domingo, 16 de marzo de 2008

Un largo viaje...


El despertar fue doloroso y el cansancio invadía mi cuerpo. A pesar de haber dormido tanto tiempo, el sueño me podía y creo que volví a dormir nuevamente… El proceso se iba repitiendo con anárquica frecuencia, mientras una voz lejana me iba proporcionando información que no sabía muy bien para qué era… temperatura, humedad, presión…

Poco a poco fui tomando consciencia de donde estaba… una nave espacial, como esas de las películas… dormido durante muchos años para despertar poco antes de la llegada a mi destino… Todo estaba nublado y mis recuerdos eran tan difusos que no podría asegurar nada

Conseguí incorporarme y la debilidad me invadió derribándome nuevamente en la camilla… ignoro cuanto tiempo estuve en ese estado de semiincosciencia causada por la falta de ejercicio, de alimentación y de hábito de cualquier tipo de movimiento…

Aquella machacona voz robotizada, con tintes de persona, se empeñaba una y otra vez en ponerme al día de todos los pormenores del viaje que, aparentemente, no había tenido ningún percance destacable.

Así pasaron los días y poco a poco fui tomando contacto con la realidad, fui recuperando las fuerzas y pese a todas las lagunas, fui recordando muchas de las instrucciones que recibimos en el entrenamiento… Sí, como un fogonazo, me llegaron recuerdos que nada tenían que ver con aquello… gente… había más gente conmigo…. Éramos un pequeño equipo y ninguno, en realidad, sabíamos a lo que nos enfrentábamos… También recordé a mis padres, a mis amigos de la infancia… poco a poco, fui reconstruyendo todo un pasado que había estado oculto por la realidad durante varias horas…

Recordé entonces, donde debía dirigirme… había un pequeño habitáculo con indicaciones, instrucciones, guias de supervivencia y todo aquello que desde mi partida, se supuso podría ser útil para poder intentar solventar cualquier problema…

Miré dentro y entre la variedad de carpetas clasificadas por colores y números, encontré un sobre cerrado… No recordaba nada de aquel sobre, así pues, fue lo primero que abrí… Una carta dirigida a mí, me sorprendió, pues nunca se habló de nada personal

“Querido amigo:

Cuando leas esto, no sé si podrás perdonarme, pero en el último momento, tuve mucho miedo, y por eso, tuve que drogarte para que ocupases mi lugar, pues cuando me enteré que la misión duraría 50 años, no pude soportarlo.

No sé si volveremos a vernos pero si no es así, suerte”

Con una triste sonrisa en mi rostro, sólo pude pensar… “que hijo de la gran puta”

1 comentario:

joshua dijo...
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