domingo, 8 de enero de 2012

Vacas

El valor de un abrazo sólo lo conoce quien lo recibe

Algo he debido de hacer bien ya que los magos reyes me han dejado en el calcetín uno de esos cacharros modernos que hemos terminado por denominar “e-book”, “libro electrónico” o algo similar…

Una vez repuesto de la sorpresa y tras indagar como funciona aquel cacharro, comprobar que libros tiene para leer (todos clásicos) y saber lo básico para su uso, me lanzo casi con desesperación a buscar material con el que rellenarlo.

Es aquí, cuando encuentro un libro que me apetece leer y cuyo coste es de 19,90 Euros… ¿Cuánto??? Si, sí… 19,90 Euros… hace un par de semanas lo vi en una librería por 25 Euros

Así que mientras busco otros libros de menor coste (al final me quedaré con los clásicos) pienso que el trabajo del autor y la editorial, se llevan los 19,90 Euros por suministrar un fichero al internauta… y por lo tanto, todo el proceso proporcional de plantar árboles, talarlos, transportarlos hasta industrias papeleras, fabricar papel, transportarlo hasta la imprenta, diseñar las cubiertas, imprimir el papel, plegarlo, encuadernarlo, transportarlo hasta las librerías, y por fin que alguien nos lo cobre, sólo cuesta 5,10 Euros…

NO sé, pero creo que aquí algo no termina de cuadrarme… siempre pensé que en este último proceso se quedaría mucho más del coste de cualquier libro y ahora resulta que no… no voy a poner en juicio lo que ha de ganar un autor o una editorial, pero tal vez sea un poco abusivo ese reparto

Y es que tal vez en el fondo, todos busquemos un camino fácil para conseguir dinero y ahora que la crisis está tan de moda y todos culpamos a lo que se ha denominado “los mercados” sin saber muy bien quien está detrás… Nosotros, cada uno en su medida, forma parte de esos mercados, y cada uno con sus pocos o muchos ahorros buscamos obtener más y más dinero, por que no olvidemos que la más inmensa playa está hecha de granos de arena…

No ha pasado mucho tiempo desde que jóvenes esperanzados se lanzaron a estudiar una profesión y consiguieron salir de la miseria de los pueblos con títulos de fontaneros, mecánicos, ferrallistas, torneros… El despegue económico comenzaba y en llegó el momento del boom donde el fontanero cambió la furgoneta por el “mercedes”, el mecánico cambió el pequeño piso en las afueras por un chalé en la periferia, el ferrallista cambió su pantalón de peto por varios trajes de “Armani”, el tornero cambió a su mujer de 40 años por 2 amigas de 20 y quien más y quien menos que tuvo la oportunidad, intentó ganar dinero fácil con la especulación de comprar barato y vender caro… A nadie le importaba en exceso de donde salía el dinero y tampoco si este era bien administrado ya que todos ganábamos y así, las tarjetas de crédito fueron hinchando deudas, pero no importaba, por que los precios subían para poder pagar esas deudas

Y un día, cuando estábamos todos disfrutando de una bonanza artificial, alguien grita “crisis” y tiene el mismo efecto que el grito de “fuego” en un lugar cerrado y repleto de público… el pánico se extiende más allá de lo que habíamos pensado y todo el mundo cierra las puertas de sus casas para que el dinero, el poco dinero que de verdad tenemos, no se vaya… y entonces aquellas deudas de las tarjetas no se pagan y aquellos que tenían bonanza son objetivo de sus deudores que ávidos de codicia intentan recuperar aquello que comprometimos…

Y algunos, afortunados posiblemente, con más dinero del que necesitan, siguen en esa espiral de casi usura que permite hacer créditos a quienes más lo necesitan, pero a un precio que cuesta mucho pagar… paradójico… cuanto más cuesta pagar, más caro sale…

Y así, me llega a la memoria aquel famoso sueño del faraón que José pudo interpretar, donde aparecían siete vacas lustrosas y eran devoradas por siete vacas escuálidas y otro tanto pasaba con las espigas de trigo… Unos años de bonanza en los que hay que prever para tiempos futuros más complicados pero a los que muy pocos dedican atención…

1 comentario:

Luna Azul dijo...

Espero que disfrutes de tu nuevo regalo, con buenas lecturas y te olvides de esta crisis que como una mosca cojonera (perdón) no deja que podamos respirar tranquilos. Cada día nos trae un nuevo sobresalto.
Un abrazo