sábado, 7 de mayo de 2011

Partida

La mayoría de las cosas imposibles, no lo son por que no se puedan hacer, si no por que no sabemos hacerlas…

Sabía que en las últimas semanas las cosas con ella no habían ido del todo bien y que o poníamos fin a nuestras discusiones o pondríamos fin a nuestra convivencia… no pudo ser y ahora ella se había marchado

Al llegar a casa, apenas parecía que había ocurrido nada distinto, pero todo había cambiado… su ropa, sus libros, su música, sus perfumes… todo había desaparecido y la casa parecía estar demasiado incompleta… y sin ella, demasiado vacia.

De pronto me di cuenta de que faltaba… sabía que habíamos tenido diferencias pero no hasta el punto de hacerme tanto daño… no estaba…

Lo busqué en toda la casa… primero en el salón ya que siempre había estado allí… los cajones medio vacios y ahora desordenados… no estaba… Fui recorriendo la casa en su busca… no podía habérselo llevado… el armario de la habitación, ahora lleno de huecos, revelaba que allí no lo había dejado… tampoco en la cocina que se encontraba algo revuelta pero limpia… no estaba en el baño cuyo espacio había crecido cuando ella desalojó sus cosas… no estaba en ningún lado… ¿cómo podría haber hecho aquello??? ¿cómo podría haber llegado a odiarme tanto???

Derrumbado ante los acontecimientos, cogí el teléfono y tembloroso marqué el número de su móvil… Ella me respondió con un frío y distante “dime”. No hice ninguna concesión así que formulé la pregunta sin ningún rodeo… “dónde has puesto el mando de la tele???”

miércoles, 4 de mayo de 2011

Elecciones

La voluntad es una fuerza cuyo límite no conocemos.

Ya están en ciernes, de nuevo, unas elecciones… Esto es lo que tiene la democracia, que de vez en cuando nos piden nuestra opinión para poder dirigir el país…

Pero… ¿a quién votar??? Eso es un misterio que cada cual habrá de resolver a su manera. Hay quien vota “como siempre”, sin cuestionarse absolutamente nada… un voto cautivo y seguro que no cuestiona si las cosas están bien o mal… incluso, aquellos que presumen de no votar por convicción, tan sólo se limitan a seguir esa rutina, esa tradición… supongo que es mucho más sencillo que tener que leer programas, hacerse preguntas, buscar soluciones y encontrar alternativas…

Y es que tampoco hay mucho donde escoger… y por mucho que se intente esgrimir lo contrario, no hay mucha diferencia de unos partidos a otros…

Ahora que comienzan las elecciones, todos nos dirán las grandes cosas que piensan hacer cuando estén en el poder… ¿y por qué no las han hecho cuando han estado??? Eso es uno de los grandes misterios de la política… Se puede prometer tantas y tantas cosas de una manera tan sencilla… La realidad y el tiempo ya se irán encargando de ir dejando atrás aquellas promesas… y hacer aquello que más convenga… ¿a quién??? Otro misterio de la política… y aunque los casos de corrupción con los que nos sorprenden los medios de comunicación son tan numerosos como escandalosos, no dejan de ser solamente, como el iceberg, una pequeña parte de todo lo que hay… y es que por desgracia la corrupción afecta a todos los partidos, todas las creencias, todos los colores… y como hay presunción de inocencia, pues aquí no pasa nada…

Algunas veces sueño con tener el poder (en este caso tiempo y dinero) suficiente como para llevar a los políticos al juzgado… por mentirosos!!! Y es que, señores, que fácil es jugar con la voluntad de las personas desde el poder… en época de elecciones, nos prometen todo aquello que deseamos oír, y se comprometen a realizarlo con unos proyectos de ensueño… Luego, todo se va demorando y los problemas van creciendo.

Pero curiosamente, estamos embutidos en unas tramas de orden moral que rebasan casi toda lógica. Así, quienes hoy prometen defender unas ideas, mañana se convierten en “tránsfugas” y se llevan nuestros votos donde más les conviene… Así, quienes hoy prometen defender unos ideales, mañana los sacrifican por llegar a un acuerdo con el partido en el poder y conseguir poder a cambio de favores... Así, quienes hoy prometen luchar por la justicia, mañana proclamarán la ilegalidad de aquellas leyes, decretos o normas que les impida conseguir sus propios objetivos…

Cuántos escándalos de todo tipo hemos podido conocer??? Y es que una vez tomada posición de preferencia, no es grato bajar escalones y desprenderse de coches oficiales, de vuelos en primera, de privilegios y subvenciones de todo tipo y todo ello, sin necesidad de dar ningún tipo de explicaciones a nadie… por que si yo tuviese fuese una empresa y mis directores no me reportaran información de lo que están haciendo… ¿no los despediría??? y si además, lo que están haciendo no es lo que dijeron que harían… ¿no les despediría??? y si además de eso, si mis directores me robasen… ¿no les denunciaría y les pondría en manos de la justicia??? Pues aunque nadie lo crea, yo soy accionista de mi país, soy propietario de esta empresa que se llama España y en la que los directores (a cualquier nivel, de cualquier color, en cualquier puesto) parecen hacer lo que les da la gana sin que nadie se lo reproche…

Voy a tener que crear mi propio partido político

martes, 3 de mayo de 2011

Soledad

Ha sido necesaria toda la energía del Universo, para la creación de un grano de arena

Soledad era su nombre y su destino. Una mujer nacida y criada en uno de esos pueblos del interior de España que a duras penas aparece en algún mapa. Soledad nació en aquella época en que las noticias llegaban a su pueblo totalmente caducadas y tal vez por ello, o por que la necesidad era imperiosa, desde bien niña ya se acostumbró a un duro trabajo.

Fue en mayo de 1936, siendo demasiado joven con los planteamientos de hoy, cuando se casó con Jacinto, y pocos meses después, Jacinto murió por una bala de un fusil que empuñaba alguien que tal vez le conociese. Soledad nunca entendió muy bien en que bando estaba Jacinto ni mucho menos el porqué de aquella guerra que a ella sólo le reportó, como a la mayoría de los españoles, más miseria si cabía.

En 1937 Soledad tuvo a su único hijo que falleció de tuberculosis tres años más tarde. Soledad entonces comenzó a hacer honor a su nombre. Soledad tuvo que trabajar muy duro en el campo para poder salir adelante. Nunca supo lo que eran las ayudas ni conoció los planes de desarrollo, ni tan siquiera se preocupó de saber dónde caía el mar. Ella sólo tuvo esa oportunidad que confiere la vida para trabajar y compartir con los vecinos los pequeños devaneos de un pueblo que agonizaba día a día. El pequeño huerto y los animales que mantenía en el corral eran todo cuando poseía y todo cuanto necesitaba para poder vivir con esa dignidad que raya en la pobreza

No hace mucho, Soledad visitó la capital… a sus 93 años, salía de su pueblo dejando la casa donde nació y vivió, cerrada para no volver jamás… aunque eso ella no lo sabía. El alzhéimer había revuelto de tal manera sus recuerdos que estos se habían entremezclado con su propio presente y el sentido de la palabra de su nombre recibía la más cruda de las acepciones. Al fin, sin ayuda ni compañía, Soledad quedo recluida en un pequeño cuarto con una ventana que daba un jardín, Soledad no lograba comprender que hacía allí, y se preocupaba por su ganado que había cuidado con todo el esmero y sacrificio durante toda su vida. Pero pronto los recuerdos desaparecían y su presente se descolgaba desde una mirada perdida al vacío, como intentando desentrañar que es lo que había más allá del muro del jardín, y en silencio, sin inmutarse apenas, tragar la papilla que una auxiliar le colocaba en la boca…

Soledad siempre estuvo sola… y ahora, más que nunca aunque posiblemente, ella no lo sepa.

jueves, 28 de abril de 2011

Alquiler

Todo es factible de cambio, pero casi nada cambia por sí mismo

Las casualidades, esas que algunas veces hasta nos sorprenden y nos hacen dudar de la pura lógica, se han concatenado en estos dos últimos días para ceñirse en diálogos y reflexiones en torno a los llamados “vientres de alquiler”

Como tantas y tantas cosas que afectan a la conducta humana, hay detractores y defensores de esa práctica y yo, intentado definirme en uno de los dos bandos, me he quedado con muchas dudas y por lo tanto, aún no sabría pronunciarme en este aspecto

Partiendo de que la madre de alquiler sólo “alquila” su cuerpo (es decir, que generalmente el óvulo es de otra mujer, por lo que ella no será la “madre”… o sí???) me ha surgido la duda moral del hecho

Si yo “alquilo” una mujer para usar su cuerpo, durante, pongamos un día, todos pensarán que ella es una puta y por lo tanto todos se creerán en el derecho de poder juzgar y condenar nuestros (el de ella y el mío) actos…

Pero si yo “alquilo” una mujer para usar su cuerpo, durante, pongamos nueve meses, todos pensarán que ella es una madre de alquiler y tal vez el juicio sea distinto

Quede claro que en ambos caso, he dicho “alquilar” una mujer para usar su cuerpo. Hay otras opciones de alquilar a una persona y el trabajo es la más conocida. Todos alquilamos (o vendemos) parte de nuestro tiempo, de nuestra vida, cuando trabajamos…

Así pues, me centro en la frase “alquilar el cuerpo de una mujer” y con ese alquiler yo consigo mis propósitos… puedo usar su cuerpo para mi disfrute sexual, puedo usar su cuerpo (aunque sean sus oídos) para aliviar mi soledad, o puedo usar su cuerpo para que crezca en él mi descendencia…

Esto, claro está, siempre que medie dinero de por medio… si no, puede ser algo voluntario, deseado, altruista o incluso accidental… pero cuando hay dinero, cuando hay “negocio”, ¿todo estos alquileres serian prostitución, o sólo cuando nos centramos a algo tan sencillo como el sexo???


miércoles, 27 de abril de 2011

Seguridad

La gloria del campeón dura exactamente, hasta la próxima competición.

La seguridad, el saberse a salvo, el instinto de protección, es una extraña cualidad que confiere al ser humano, posiblemente, distintos estados de ánimo, y así, mientras el miedo recorre las entrañas de los niños, este desaparece en el abrazo de sus padres, la angustia desaparece del que tiene deudas al saber que consiguió un empleo aunque aún no tenga el dinero… en ambos casos, la sensación de seguridad, se sentirse a salvo, evita que los temores de cualquier índole se apropien de la voluntad del individuo…

Así que es posible que, sin ser realmente conscientes, busquemos una cierta seguridad en todo lo que hacemos, y así, cuando en la vida apostamos por algo importante, muchos de nosotros sólo lo hagamos si pensamos que estamos seguros de lo que hacemos.

Hay cosas que no tienen mucha importancia y así, en una partida de dominó (por ejemplo) no importa si estamos seguros o no de ganar… Pero no creo que nadie se atreva a pilotar un avión o conducir un coche si no está seguro de que no tendrá problemas… No creo que ningún cirujano comience una operación si no supiera que con ella intentará salvar una vida… No creo que nadie en su sano juicio cruce una carretera si no está segura de que no viene ningún vehículo… E incluso no creo que esos mal llamados mártires se inmolaran en acciones suicidas si no estuviesen seguros que con su muerte consiguen una vida mejor (y yo que pienso que están equivocados… pero eso es otra cosa)

Es posible que nos guste que los amigos sean fieles y duraderos y por ello, vamos abriendo nuestra alma poco a poco hasta estar seguros de que son amigos y es que todos sabemos que los amigos se cuentan con los dedos de una mano a pesar de que tengamos cientos de “amigos” en el facebook… y es muy posible que el compartir nuestra vida con una pareja requiera mucha serenidad y mucha seguridad y por ello intentamos conocer a esa persona y aún así, podemos estar equivocados…

Tal vez la familia sea más importante en nuestras primeras etapas de la vida y buscamos ese abrazo protector siempre que nos es posible… y a medida que crecemos nos sentimos más seguros e independientes… y luego, cuando a nuestro alrededor comienzan a llegar las nuevas generaciones, somos nosotros quienes nos volvemos protectores y de forma directa o indirecta, intentamos dar esa seguridad

Creo que la seguridad en la vida es lo que nos impulsa o nos frena para hacer algo… cuando nos sentimos seguros, protegidos, no nos importa asomarnos al fondo del abismo, estando convencidos de que nada nos va a ocurrir… tal vez en algunas ocasiones, se les haya tachado de héroes o de locos aquellos que perecieron persiguiendo sus sueños y sus realidades… pero tal vez sólo sea ese espíritu protector el que hace que un padre dé la vida por sus hijos…

O también es posible que nos creemos inmunes y tan seguros que es como si estuviésemos protegidos por un halo de inmortalidad en un momento y pensemos que los accidentes o las desgracias sólo les ocurren a los demás, y nunca a nosotros…

Bueno, es sólo una reflexión de la que no estoy muy seguro.

miércoles, 20 de abril de 2011

Olores

Una pequeña semilla es capaz de hacer germinar el más alto de los árboles.

Quiero pensar que las ciudades tienen un olor característico, un olor que, como cualquier otra peculiaridad, las distingue a unas de otras… No huele igual una ciudad costera que una de interior y tampoco una del norte que una del sur…

A pesar de que muchos de nosotros no solemos dar excesiva importancia al olfato, este nos mantiene sobre aviso constantemente sobre lo que nos podemos encontrar, y sinceramente, para mí resulta un placer añadido el pasear por algunos barrios del viejo Madrid donde las puertas de las clásicas tiendas del barrio desprenden con sus movimientos sus propios efluvios… Así, sin percatarnos, el aire se inunda de olor a fritanga cuando pasamos por un bar, o de jabón cuando es la droguería, o de ese olor de asepsia cuando cruzamos ante la farmacia, o el dulzor de la pastelería, o el grato olor del pan recién hecho que a falta de tahonas, nos regalan algunos hornos, o el de vapor en la tintorería, o el inconfundible olor de perfumes en la perfumería, o el inevitable olor a mar en la pescadería, o ese olor a frescura en la tienda de flores, o el papel en la librería…

Pero la ciudad tiene otros muchos olores que marcan su característica… los humos de los coches que se mezclan con el aire de la sierra y llenan todos sus huecos, el olor a multitud en el metro o en las calles, el olor a agua cuando pasamos cerca de alguna fuente, o ese otro menos agradable a orines o basura que rezuma desde un rincón escondido…

La ciudad se viste de fiestas o no, pero casi siempre huele de la misma forma… Al igual que una persona, su identidad queda unida a su aroma de forma inamovible y al igual que una persona, puede intentar esconder o camuflar su propio olor con algún otro que sea circunstancial…

Este es el caso de mi ciudad, donde a su aroma característico se le unen los propios de la pascua… No se trata de creer o no, si no de tradiciones arraigadas en nuestra cultura que muchos siguen con devoción y pasión… y así, por la ciudad, también se desperdiga el olor de mantillas y capirotes, el olor de velas encendidas y sudor de procesionarios, el olor del aliento que canta devoto y del que canta feliz en una celebración… y el olor de torrijas, de rosquillas, de chocolate, de churros… y el aroma de la lluvia, de la tormenta, del polen dulzón que se pierde en los regatos del agua buscando el desagüe o el del verdín del césped recién cortado que el fresco se encarga de ensalzar…

Después llegará el tiempo en que las flores inunden de sus fragancias en vano intento de ocultar el resto… sólo en los jardines lo conseguirán… o cuando la canícula arranque el polvo de la tierra y la tormenta consiga ese “olor a tierra mojada”… cuando las noches de verano el aire se llene de sequedad y los jardines de la ciudad se conviertan en deseados vergeles… eso, ya llegará a su momento


martes, 19 de abril de 2011

Recuerdos

La amistad une, la necesidad ata.

Cuantas veces en la vida hemos comprado algo y luego, por que no se ajusta a lo que esperábamos, nos hemos visto obligados a cambiarlo.

Y así volvemos bajo el brazo con aquello que algunas veces estaba defectuoso, y otras, simplemente por que hemos cambiado de idea…

Una vez devuelto, parece que, de repente, todo vuelve a estar en un cierto equilibrio y hasta algunas veces, una grata sensación de alivio al habernos quitado un problema de encima, se apodera de nosotros.

El trueque de tiempo/dinero por productos/servicios, ha sido disuelto en nuestra existencia y se acaban las obligaciones… un traje que no nos sentaba bien, un televisor que salió defectuoso, una mesa que no nos cabe en la casa… todo vuelve a la situación anterior para nuestro descanso

Pero hay cosas que no se pueden devolver por más que lo intentemos… por mucho que sepamos que eso ya no lo deseamos o no nos conviene, por mucho que intentemos dar marcha atrás, los sentimientos siempre estarán presentes en nuestra vida… y así, la amistad, el amor, el odio, la envidia… podrían estar presentes en nuestras vidas cuando ya no deseamos que estén… cuando buscamos sosiego y nuestro interior es todo un torbellino de sensaciones que no deseamos que se produzcan… quien, en ese momento, no ha deseado devolver aquello que le produce la desazón no deseada???

Pero incluso más allá, hay algunas veces que no podemos desprendernos de recuerdos que deseásemos devolver… cualquier incidente o accidente que debería ser borrado de nuestra memoria, se empeña en permanecer vivo y palpitante… recuerdos que se adhieren en el alma como el tatuaje en la piel y que duelen cada vez que afloran… y afloran sin avisar y con demasiada frecuencia…

No es fácil devolver o simplemente desprender de esas sensaciones que antaño buscábamos pensando que serían gratas y terminaron siendo dolorosas… así, tal vez debamos aprender a resignarnos y estar con ellas en permanente compañía, pero lo que no es necesario es darle mayor protagonismo que el necesario y mucho menos, exclusividad absoluta.

Y sin embargo, hay muchas veces que estos ingratos recuerdos no nos dejan percibir sensaciones que irán arrinconándolos en el desván del olvido y no somos capaces de disfrutar de un café, de una mano amiga, de una sonrisa, de una mirada, del aire fresco o caliente, de la luz del sol y las sombras de las calles, del charol y del terciopelo, del agua y las veredas… Lo más probable es que no nos olvidemos de nuestros dolores, pero al menos tendremos algo para aliviarnos