miércoles, 10 de junio de 2009

Libros

No siempre que hace calor, es verano...

Durante varias horas estuve contemplando el agua cristalina que se deslizaba con un imperceptible movimiento sobre la pequeña laguna... pareciese que nada se interponía entre mis ojos y el fondo de rocas moldeadas y caóticamente colocadas por el paso del agua y del tiempo... La luz se deslizaba por el horizonte en un ocaso rojizo que extendía las sombras hacia el infinito, acercando desde las cercanas montañas un más que fresco viento y poco a poco la trasparencia del agua se ahogó en la oscuridad de la noche... Fue entonces cuando la luna fue tomando forma... el reflejo en el agua que hacía de espejo, llenaba de luz toda aquella oscuridad... Sólo podía mirarla, pues sé bien cuál es mi condena... Muchos piensan que era un simple reflejo... pero yo sé que es una forma de estar más cerca…

Muchas veces, la vida nos regala historias… libros en los que nosotros somos protagonistas… Algunas veces, la vida se divierte y arranca las últimas páginas, dejando ese libro en una perenne inconclusión… No hay finales felices, tampoco tristes… simplemente no hay final para algo que ya ha acabado… Y volvemos a leer, a interpretar, a intentar saber cómo ha de terminar ese libro, esa historia… esa historia que, pese a que ya ha terminado, no tiene final…

1 comentario:

Ericarol dijo...

Yo creo que no hay finales, sino solamente cambios. Incluso la muerte es un cambio a otro estado , a otra consciencia.

Saludos!!!