domingo, 7 de agosto de 2011

Cajas

No importa mirar, si no ver… no importa oír, si no escuchar… no importa vivir, si no sentir…

Supongo que nos resultaría curioso que alguien nos dijese que se ha comprado un televisor, y al preguntarle como es, nos dijese, es negro y mide 1,20 x 75 x 12. También, cuando alguien se compra un teléfono móvil no nos dice “sólo” que es amarillo, tiene teclado, pesa 45 gramos y se puede hablar con la gente… y así podríamos decir ordenadores, casas, coches, etc… y es que realmente, lo que nos importa del televisor es si posee tecnología de tal o cual, si tiene conexión a esto o a aquello, si lleva el 3D y el sensurround en cuadrafónico… y cualquier cosa que no dicen, nos interesa sobre todo, las “tripas”…

Pero cuando hablamos de personas, las cosas cambian un poco y cuando alguien que conocemos nos dice que ha conocido una persona y le preguntamos cómo es, no podemos dejar de hacer una descripción… alta, baja, gorda, delgada, pelo oscuro o claro, largo o corto... si pudiésemos, seguro que le pedimos hasta una foto si pudiésemos… y si acaso le preguntamos cómo es como persona, lo más que vamos a obtener es un “excelente persona” que en realidad, no dice nada salvo que a nuestro conocido, le parece así.

Y es que las personas no tenemos un conglomerado de artilugios electrónicos a los que podamos hacer referencia y por tanto, a cada persona hay que descubrirla y aceptarla poco a poco y aceptar ese conjunto de virtudes y defectos que la configuran. Pero tal vez, sólo tal vez, el ser humano es, por lo general, lo suficientemente orgulloso para minimizar sus defectos y aumentar sus virtudes, o lo suficientemente modesto para engrandecer sus defectos y no ser consciente de sus virtudes, aunque lo que creo es que el ser humano… o tal vez, sólo tal vez, el ser humano es lo suficientemente inconsciente para no darse cuenta de sus defectos y lo suficientemente cretino para pensar que todo lo que tiene son virtudes… aunque luego, diga otra cosa… y así de esta simple manera, sólo sabemos lo que es por fuera… cómo si fuese una caja, nos queda la duda de lo que habrá dentro hasta que no miremos por nosotros mismos.



Y sigue el calor… hay que joderse que verano.

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