martes, 19 de abril de 2011

Recuerdos

La amistad une, la necesidad ata.

Cuantas veces en la vida hemos comprado algo y luego, por que no se ajusta a lo que esperábamos, nos hemos visto obligados a cambiarlo.

Y así volvemos bajo el brazo con aquello que algunas veces estaba defectuoso, y otras, simplemente por que hemos cambiado de idea…

Una vez devuelto, parece que, de repente, todo vuelve a estar en un cierto equilibrio y hasta algunas veces, una grata sensación de alivio al habernos quitado un problema de encima, se apodera de nosotros.

El trueque de tiempo/dinero por productos/servicios, ha sido disuelto en nuestra existencia y se acaban las obligaciones… un traje que no nos sentaba bien, un televisor que salió defectuoso, una mesa que no nos cabe en la casa… todo vuelve a la situación anterior para nuestro descanso

Pero hay cosas que no se pueden devolver por más que lo intentemos… por mucho que sepamos que eso ya no lo deseamos o no nos conviene, por mucho que intentemos dar marcha atrás, los sentimientos siempre estarán presentes en nuestra vida… y así, la amistad, el amor, el odio, la envidia… podrían estar presentes en nuestras vidas cuando ya no deseamos que estén… cuando buscamos sosiego y nuestro interior es todo un torbellino de sensaciones que no deseamos que se produzcan… quien, en ese momento, no ha deseado devolver aquello que le produce la desazón no deseada???

Pero incluso más allá, hay algunas veces que no podemos desprendernos de recuerdos que deseásemos devolver… cualquier incidente o accidente que debería ser borrado de nuestra memoria, se empeña en permanecer vivo y palpitante… recuerdos que se adhieren en el alma como el tatuaje en la piel y que duelen cada vez que afloran… y afloran sin avisar y con demasiada frecuencia…

No es fácil devolver o simplemente desprender de esas sensaciones que antaño buscábamos pensando que serían gratas y terminaron siendo dolorosas… así, tal vez debamos aprender a resignarnos y estar con ellas en permanente compañía, pero lo que no es necesario es darle mayor protagonismo que el necesario y mucho menos, exclusividad absoluta.

Y sin embargo, hay muchas veces que estos ingratos recuerdos no nos dejan percibir sensaciones que irán arrinconándolos en el desván del olvido y no somos capaces de disfrutar de un café, de una mano amiga, de una sonrisa, de una mirada, del aire fresco o caliente, de la luz del sol y las sombras de las calles, del charol y del terciopelo, del agua y las veredas… Lo más probable es que no nos olvidemos de nuestros dolores, pero al menos tendremos algo para aliviarnos

No hay comentarios: