez a la próxima…