
Hace pocos días, hice una pequeña limpieza en el disco duro de mi ordenador y me detuve en un momento en una de esas carpetas que sabiendo que existen, curiosamente apenas consulto. "Cartas"
En ella, he ido acumulado durante algunos años, cartas a nadie en particular, salvo a mí mismo... cartas en las que intentaba liberar dolores o compartir alegrías. Cartas que me sirvieron de estímulo y reflexión al tiempo... cartas que raramente fueron enviadas a nadie... poemas a medio acabar... rimas inconclusas... papeles en blanco... recuerdos de una u otra índole de los que no deseo desprenderme.
Estos días, retomé algunas de ellas y las estuve leyendo con calma... es curioso como pude acordarme de cada instante en el que fueron escritas... a medida que las leía, podía, incluso, recordar como me sentía...
Es posible que, si tuviese una musa de inspiración en el parnaso, esta fuese una musa triste, aunque por lo que voy leyendo, es algo habitual... Tal vez por que necesitemos sacar fuera la tristeza y nos cueste repartir la alegría, no por egoísmo, si no por que cuando estamos felices, nos centramos más en nosotros mismos, mientras que la tristeza es más cruel y nos invita a compartir momentos.
Dudé si ponerlas en el blog, y opté por no hacerlo. Esos momentos han sido pasados, que no olvidados... han sido momentos vividos con cierta intensidad, con muchas sonrisas, con algunas lágrimas, pero sobre todo, con vida... vida que ha quedado reflejada entre palabras que en muchas ocasiones podrían parecer absurdas.
Quiero pensar que cuando escribimos, aunque lo hagamos en un blog para que todo el mundo lo mire, lo hacemos para nosotros mismos lo primero... tenemos una idea y con las palabras intentamos darle forma, moldearla y adaptarnos a ella o que ella se adapte a nosotros... y como los artistas, grandes o pequeños, luego hay quien la mira y saca su propia conclusión... pero lo importante es que cada uno esté satisfecho de lo que siente al escribirlo.
Yo lo estuve, y ahora, al crear esta parrafada, nueva, fresca, distinta, que no es eco ni sombra de aquello, intento reflexionar sobre lo que pienso antes de que las palabras caigan desde el teclado dando forma a esas ideas y me siento satisfecho de lo que he ido consiguiendo...
Podría borrar aquellas cartas... podría cambiar su contenido... podría variar sus palabras... podría modificar su significado... podría hacer lo que sea con esa "materia", pero hay algo imposible de cambiar, y es todo aquello que hizo que la tinta virtual se adheriese a un inexistente papel dibujado en una pantalla... Es el sentimiento, el alma que dio sentido a aquellos textos.
No publicaré nunca aquellas cartas... ya las han leído quienes debieron hacerlo y han permanecido mudas las que para eso fueron escritas, pero lo que sí he hecho, fue cambiar el nombre de la carpeta... ahora se llama "vivencias"