Hoy, al comprar el pan, me paré a pensar la cantidad de variaciones
que de este producto existen. Supongo que la mayoría conocerá varios tipos
distintos, en forma, en tiempos de cocción, en forma de trabajar la harina…
pero la gran mayoría, tiene el mismo elemento esencial, precisamente la harina
y el resto, son pequeños accesorios, y sin embargo, todos conocemos el producto
como pan.
Pensé que también las personas somos un poco así… todos
estamos hechos con lo mismo y unas pequeñas diferencias que nos hacen, digamos,
únicos (el pan, también suele serlo… será difícil que dos panes sean
exactamente iguales). Y sin embargo a las personas las catalogamos por esas
pequeñas diferencias: blancos o negros, hombres o mujeres, altos o bajos, limpios
o sucios, elegantes o desastrados, ricos o pobres. Incluso por nuestras ideas
somos catalogados y separados en grupos: De derechas o de izquierdas, creyentes
o agnósticos, cultos o ignorantes… pero no hay ninguna catalogación más allá de
eso
Así, la gente no suele diferenciar entre mentirosos o sinceros,
honrados o sinvergüenzas, amigos de verdad o enemigos auténticos, amores o
simple conocidos.
De esta forma, vamos catalogando en grandes grupos a la
gente por algo más sencillo. “Vosotros, los de tal partido político, sois… “ y
no nos paramos a pensar que dentro de ese grupo amplio de personas, hay una
gran división que se puede hacer después, como ya se ha dicho… en un grupo
amplio, hay honrados, violentos, simpáticos, hoscos, amables, idiotas… y
también en ese grupo al cual nos enorgullecemos de pertenecer (seguidores de un
equipo de futbol, por ejemplo) pasa igual…
Podemos poner en duda las cualidades de un grupo contrario al nuestro,
pero no solemos preocuparnos de quienes están más cerca de nosotros, por que
pensamos que son similares a nosotros…
Pero las personas son más complejas y de vez en cuando, las
sorpresas están ahí, acompañándonos constantemente, y así una persona que
siempre quisimos, resulta que jamás nos amó, y aquella que presumía de ser
nuestro amigo, desaparece sin dejar rastro… así, vemos que nuestro hermano es
más inteligente que nosotros e incluso nos surgen unos extraños celos por
conseguir lo que él tiene… Vemos que nos
esforzamos en nuestro trabajo y otro nos roba el mérito, o que intentamos ser
sinceros y honrados hasta que alguien nos dice que podemos colarnos en el autobús
sin pagar, por que no pasará nada…
Y poco a poco vamos aflorando lo mejor y lo peor de nosotros
por que hemos amado, seguro que también nos han amado, y si hemos sido
abandonados, es posible que hayamos hecho lo propio. Si no encontramos a un
amigo cuando lo necesitábamos, tal vez alguna vez no acudimos a la llamada de
otro amigo, o cuando queremos ser honestos, debemos decir alguna “mentirijilla”
para evitar problemas innecesarios tal vez, pero no deja de ser una mentira, o
cuando la enfermedad de ese familiar cercano nos ahoga, nos roba la vida, nos
agota y pensamos e incluso deseamos que venga el final para liberarnos de una
obligación que nos hace prisioneros…
Sí, es posible que sigan diciendo que soy de tal partido,
que soy de tal religión o que soy un hombre y no una mujer… pero todo lo demás,
lo que siento, lo que sueño, lo que sufro, lo que me hace feliz, lo que me
roban, lo que robo, lo que en realidad me importa, es algo tan complejo que ni
yo mismo sabría ni podría definirlo… tal
vez por ello, soy una persona... ¿o ya no???
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