Los sueños son la más tenue, pero firme luz, que alumbra nuestro paso en el oscuro camino de la realidad
Hoy, en una de esas conversaciones filosóficas con una amiga, donde en lugar de encontrar respuestas se crean más preguntas. Comentando el tema de la belleza, se hacía una extraña comparación de dos entornos que constan de los mismos elementos. Por un lado, el bosque. ¿Quién podría decir que el bosque no es hermoso??? No hablamos de ese bosque rectilíneo y ordenado, fruto de la reforestación, si no de ese otro bosque primario, donde la vegetación es variada y autóctona y cubre prácticamente cualquier lugar disponible; ese bosque donde el sol queda alto y la humedad es constante; ese bosque donde el caos de una silenciosa lucha por sobrevivir, ha creado la belleza virginal que demuestra que no hubo nunca intervención antrópica; ese bosque que existe sólo, tal vez por pura casualidad
Por otro lado, casi en un término opuesto, está todo aquello que el hombre crea… Tal vez los jardines sean lo más significativo para este ejemplo… Los jardineros preparan el suelo, seleccionan cuidadosamente las plantas y se esmeran en que su crecimiento y desarrollo sea el mejor posible, y al poco tiempo, el jardín estalla impregnando todo de color, frescor y aroma…
Ambos, son hermosos de por si, y ambos necesitan de tierra, sol, agua y tiempo… ambos nos gustan y embelesan, y en ambos el hombre, el ser humano tiene mucho que ver. En el bosque, por si interviniese acabaría con esa belleza natural, y en el jardín, por que si dejase de intervenir, también acabaría esa belleza artificial
Creo que más o menos podría estar claro, pero si esa misma intervención humana la aplicamos a las relaciones sociales o personales… tal vez cuando creamos una sociedad, y no somos capaces de cuidarla, esa sociedad se marchita, se pudre, se empobrece, se muere… si por el contrario la sociedad que funciona nos empeñamos en mejorarla, en quitar de aquí para poner allá, en cambiar unas cosas por otras… tal vez esa sociedad pierda su hermosura natural, y termine siendo mustia y triste…
Al hablar de sociedad, es posible que muchos pensemos en grandes civilizaciones, en países grandes o pequeños, en ciudades e incluso en pueblos… ¿por qué poner ahí un límite??? Sigamos descendiendo hasta nuestro entorno laboral, nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestra familia, nuestros hijos, nuestra pareja…
“Solamente aquél que contribuye al futuro tiene derecho a juzgar el pasado” (Nietzsche)
Tengo ganas que la primavera se asiente… que las flores rellenen con su fragancia los huecos de los olores de la ciudad… que la luz del sol borre los grises de las nubes… que el viento se duerma en el día y que nos obligue a dejar las prendas de abrigo en casa… Tengo ganas de que acabe el invierno… pero aún así, sigo disfrutando de la lluvia que esta noche aún nos acompañó en suave tormenta…
Reconozco que ese aroma de “tierra mojada” que de vez en cuando emana de la tierra seca y cálida, es tan sugerente como embriagadora, y hace que mis sensaciones me ajumen entre recuerdos pasados y sueños futuros, para instalarse en este incierto presente, que es cómo cualquier otro, y confundo, por que es así, los dos tiempos ausentes de mi vida y todo aquello que ha sucedido a ha de suceder…
Pero sé lo que es sentir las caricias en mi piel, sé lo que es disfrutar un amanecer, sé lo que es pasear de la mano con un niño, sé lo que es pararse a contemplar un cuadro, sé lo que es correr por que se llega tarde, sé lo que es que se inunde la boca de besos, sé lo que es dormir de día y soñar de noche, sé lo que es mirar la muerte a los ojos, sé lo que es mojarse en la lluvia, sé lo que es compartir un café, sé lo que es mirar las estrellas, sé lo que es verse reflejado en unos ojos, sé lo que es disfrutar de un bocadillo, sé lo que es dar un abrazo, sé lo que es tener fe, sé lo que es perder la fe, sé lo que es sentir que te quieran, sé lo que es beber en botijo, sé lo que es transgredir las normas, se lo que es no llegar a fin de mes, sé lo que es amar, sé lo que llorar… tal vez sepa lo que es vivir… pero tal vez aún no lo sé.
Sí, sí… también yo conozco la cita de Descartes: “Daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro”… es posible, pero hay cosas que no desearía perder jamás…
Rompiendo albores, el cielo se desgranaba de grises de plomo y nácar… Luisa no dejaba de mirar por la ventana, mirando la lejanía entre los dos bloques de viviendas que le conferían un artificial horizonte, pero aquella escueta apertura le permitía observar donde el cielo y la tierra se daban la mano… Hoy no podía verse, ya que una cortina oscura lo cubría todo antes de llegar allá… la lluvia en la lejanía contrastaba con el juego de luces anaranjadas del alba que se atisbaban entre los minúsculos huecos de un cielo cuajado de nubes
Estuvo allí durante varios minutos, disfrutando tanto de la vista, cómo del silencio que todo aquello provocaba… el día de primavera sería fresco, tal y cómo había sucedido en los días precedentes.
Al poco se dirigió hacia un iluminado tocador, donde la luz del día, que entraba en abundancia por la ventana, confería sin duda alguna, la mejor visión para eliminar sombras… Ante sí tenía todo aquello que una mujer suele necesitar para resaltar su natural belleza… maquillaje para ocultar la palidez de un rostro que se pasaba demasiadas horas sin sol; sombra de ojos, tenue, para resaltar el brillo de su mirada; máscara para prologar las pestañas; un lápiz de labios con el que conseguía una sonrisa embelesadora; algo de crema para mantener la piel fresca y firme, con el mínimo de arrugas que marca la propia edad…
Como si de un ritual se tratase, con la parsimonia de saber que lo que iba a hacer era importante, comenzó a maquillarse con todo el esmero que era capaz y del que ya estaba acostumbrada… No sabría decir cuanto tiempo duró todo aquello, pero al final, hay que reconocer que estaba radiante, cómo si fuese otra persona… Se miró al espejo, satisfecha de su trabajo, y sonrió de forma autocomplaciente…
"espejito, espejito… ¿Quién es la más bella de esta ciudad???"
"Sin dudar un instante siquiera, de todas las mujeres que conozco, tú eres la más hermosa, la más bella"
Luisa volvió a sonreír satisfecha… mirando su agraciada cara en el espejo, henchida de satisfacción y orgullo… Llegó la hora… se levantó, miró a la calle… ya había anochecido. Se lavó cuidadosamente, se puso un pijama y se fue a dormir… "mañana será otro día" dijo para sí…
“No hemos de preocuparnos por vivir largos años, si no de vivirlos satisfactoriamente; por que vivir largo tiempo depende del destino, pero vivir satisfactoriamente depende de tu alma” (Séneca, “Cartas a Lucilio”)
Estando en el mundo de las sombras sujeto por el gordiano nudo no deseo que vuelva el pasado espero ansioso que se abra el futuro
Compañía segura, de tristeza y a veces soledad en honda oscuridad terrible, presente miro… busco una mirada que sea espejo de mi propio reflejo
Ya yace la noche, tranquila,serena agoniza la llena luna, desgajándose en silencio muere… se acurruca en su infierno y se pierde también entre sombras bendita noche
Maldita aquella hora, maldita vana de esperanza, repleta de sueños llena de ansiedad, a veces ahogada en lágrimas ausente de luz… a oscuras… a tientas bendito amanecer
Huyen las negras mariposas se esconden de la noche, en la noche se ocultan de miradas y nulos afectos se van… no esperan… se van
Los pies descalzos prestos el campo abierto, por estrado la lluvia, marcando el ritmo bailemos… descalzos bajo la lluvia
Es muy posible que conozcáis lo que para mí, es una magnífica novela: "Los pilares de la Tierra", de Ken Follett (si no la conocéis, os la recomiendo). En ella se cuenta la historia de una familia, de un pueblo, de una pequeña sociedad que crece y se transforma en torno a una villa donde se comienza a construir una catedral allá por el siglo XII, día más, día menos...
No sé cómo salió la conversación, hoy hablando de catedrales, de reformas, de castillos y de toda esa riqueza histórica y cultural que se ha albergado no sólo en las más que emblemáticas construcciones, si no también en sus cimientos, su empuje, su material, su alma en sí... y me doy cuenta de que son pacientes testigos de historias y de Historia que nos incitan a regresar a esa época donde otros valores, otras creencias, otras necesidades y otra forma de vivir, eran protagonistas indiscutibles.
Esas construcciones, han resistido a los envites del clima, al paso del tiempo y al paso de los hombres, y a medida que han ido envejeciendo, han ido creciendo en importancia, que no en tamaño, y se han convertido en auténticos iconos representativos de aquellos lugares donde se ubicaron y que dieron y dan prestigio y cultura y riqueza a ciudades, villas o regiones... Hoy en día, el nombre de Notre Dame se asimila, casi de forma automática, al arte gótico más representativo de Paris, y seguramente de Francia... No obstante, tampoco son inmunes al deterioro y necesitan de vez en cuando, una pequeña revisión, un repaso, un arreglo... conservar esas construcciones no supone si no un paso por parte de los hombres de mantener sus raíces, sus historias, su Historia, su cultura, sus tradiciones, su sociedad, su propia esencia y evitar que con el derrumbe se pierda para siempre un pedazo palpitante de su propia existencia aunque pensemos que no nos ha afectado... mantener las cosas "cómo siempre han estado" y conservar lo que se tiene para no perderlo...
Esta reflexión, hoy quiero hacerla extensiva a las personas, sobre todo a mis amigos… parece que siempre han estado ahí, parece que no sufren, que no tienen cambios, que no necesitan nada… Hoy no sabría concebir mi vida sin ellos, sin su apoyo, sin el tiempo que me dedican, sin los abrazos que me otorgan, sin su consuelo y su sentido del humor… y hoy me doy cuenta de que es necesario hacer una pequeña parada, montar un virtual andamio y hacer un lavado de cara a la amistad, para que todo sea como siempre pero para conservar mejor lo que son… por ello, cuando digo “te quiero”, lo digo de corazón
Si buscando la luz para ver, miras el sol, te quedarás ciego
Los amaneceres tienen una magia inherente a la sensibilidad humana (o la resaca en ocasiones) que consiguen que cada día sea distinto… La mayoría de las personas tenemos un impulso, incluso brusco algunas veces, que nos hace levantarnos por las mañanas y afrontar todos los retos que están escondidos en el nuevo día, en la confianza de que sea un día maravilloso… La mayoría de nosotros, para asegurarnos ese impulso, usamos un seguro que nos recuerde que el día comienza… el “despertador… pero siempre se empeña en levantarnos antes de que estemos preparados…