sábado, 7 de junio de 2025

Todo

Me da miedo la soledad que siento cuando estoy rodeado de personas… 

El siguiente texto, no está basado en análisis científicos ni en pruebas de ningún tipo. No hay nada que se pueda demostrar de manera irrefutable, ni creo que de ninguna otra manera. Tan sólo he recogido una serie de pensamientos y reflexiones que me gustaría compartir con todos aquellos que se acerquen a leer esto. Es mi opinión personal y no hay nada más detrás de todo esto.

La hipoteśis de la vida: Una casualidad cósmica y sus implicaciones

La existencia de la vida es, sin duda, uno de los misterios más profundos y fascinantes que el universo nos presenta. Desde la compleja maquinaria biológica de una célula hasta la intrincada red ecológica que sustenta nuestro planeta, la vida siempre se ha manifestado en una miríada de formas. Sin embargo, quizás al examinarla a través de una lente más técnica, puramente científica y probabilística, surge una hipótesis que, aunque quizás poco reconfortante para algunos, se alinea de manera más coherente con mi actual comprensión actual del cosmos: la vida en la Tierra es el resultado de un simple accidente cósmico, una improbable concatenación de eventos que desafía las expectativas y que simplemente surgió por que estaba en el momento adecuado en el lugar adecuado.

La chispa accidental: Cuando la química se hizo vida

La noción de que la vida surgió en nuestro planeta por un "accidente" no minimiza su complejidad ni su maravilla. Más bien, sugiere que no hubo una intención o un plan preexistente. En los albores de nuestro planeta, hace miles de millones de años, la Tierra era un crisol de elementos químicos. Las condiciones eran extremas: erupciones volcánicas, tormentas eléctricas incesantes, radiación ultravioleta intensa y una atmósfera muy diferente a la actual. Recordemos que el el universo nace de una gran explosión donde todo es caos, energía, y un incontable flujo de elementos físicos de todo tipo que se desplazan sin orden ni control hasta que poco a poco las leyes físicas van tomando el protagonismo. No obstante, en este entorno caótico, hubo un momento donde se dieron las circunstancias adecuadas para que las moléculas orgánicas simples se formaran y, con el tiempo, se auto-organizaran en estructuras más complejas.

La investigación científica, desde los primeros experimentos de épocas pasadas, hasta los estudios más recientes sobre las fuentes hidrotermales en el fondo oceánico, sugiere que la combinación de energía (proveniente del calor geotérmico, la radiación solar o las descargas eléctricas) y los elementos básicos presentes en la Tierra primitiva (carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre) pudo haber llevado a la formación de aminoácidos, nucleótidos y otras moléculas fundamentales para la vida. El siguiente paso, la polimerización de estas moléculas en proteínas y ácidos nucleicos, y su posterior encapsulamiento en membranas rudimentarias para formar protocélulas, fue un salto gigantesco, un evento de bajísima probabilidad que, sin embargo, ocurrió.

La hipótesis del "accidente" implica que este proceso no fue inevitable. Pequeñas variaciones en las condiciones iniciales de la Tierra o en la secuencia de eventos químicos podrían haber impedido por completo la aparición de la vida. La vida es, entonces, una excepción a la regla, una anomalía afortunada en un universo que, en su mayor parte, parece ser un vasto y silencioso desierto.

La lucha constante: La energía como motor de la supervivencia

Una vez que la vida surgió, se encontró con una realidad ineludible: la energía es un recurso finito pues estamos en un planeta con recursos limitados. Para mantenerse, crecer y reproducirse, los organismos necesitan energía. Esta necesidad fundamental es la fuerza impulsora detrás de la evolución y de la intrincada red trófica que observamos. En un entorno donde la energía solar es la fuente primordial, pero no exclusiva, y tampoco está disponible para todos los organismos de la misma manera, la competencia por los recursos se vuelve feroz. La lucha por sobrevivir, está comenzando

Los organismos fotosintéticos, como las plantas y algunas bacterias, capturan directamente la energía del sol. Sin embargo, la mayoría de los seres vivos deben obtener su energía adicional robando energía de donde la pudiesen encontrar… en los escasos nutrientes que existen en un entorno hostil, o bien consumiendo a otros seres vivos. Así, la cadena alimenticia, una jerarquía de depredadores y presas, es una consecuencia directa de esta limitación energética. Desde el pasto que es comido por una vaca, hasta el león que caza a la gacela, la transferencia de energía de un organismo a otro es un ciclo incesante.

Esta dinámica de alimentación y ser alimentado no es una elección; es una necesidad impuesta por las leyes de la termodinámica. La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma, pero se degrada con cada transferencia, lo que significa que el flujo de energía a través de un ecosistema es ineficiente y que, en última instancia, siempre se disipa como calor. Esta ineficiencia es una de las razones por las que las pirámides tróficas tienen menos individuos en los niveles superiores: se necesita una gran cantidad de energía en la base para sostener a unos pocos depredadores en la cima. La vida, por lo tanto, no es solo un fenómeno de existencia, sino un constante acto de ingeniería energética, donde cada especie ha evolucionado estrategias para adquirir y utilizar la energía de la manera más eficiente posible dentro de las limitaciones de su entorno, entendiendo su necesidad de alimentarse o evitar ser alimento, y en ambos casos el mismo propósito: sobrevivir. Pero como los recursos siguen siendo limitados, la vida individual caduca pronto para dar paso a la evolución de la especie, en la mejora y perfección de su desarrollo… la vida debe morir para que sus nutrientes de esos cadáveres sirvan de alimento a las nuevas generaciones, quizás de otras especies, y ese ciclo vital es necesario pues todos los seres vivos necesitan alimentarse.

La soledad cósmica: Un universo vasto y probablemente vacío

El tamaño del universo es inconmensurable. Contiene millones de galaxias, cada una con miles de millones de estrellas. Es natural pensar que, dada esta inmensidad, la vida debe ser abundante en otros planetas. Sin embargo, la perspectiva que aquí planteo no es exactamente esa, aunque la probabilidad de que haya vida en algún otro planeta no sea cero, la probabilidad de que no la haya en la mayoría de ellos es abrumadoramente mayor.


La paradoja de Fermi ilustra esta cuestión: si la vida inteligente es común, ¿por qué no hemos detectado ninguna señal? Las condiciones para la vida tal como la conocemos son extremadamente específicas. Un planeta necesita estar en la zona habitable de su estrella (donde el agua líquida puede existir), tener una atmósfera protectora, un campo magnético que lo defienda de la radiación estelar, una masa y composición adecuadas, y una estrella estable que no sea propensa a eventos catastróficos frecuentes. Además, el surgimiento de la vida multicelular y, más tarde, de la vida inteligente, implica una serie de "filtros" evolutivos que cada vez reducen más las probabilidades.

Cada uno de estos "filtros" representa un cuello de botella con una probabilidad extremadamente baja de ser superado. Si la aparición de la vida en la Tierra fue un accidente tan improbable, ¿por qué hemos de suponer que sí es probable que se repita en otro lugar? Y si se repite, ¿qué tan probable es que esa vida evolucione hasta convertirse en vida inteligente? Y, si es inteligente, ¿qué tan probable es que esa civilización sobreviva el tiempo suficiente para desarrollar la tecnología para comunicarse o viajar interestelarmente? (que siguiendo mi hipótesis de vida limitada, se necesitaría una larga vida, quizás varios miles de años y energía para mantenerse vivos todo ese tiempo) 

La realidad podría ser que la vida, incluso la vida microbiana, sea una rareza cósmica, y que la vida compleja y especialmente la inteligente sean eventos extraordinariamente únicos, quizás hasta ahora, exclusivos de nuestro propio planeta. El universo, aunque vasto y lleno de estrellas, podría ser un lugar sorprendentemente estéril en lo que respecta a la vida, 

Los límites inmutables: Cuando la inteligencia choca con la supervivencia 

Pero incluso si existiera vida en otros planetas, no hay garantía de que sea inteligente. La evolución no siempre tiende hacia la inteligencia; solo lo hace si la inteligencia confiere una ventaja de supervivencia significativa en un entorno particular. La vida bacteriana, por ejemplo, ha prosperado durante miles de millones de años sin ninguna necesidad aparente de inteligencia.

Pero, suponiendo que la vida inteligente exista en otro lugar, esta hipótesis sostiene que debería tener los mismos límites de supervivencia que nosotros. Los principios de la termodinámica y la conservación de la energía son universales. Cualquier forma de vida, sin importar cuán avanzada sea, necesitará energía para mantenerse. Esta necesidad impone restricciones fundamentales a su existencia y expansión.

Los viajes interplanetarios o los interestelares, son empresas colosales que requerirían cantidades inimaginables de energía y recursos. La distancia entre estrellas es tan vasta que incluso viajar a una fracción significativa de la velocidad de la luz implicaría tiempos de viaje de décadas o siglos. Una civilización que desee emprender tales viajes se enfrentaría a desafíos energéticos insuperables, la necesidad de mantener sistemas de soporte vital durante períodos extremadamente prolongados, y la probabilidad de encontrarse con radiación cósmica letal. Estas limitaciones sugieren que, incluso para una civilización muy avanzada, los viajes interestelares a gran escala son realmente improbables o simplemente inviables. La energía requerida para mover una nave espacial masiva a velocidades relativistas es tan enorme que prácticamente excedería la capacidad de cualquier planeta o incluso un sistema solar para proporcionarla de manera sostenible. Es mucho más plausible que cualquier civilización avanzada, incluso si existe, esté confinada a su sistema estelar natal, lidiando con los mismos desafíos de supervivencia y la misma finitud de recursos que enfrentamos nosotros.

El trono accidental: ¿Somos la cúspide de la inteligencia cósmica? 

Esta perspectiva, aunque quizás suene arrogante, plantea una pregunta fundamental: ¿Hay algo que impida que nosotros seamos la especie más inteligente del universo? En la inmensidad del cosmos, donde la vida parece ser una rareza y la inteligencia un accidente aún más improbable, la posibilidad de que la humanidad sea, hasta ahora, el pináculo de la evolución inteligente no puede ser descartada, (aunque nos empeñemos en seguir buscando vida inteligente, quizás, en esta ocasión, los más listos seamos los humanos, aunque a veces parece todo lo contrario)

Esta idea no implica superioridad moral, sino una realidad estadística. Si la vida inteligente es tan rara, y si los "filtros" para su surgimiento son tan severos, entonces es concebible que hayamos sido los "ganadores de la lotería cósmica". Esto no significa que no pueda surgir vida inteligente en otros lugares en el futuro distante, o que no haya existido en el pasado remoto y ya haya desaparecido. Simplemente sugiere que, en el momento presente, y dada la improbabilidad inherente de estos eventos, la humanidad podría ser, de hecho, el único faro de conciencia compleja en nuestro vasto vecindario cósmico.

Esta idea también tiene implicaciones profundas para nuestra responsabilidad. Si somos únicos, al menos por ahora, entonces la preservación de la vida en la Tierra y la continuidad de nuestra especie adquieren un significado aún mayor. No hay un plan de respaldo, no hay otras civilizaciones esperando rescatarnos si fallamos. Nuestra existencia y nuestro futuro dependen enteramente de nosotros mismos.

El gran ciclo: La inevitabilidad de la aniquilación cósmica

Finalmente, si la existencia del universo se debe a una gran explosión (el Big Bang), la idea de que la vida estuviese "prevista" o predeterminada desde ese momento parece extraordinariamente improbable. El Big Bang fue un evento de inmensa energía y expansión, un proceso físico que sentó las bases para la formación de galaxias, estrellas y planetas, pero no hay evidencia de que incluyera un "diseño" inherente para la vida. La vida, como he mencionado, muy posiblemente es un subproducto accidental de las leyes de la física y la química en un entorno específico.

Y si el universo mantiene esa constante de creación y destrucción, un ciclo que observamos a todas las escalas (desde el nacimiento y muerte de las estrellas hasta la formación y disolución de galaxias), entonces toda vida, tarde o temprano, será eliminada. Las estrellas se agotan y se convierten en enanas blancas, estrellas de neutrones o agujeros negros. Las galaxias colisionan y se fusionan. El universo mismo está en constante expansión, y se prevé que eventualmente se enfriará hasta un estado de "muerte térmica" donde no podrá sostener ninguna forma de vida.

Este panorama, aunque sombrío, es una realidad fundamental de la existencia cósmica. Las civilizaciones, sin importar cuán avanzadas sean, no pueden escapar a las leyes universales. Enfrentarán, en última instancia, el agotamiento de sus recursos estelares, la amenaza de eventos cósmicos catastróficos, o el destino final del universo mismo. La vida, por lo tanto, es un fenómeno transitorio, un breve destello de complejidad y conciencia en una historia cósmica que se extiende por miles de millones de años.

Conclusión: Un llamado a la trascendencia en la contingencia 

La hipótesis de que la vida en la Tierra es un accidente, que lucha por la energía en un entorno limitado, que es probablemente única en el universo observable, que está sujeta a los mismos límites de supervivencia que cualquier otra forma de vida, y que inevitablemente enfrentará la aniquilación cósmica, ofrece una perspectiva sobria pero liberadora. Nos libera de la noción de un destino predeterminado o de una intervención divina, y nos coloca firmemente en el asiento del conductor de nuestro propio futuro.

Si somos el único faro de inteligencia en el universo, entonces nuestra responsabilidad es inmensa. Nuestra breve existencia en este "planeta azul" es extraordinariamente preciosa. Esta hipótesis nos invita a valorar la vida que tenemos, a cuidar nuestro planeta y a enfrentar los desafíos de la existencia con una mayor conciencia de nuestra propia contingencia. Nos impulsa a trascender nuestras limitaciones actuales no para escapar del universo, sino para florecer dentro de él, apreciando la improbable danza de la vida que se ha desplegado ante nuestros ojos, y sin embargo, parece que nos cuesta mantener esa posición de comunidad dirigida hacia el futuro para seguir luchando como si fuese necesario exterminarnos cuanto antes… quizás la inteligencia del ser humano aún no haya alcanzado su grado de maduración necesario para afrontar lo que ha de venir 

Somos los Robinson Crusoe en nuestra peculiar isla, con casi nulas posibilidades de que algún buque venga a rescatarnos.



miércoles, 4 de octubre de 2017

Cataluña

Vida y muerte caminan de la mano. La vida da el primer paso, la muerte el último

Hasta hace poco tiempo, no lograba imaginar como aquellos grupos terroristas, fanáticos de creencias religiosas, podían convencer a jóvenes, o no tanto, para inmolarse en nombre de un dios a quien nunca vieron y que seguramente, jamás verán.

Pero ahora, viendo como en Cataluña, una región a la quiero en la tengo buenos amigos, ha crecido tal odio contra aquellos que piensan distinto, creo que la manipulación es muy sencilla. Y sí, digo manipulación y no digo educación… creo que si se hubiese existido una objetividad en la educación, no se habrían creado enemigos donde hasta ayer mismo había amigos… Recuerdo que hace poco más de un año, había manifestaciones a favor de la acogida de los exiliados de guerras y miserias, donde todos gritaban al unísono que no había extranjeros, que todas las personas tienen los mismos derechos… Hace pocas semanas, España y el mundo se rompía de dolor por que en Cataluña se había cometido un terrible atentado que costó varias vidas y en el que nadie (o mejor dicho, casi nadie) hizo distinción de si las víctimas eran de aquí o de allá… todos éramos iguales en ese momento.

Y de repente, Cataluña se ha fraccionado, se ha roto, se ha separado en dos bandos opuestos y confío que no siga albergando más odios ni rencores… la lucha por la independencia es lícita pero lamentablemente la independencia sólo se consigue con dos opciones: la legalidad, dando los pasos necesarios para ser reconocidos internacionalmente, o por medio de la sublevación y creo que se está buscando este último punto.

No sé si el gobierno de Cataluña es consciente de lo que está haciendo… esa idea romántica de la libertad, de la independencia no es tan hermosa como sucede en los cuentos… Hoy, cuando estamos inmersos en la globalización, todo nos va a pasar factura. Se quiere la independencia de España, pero se pretende, al mismo tiempo, seguir sometido a las normas de Europa… contradicción a mi modo de entender, ya que Europa es la que marca los pasos más importantes de cada país, encaminados a la convivencia y la solidaridad entre los estados miembros.

España nos roba llegué a oír. Tal vez para lo que unos sea robar, para otros sea necesidad. Hace muchos años, muchas personas tuvieron que emigrar de sus ciudades de origen hacia aquellos lugares donde la prosperidad parece que brillaba con más fuerza… con trabajo, esfuerzo y muchas más ganas que fruto, consiguieron cumplir a medias parte del sueño español, que exento de un plan Marshall, se tuvieron que conformar con un 600, un piso de dos habitaciones y el poder viajar al pueblo en el verano. Esas personas, hoy catalanas de adopción, son las que con esa parte de sus impuestos que van al resto de España, contribuyen a que sus regiones de origen, que aún siguen empobrecidas y algo atrasadas, puedan contar con vías de comunicación, con colegios, universidades, hospitales, algo de industria… sin ser, evidentemente, ese motor que ruge y empuja al resto como puede ser hoy Cataluña.

No soy independentista ni mucho menos, y no creo que la acción del gobierno haya sido la adecuada, pero si ha de haber un juego, que tenga las mismas reglas para ambos… No se puede enfrentar a un equipo de baloncesto con sus reglas, con otro de futbol con las suyas…  No sé si muy bien Cataluña desea que el gobierno la intervenga a su gobierno y de esta forma, este poder evitar una debacle aún mayor siendo proclamado por el pueblo como un héroe (es difícil que esto no suceda) o si realmente creen que la independencia resolverá los males que la sociedad catalana tiene… 

El gobierno de España, los gobiernos de España, han contribuido y acaso fomentado con su inacción ante sucesos graves, que la corrupción fuese algo tan usual entre los políticos que ya dejó de ser noticias… prácticamente ningún gobierno central ni autonómico se ha visto libre de aquellos que tenían la mano demasiado larga… millones y millones de euros despilfarrados en infraestructuras inútiles cuyo único propósito claro era que alguien se llevase una buena comisión con dinero público, dinero que siempre fue de todos… y mientras unos se culpaban a otros, en el fondo todos se protegían entre sí y el pueblo, seguía (y sigue) pagando las facturas de sus desmanes y de su incapacidad manifiesta al crear infinitas comisiones que no conducen a ningún sitio y que sólo se preocupan de tapar todo lo posible…  Quizás sea esa la causa por la que el pueblo catalán, ya cansado de un 3% aplicado casi por decreto, haya visto en la independencia un escape de todo eso… quien sabe

Lo único que sé, a ciencia cierta, es que el odio hoy recorre las calles de Cataluña, que se señala a quien no piensa como tú, a quien no habla como tú, a quien no se manifiesta como tú… No me importa quién sea culpable de todo esto ya que aunque tengo mis ideas, tampoco estoy seguro de estar acertado en ellas, pero si me preocupa que aquellos que otrora fueron mis amigos, me recriminan el que no les apoye en su “lucha”, que aquellos con los que antes tomaba un café y compartíamos nuestra vida, se hayan alejado y me miren con recelo y desconfianza… me preocupa y me entristece pensar en todos aquellos catalanes que sintiéndose españoles se encuentran encerrados en una Cataluña que parece que sólo aceptará a quienes se sientan catalanes al 100%, y también me preocupa y me entristece pensar en todos aquellos catalanes que sintiéndose catalanes, hayan tenido que hacer su vida fuera de su tierra (como tantos emigrantes de antaño), y que deban sentirse hoy extranjeros en su tierra y, por qué negarlo, también sintiéndose acosados por los que antes eran sus vecinos y amigos…


No quiero dar esa educación a mis hijos… y espero que lo que hoy se está manifestando como un brote de violencia, de esa rara xenofobia, de odio a un supuesto invasor, desaparezca para que volvamos a abrazarnos y seguir gritando que todas las personas son iguales, que todas tienen derechos y que seguimos siendo un país (o dos) de acogida y de gente abierta donde aceptamos a todos. 

lunes, 4 de abril de 2016

Odiseas

A veces estudiamos tanto nuestro pasado, que nos olvidamos planificar el futuro

Creo que todos somos conscientes de la evolución tecnológica que estamos realizando durante los últimos tiempos. A poco que podamos hacer un breve análisis, veremos que existe lo que podríamos definir como progresión geométrica de descubrimientos, y cada día la ciencia y la tecnología nos sorprende con nuevos y entusiastas descubrimientos encaminados intentar hacer la vida más sencilla a las personas.

Desde la producción de cualquier elemento, por sencillo o complejo que pueda parecer, realizado por eficientes y rápidos robots, hasta entregas de paquetería por drones (en un estudio muy avanzado ya), prácticamente todo puede ser automatizado

Imaginemos, por poner un sencillo ejemplo, que deseamos comprar un artilugio tecnológico más o menos complejo… ¿qué tal un pequeño televisor???  Pues allá vamos… Hoy, se puede acceder a varias páginas web donde, sin salir de casa, accedemos a la información que necesitamos sobre los televisores que deseamos ver y comparar. Accedemos a toda la información que necesitemos y la que no nos interesa, y apenas unos minutos, podemos proceder a la compra del mismo.

Suponiendo, (para intentar avanzar un poquito en la evolución) que la entrega se realice forma automática, con un dron para ser totalmente modernos, el proceso podría ser más o menos así:

Desde nuestro terminal, seleccionamos el aparato que deseemos y procedemos a su pago mediante nuestra tarjeta de crédito. Y de una forma u otra, ahí comienza todo un proceso de mecanización dirigido por ordenadores y robots... El fabricante no almacena para ahorrar costes de producción y almacenaje, así que en el momento que lanzamos nuestro pedido, en algún lugar llega la orden de comenzar el proceso y cientos de robots comienzan a crear transistores, resistencias, diodos, chips de todo tipo, y otros elementos necesarios, tales como placas o procesadores varios. Una vez que el proceso de fabricación de todo esto se ha concluido, todo el material comienza a ensamblarse con precisión matemática y con una rapidez envidiable. De esta manera, en poco tiempo, apenas unas pocas horas, nuestro televisor, ha sido creado casi de la nada, por robots que incluso se han asegurado de que la calidad del resultado final cumpla con los estándares de calidad exigidos en su propio proceso. Una vez que el televisor ya es tal, el proceso de embalado tampoco tarda mucho en finalizar. Protectores plásticos son creados en segundos desde moldes realizados para su ajuste milimétrico y finalmente, el cartón lo aislará y protegerá de posibles agresiones exteriores. Una vez que nuestro televisor sale del centro de embalaje, convenientemente identificado, marcado, numerado y etiquetado, el sistema de reparto automático sólo tiene que leer el código al que debe enviarlo (que ya incluimos en nuestro pedido) y un rápido dron volador se encargará de dejarlo en nuestra casa a la hora acordada...

Seguramente, a muy pocos de nosotros esto les parecerá imposible, pero creo que todo este proceso no duraría más de 24 horas. Naturalmente hoy en día todavía no resulta tan sencillo pero estoy convencido de que en breve, será mucho más factible y si se me permite decirlo, incluso rápido.

En cualquier caso, podemos comprobar como la mecanización está desbancando al trabajo humano, mucho más costoso y lento... si todo este proceso hubiera tenido que ser realizado por personas, seguro que todos somos conscientes de que sería casi imposible alcanzar esos tiempos y costes

Así pues, bienvenida sea la tecnología que nos permite abaratar costes y acelerar e incrementar la producción de casi cualquier artículo de consumo... pero un momento... consumo??? y quien va a consumir todo esto??? si cambiamos a los ofinicistas por ordenadores, cambiamos a los mecánicos por robots, cambiamos a los transportistas por drones, cambiamos a los vendedores por páginas de internet... ¿quien va a trabajar??? ¿quien va a tener dinero para consumir todo esto???

Puede que en los comienzos todo sea parabienes y las empresas que desarrollen estos sistemas obtengan grandes beneficios, pero tal vez en unos años, todo ese proceso, como si de una mala película de ciencia ficción se tratase, esté simplemente abandonado, cubierto de polvo y oxidado... nadie podrá usarlo por que nadie podrá consumirlo al no existir trabajo y por lo tanto, los ingresos necesarios para adquirirlos...

En fin, esto es lo que pienso al día de hoy... tal vez mañana ya pueda dictar al ordenador una idea para que él la desarrolle por mí... o las máquinas terminarán realmente dominando la vida del hombre, primero bajo las órdenes de otros hombres, y luego bajo su propia dirección para que ni eso tengamos que hacer... Recuerdo a Kubrick y su 2001 A Space Odyssey

miércoles, 30 de marzo de 2016

Delincuentes

Aun no he visto al hombre invisible.

Hoy recordé, sin saber por qué, una escena de una película de esas que difícilmente ganarán algún premio. La trama era muy sencilla: un grupo de amigos estaban apostados en un aparcamiento y cuando veían un vehículo de alta gama, lo envestían con el suyo que, como es lógico, quedaba casi destrozado.

El truco estaba en que a pesar de lo que el auténtico perjudicado (el vehículo de alta gama) pudiese decir lo que fuese, el grupo de amigos se hacían pasar por desconocidos, pero todos eran testigos y al final, o bien el hombre pagaba una cantidad de dinero, o iban a un juicio que ya se sabía sentenciado de antemano.

Un grupo de testigos falsos conseguían que una persona inocente fuese declarada culpable y una persona culpable, no sólo fuese declarada inocente, si no que fuese considerada víctima.

En la película, finalmente encuentran a un hombre que dispuesto a no dejarse amedrentar, afronta todo aquello con honestidad y todo eso, y claro, al final se descubre todo y ganan los buenos en perjuicio de los malos.

Pero dudo mucho si en la vida real todo eso funciona así. Hoy, lamentablemente parece que hay que demostrar más la inocencia que la culpabilidad. Supongo que el ejercicio de legislar y el de aplicar las leyes, está tan lleno de lagunas que la justicia es un mero instrumento para muchas cosas, pero su imperfección no puede subsanarse sino con la intención de honradez de los ciudadanos y me temo que eso cada día está más lejos de cumplirse.

Cuando vemos que grandes estafadores, defraudadores, timadores, embaucadores, delincuentes de toda índole se blindan ante la justicia que carente de pruebas queda impotente para poder hacer su cometido. Que complicado habrá de ser enjuiciar al jefe de una banda cuando sus secuaces están dispuestos a atestiguar lo que haga falta, bien por miedo a posibles represalias, bien por ese mal entendido sentido del deber...

La justicia, corta de medios y lenta de proceso, ha de rendirse una y otra vez a las leyes que se crearon para prevenir los delitos, que a su vez se adaptan constantemente para sortear las leyes y por lo tanto, si hablásemos de una carrera, siempre gana el delincuente ya que irá siempre por delante...

Atrás quedó la honradez del hombre sencillo al que por ingenuo le volverán a timar ese grupo de holgazanes a los que hacía mención al principio... Tal vez por eso, es posible que cada día más y más gente opte por tomarse la justicia por su mano... ojo por ojo... diente por diente... y así se empiece a confundir justicia con venganza... o lo que es peor, la justicia deja de ser algo de todos para pasar a ser propiedad del poderoso...


martes, 22 de marzo de 2016

Crueldad

No es difícil comenzar, no es fácil terminar

Durante estos últimos días donde la barbarie y la tragedia está apoderándose de todos los noticiarios, no he podido evitar el recuerdo que de los niños, especialmente los míos, tengo cuando ellos son pequeños.

Esa carga de inocencia, donde taparse los ojos equivale a estar escondido, donde el tocar el dedo de su madre o su padre equivale a sentirse protegido, donde el decir una palabra diferente provoca risas y eso equivale a repetirla una y otra vez, donde todo es tan natural y sencillo que parece que no debería terminar nunca, ya que parece que el mundo de los mayores es cada día más inhumano y difícil.

Pero curiosamente es ahí, en esa etapa infantil, donde todos hemos comenzado a ser lo que somos... es esa etapa donde una simple mentira infantil, intenta poner un parapeto entre el castigo y la absolución, y donde la picaresca comienza a desarrollarse de forma rápida e imparable... es justo en esa etapa donde los adultos ya empezamos a corregir esos pequeños gestos innatos en los niños, donde el egoísmo es algo tan elemental en ellos que no logran entender por que han de esperar su turno en el columpio, por que han de compartir sus juguetes, o por que se les niega un caramelo cuando les apetece.

No recuerdo la cita exacta ni su autor, pero venía a decir que el hombre es un animal violento en origen y sólo la educación (no sólo la cultura) le va convirtiendo en tolerante y respetuoso para con los demás y para con lo demás.

No, no renuncio a esos mágicos momentos donde un niño hace esa gracia inesperada y sobre todo sincera... no renuncio a esos momentos donde su asombro ante los descubrimientos nos hacen plantearnos algunas cosas que, asumiendo que son obvias, en el fondo desconocemos... ni tan siquiera renuncio a ese descubrir del mundo infantil en el que cuesta introducirse para compartir con ellos esos momentos mágicos donde de nuevo y sin previo aviso, incluso reencontramos esa parte infantil nuestra que nunca termina de abandonarnos.

Pero todo lo anterior no nos exime de la responsabilidad de educar a nuestros hijos. La sociedad y la familia tratan (¿tratamos?) de hacerlo de la mejor manera posible, pero la sociedad y la familia no son entes inmóviles y constantes, si no que continuamente están en evolución y cambios.

Me es difícil responder a ciertas cuestiones en estos días sobre el comportamiento humano... y lamentablemente no sé cual es mi grado de responsabilidad en todo esto, pero me cuesta tanto creer que el ser humano pueda llegar a cambiar tanto... me cuesta tanto asimilar que el niño de hoy, pueda transformarse en un monstruo el día de mañana... me cuesta tanto aceptar que el dolor ajeno sólo duele cuando está reflejado en los medios de comunicación...

Tal vez nos hayamos acostumbrado a asimilar la violencia que el cine nos muestra como algo tan natural como el individuo... una violencia donde los "buenos" siempre ganan y al final todo parece que no ha sido nada... La vida real es muy distinta, excepto por la misma violencia... guerras, hambrunas, éxodos, miseria... Los que hemos tenido la fortuna de nacer en un entorno más o menos privilegiado, vemos todo eso como lejano, casi ajeno a nuestra propia existencia. No, posiblemente ya no sea cuestión de educación, si no de egoísmo y simplemente no deseamos compartir lo mucho o poco que tenemos por que, en definitiva, es nuestro y nos ha costado mucho conseguirlo...

Mientras, esos gestos infantiles e inocentes, se suceden por todo el planeta, ajenos a un futuro tan incierto como la misma vida, donde la subsistencia quedará marcada por el capricho de quienes empuñan las armas erigiéndose en líderes de algo que a la larga va a beneficiar a unos cuantos, a costa, como casi siempre, de la gran mayoría... y si no son las armas, será la política... y si no es la política, serán las empresas... y si no son las empresas, será la religión... y si no el medio ambiente, y si no... siempre habrá algo, mejor siempre habrá alguien...

No sé en que parte soy responsable de todo ello, pero sé que soy responsable de la educación que intenté transmitir a los míos... sé que creo que ellos son buenas personas... pero también sé que seguro que en algún sitio, alguien pensará que no es así... Mientras, permitid que siga disfrutando de la compañía de los niños... que en su inocencia se tapan los ojos para desaparecer y sólo necesitan el contacto de una mano amiga para sentirse seguros... tal vez no deberían cambiar nunca.

domingo, 20 de marzo de 2016

Responsabilidad

No importa cuantas batallas ganes o pierdas, pues la guerra siempre continúa.

He mirado en el diccionario las acepciones de la palabra “Libertad” y a pesar de que es algo tan intuitivo que creo que la mayoría entendemos, me ha sorprendido el cuantioso número de entradas que esta palabra tiene. Pero desde luego, creo que la más acertada y más extendida, es sin duda alguna la primera: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar , por lo que es responsable de sus actos”

De esta manera tan sencilla y lógica comenzamos a complicar el concepto básico que de la libertad podríamos tener: La libertad implica responsabilidad??? Pues así es y es que desde que salimos a la calle, ya estamos obligados a tomar opciones. Desde levantarnos para comenzar nuestras obligaciones hasta volver a acostarnos tras acabar el día, elegimos constantemente… ducharme o no hacerlo, cruzar la calle aquí o allá, llevar abrigo o no, comer a una hora u otra, o simplemente no comer… eso tan sencillo y lógico, es nuestra libertad

Pero podría haber una idea mucho más extendida y romántica de lo que es libertad, aunque me temo que esa idea se entremezcla ya con otros conceptos más amplios y por lo tanto exigen muchas más responsabilidades… la libertad de expresión, por ejemplo, no nos autoriza a decir lo que deseemos, ya que antes de decir algo, hemos de estar seguros de lo que decimos y si tenemos respaldo moral y ético de lo que estamos diciendo… mi libertad de expresión puede pasar por decirle a un enfermo que pienso que va a morir pronto por que tiene muy mala cara…

Pero volviendo al concepto general y extendido de libertad, en los países denominados “desarrollados”, ha sido una batalla constante el conseguir la libertad que ahora intentamos disfrutar… Todos deberíamos conocer la Historia y comprender que hace 50, 100 o 200 años, la libertad que hoy conocemos y de la que disfrutamos, dista mucho de aquella… Y aún así, seguimos luchando, pidiendo, exigiendo y solicitando de una u otra manera más y más libertad, para nosotros, para los nuestros, para todos… ¿Para todos??? Sí… desde esa idea de romanticismo, pedimos libertad para todos y es que es lógico que los seres humanos no estén viviendo subyugados por nada ni por nadie…

A pesar de eso, siempre hemos visto en la lejanía, esas otras personas que por haber nacido en eso que casi de forma despectiva llamamos “el tercer mundo”, carecen de la libertad básica de la vida… por que hay personas, familias, pueblos enteros que carecen de agua, alimentos, sanidad… y por si fuera poco, hoy en día, las guerras (siempre sin sentido lógico salvo para unos cuantos que se enriquecen a costa de la miseria de la mayoría) consiguen que aquellos que sobreviven a la miseria puedan morir por defender una causa… o por no querer defenderla…

Miles de personas huyen cuando pueden de todo eso… la miseria, el hambre, la explotación, la guerra, el terror… la muerte casi cierta, e intentan buscar en otros lugares una vida muy incierta…  y es aquí cuando se les niega esa libertad de la que solemos hacer gala…

Casi todos los días vemos gente que huyen de sus países, de sus vidas, dejando atrás a sus mayores y arrastrando con ellos a sus hijos…  unos mueren, otros sobreviven, muy pocos lo consiguen… Tal vez es sólo cuestión de tiempo, tal vez es otra batalla en que la libertad, nuestra libertad, no deba expandirse tanto a nivel individual y deba ser entendida como una libertad social…

De esta manera, igual que aceptamos las leyes que ya nos han sido impuestas y que nos “obligan” a conducir por la derecha o por la izquierda, a comenzar nuestras obligaciones a una hora concreta y no cuando queramos, o a facilitar nuestros datos personales cuando queramos abrir una cuenta en un banco… tal vez deberíamos aceptar que el mundo es mucho más que aquello que vemos a diario y que complementamos con unos minutos al día de noticias en cualquier medio.

La libertad es actuar con responsabilidad y parte de esa responsabilidad es para con nuestros semejantes…




domingo, 28 de febrero de 2016

Reencuentro

No pierdas el tiempo planificando tu vida... ella ya tiene sus propios planes para ti.

Que gran diferencia entre un encuentro y un reencuentro. Esto que parece tan evidente y tan obvio puede ser una experiencia en nuestra vida... Recuerdo la primera vez que encontré con el mar, aún siendo muy pequeño. El pueblecito era casi tan pequeño como yo y las casas bajas y modestas se extendían a lo largo de las casi inexistentes calles que luchaban por no ser devoradas por los pastos... una escena que todos podremos imaginar de una época pretérita y que a pesar de que no es tan antigua como parece, si es cierto que se me antoja mucho más vieja de lo que realmente es... No podría concretar la fecha exacta de aquella experiencia, pero digamos que podríamos hablar de unos 50 años.

Años después, varios años después, tal vez 30, fue a visitar aquel pueblo pequeño y recogido... allí tuvo lugar ese reencuentro que me entristeció. Todo había cambiado tanto, que tuve la sensación de estar en otro lugar. El pueblecito se había convertido en un destino turístico, las casas modestas fueron engullidas por torres de apartamentos, los pastos que deseaban devorar la calle, fueron finalmente devorados por esta y apenas quedaban algunos resquicios que habían intentado mantener convirtiéndolo en parques que a su vez cubrieron de calles, bancos alguna fuente y muchos cachivaches para niños y ancianos...

También la playa había sufrido grandes transformaciones. Ahora estaba delimitada por tierra con un amplio paseo salpicado de caminos de diversos tipos y alturas que llevaban a la arena y allí a las duchas que salpicaban esta... al otro lado del paseo las inevitables terrazas repletas de turistas y lugareños intentando disfrutar de algo de tranquilidad en el más bullicioso lugar... y allí algo más lejos, donde el mar y la arena se abrazaban en su eterno baile, también algo había cambiado... todo era más regular, más perfecto, más... artificial tal vez. Sí, me contaron que habían arreglado la playa y usaron no sé cuantas toneladas de arena traída de no recuerdo donde...

Así, de esta forma, el encuentro y el reencuentro nada tenían que ver el uno con el otro... todo era tan distinto... y entonces me di cuenta de que yo también había cambiado... Yo mismo había crecido, madurado, había tomado decisiones, había cometido errores y había realizado aciertos... había vivido, con lo que eso implica... sí, yo también había cambiado.

Lo más probable es que todos hubiésemos cambiado y que aunque hubiese conservado memoria de algunas de aquellas personas con las que compartí, hoy hubiésemos sido unos totales desconocidos, como lo fue el pueblecito convertido en una pequeña urbe saturada.

Y entonces, por que hay reencuentros que son tan agradables???  Supongo que en ocasiones, ese reencuentro se realiza con personas que también desean reencontrarse contigo... Personas que estás más que dispuestas a ponerte al día de su vida y a seguir participando de la tuya, sin importar lo que es superficial y adentrándose en lo importante, en lo profundo, en aquello que siempre ha merecido la pena aunque no siempre se haya conseguido... Otras, sin embargo, ese reencuentro se produce con personas casi desconocidas y de las que lo único que se comparte son los recuerdos de tiempos pasados que jamás volverán...

De esta forma, podríamos asegurar que cada día nos encontramos y reencontramos con gente, con personas de las que conocemos su historia, sus vivencias, sus expectativas... y de otras que sólo conocemos su nombre, y aquello que todos los demás conocen... simplemente... aunque le pongamos todos los adjetivos que nos vengan a la mente...

Tal vez, el más complicado de los reencuentros es aquél que hacemos con nosotros mismos.