viernes, 9 de abril de 2010

Vergüenza

El silencio también puede ser un cómplice

Vergüenza.
(Del lat. verecundĭa).
1. f. Turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena.



Estos días, estoy sintiendo vergüenza… vergüenza ajena cómo reza la primera acepción del diccionario de RAE. Los políticos de mi país, ajenos a sus deberes políticos, sociales, morales o éticos, continúan mirando sus propios egoísmos, más allá de límites imaginables, para intentar enriquecerse a un precio que este país, sumido ya en una tremenda crisis y con un porcentaje de paro cercano al 20% de la población activa, soporta estoicamente como si de un esclavo al que se le exige al límite se tratase.

Vergüenza de que, sin querer parafrasear a Luis XIV de Francia, conviene recordar a la clase política que “El estado soy yo”, somos todos nosotros y que lo que hemos decidido en unas urnas, resulta que no han sido más que mentiras a las que nos sometemos una y otra vez sin poder ni saber evitarlo… Las herramientas del poder, las connivencias entre distintos estamentos, los oportunismos de todo tipo, el abuso de autoridad y poder, el vivir, en definitiva como carroñeros, esperando a que el pueblo al que sirven muera entre estertores silenciosos para devorar y aprovechar sus despojos…

¿Cuántos años llevamos con casos de corrupción??? ¿Qué partido político ha quedado exento de ellos???

Los emperadores romanos solían dejar que las legiones formadas por tropas bárbaras compartiesen parte del expolio de las conquistas, a fin de que dichas tropas siguiesen disfrutando de beneficios y no se alzasen contra el César… No ha cambiado mucho el mundo en 20 siglos, a pesar de que las tropas extranjeras se han sustituido por organismos públicos o privados, y quien más quien menos, procura recibir una ayuda, una subvención, o unas migajas de un jugoso pastel del que todos desean participar y que sólo el pueblo llano y simple es capaz de construir, por que no hay que olvidar que todo el dinero que se “regala” de forma tan alegre en miles de subvenciones, ayudas o sobornos, procede de los impuestos que todos pagamos…

Hoy, siento vergüenza ajena por haber sido cómplice involuntario con mi voto de haber creado tanta podredumbre en un país que camina más a la miseria de la mayoría para gloria y esplendor de una minoría que cada vez se aleja más de una realidad que ahoga a tantos millones de ciudadanos.

Nunca he intentado que este blog sea un estrado donde se expongan críticas, ya que estas son muy fáciles de realizar pero muy complicadas a la hora de buscar alternativas válidas, pero, sinceramente, hoy yo también me siento expoliado, engañado, vilipendiado, humillado y naturalmente, atracado por aquellos que prometieron ayudarme, protegerme y cuidarme…

2 comentarios:

Unknown dijo...

Buho...

Decadencias... hablar de ellas nadie quiere.. está claro...

..y en ese decaer... que es sencillamente haber abondonado el camino de la excelencia... ¿cuantos están, cuantos hemos estado y estaremos...?

... pero con la firme voluntad de recuperar nuestra excelencia...

... eso es lo que a estos políticos les falta... o han perdido.. por eso son viles.. y malos... no tienen conciencia..

... Un abrazo

Butaca Preferente dijo...

Alfa Romeo o John Deere? Chardonnay o LK? Christian Lacroix o Pacita Moda? Spa o uralita? Louis Vuitton o Husqvarna? Trufa blanca o raxo? Glamour o Agroglamour? Nostros lo tenemos claro. Y tú?
Jajajajajaja.
Con alfombra roja incluida, limousine, re-descubrir el "Festival de Cans"... mejor que pensar en nuestros representantes políticos. Vergüenza sí siento, pero la indignación, la incredulidad, desconfianza ufff! pararé porque no es un blog de crítica. (Perdón)

Un beso.