miércoles, 14 de enero de 2009

Visita

El camino hacia la casona era angosto y estaba embarrado por la lluvia y humedad que parecía haberse quedado de forma perenne en el umbrío paisaje que la frondosa vegetación se había encargado de oscurecer, incrementando el aislamiento, ya de por si intenso, de aquella vieja, destartalada y casi olvidada casa de campo.

Pese a todo, yo solía visitarla con una frecuencia casi matemática. Al menos dos veces por mes me desplazaba hasta allí para hacer el mismo meticuloso camino.

Debido al mal estado del pavimento que daba acceso a la puerta, debía dejar el coche fuera del recinto y caminar entre el barro y la humedad por un espacio de unos 150 metros. No me molestaba en absoluto, salvo al camino de regreso, ya que sabía que por lo general los zapatos se llenaban de barro y por mucho empeño que pusiese, siempre mancharía algo el coche…

Pero todos aquellos inconvenientes, no eran importantes con lo gratificante que resultaba el pequeño paseo de apenas 15 minutos que me reconfortaba tanto…

Las repetitivas pero breves visitas a aquel lugar, era el único estímulo que me quedaba en la vida desde la pérdida de mi familia en un trágico accidente… ¿accidente??? No, no lo creo por mucho que así lo denominasen… cierto que el muchacho que acabó con sus vidas no buscaba provocar ningún daño… pero lo hizo… lo hizo…

Cada día cuesta más abrir la puerta… la humedad hincha la madera y esta encaja con mayor presión en el marco… tendré que cepillarla cuando el tiempo mejore… El mismo olor de cierta podredumbre es quien siempre me recibe y la oscuridad sigue reinando bajo la techumbre ya que las ventanas permanecen cerradas desde hace… mucho tiempo. No, no tiene sentido abrirlas… mejor dejar las cosas como están.

A pesar de la oscuridad, pronto recorre la casa una suave penumbra que me invita a subir por la vieja escalinata de madera que sigue crujiendo, como cada vez, que piso en ellos, formando una desvencijada sinfonía que, pese a todo, me resulta agradable…

Una vez arriba, continúo por el breve corredor y directamente me detengo frente a la segunda puerta… contiene la habitación más grande y la más luminosa… sé que el ventanal del techo no tiene la persiana cerrada y el tragaluz hace su función con dificultad debido a la cantidad de suciedad que se ha ido acumulando en el cristal pero que dejaba pasar la luz suficiente para contemplar todo lo que allí había…

Al abrir la puerta, allí estaba, como siempre, y una sonrisa de satisfacción inundaba mi alma… siempre era igual, pero no por ello, dejaba de ser una sensación magnífica y sumamente agradable…

El cuerpo, aún colgando de la soga que lo ahorcó, se encontraba ya reseco, sujeto por la piel ajada y por las ropas roídas por el tiempo. La humedad no le sentó bien y en lugar de momificar aquel cuerpo, pareciese que se iba a deshacer de un momento a otro… Sólo un instante para sentir la satisfacción de mi propia venganza y me fui, como siempre, por el mismo camino en sentido contrario

La venganza es un plato que se sirve frío… y la justicia no siempre llega donde nosotros queremos.

Podría resulta cruel esta historia, pero si alguien no ha sentido deseos de venganza, que lo diga… Los sentimientos, sean buenos o malos, son humanos…




Foto: www.flickr.com

3 comentarios:

ROSA dijo...

Nunca se explican los cuentos, no se piden disculpas por lo que escribimos; la moral no es literatura.

Me gustó el cuento.
Nos leemos

Unknown dijo...

Buho me ha gustado el cuento.

Nunca he tenido serios motivos para desear una venganza así, pero lo cierto es que me pongo en el pellejo por ejemplo de las víctimas de Eta y no sé... al menos yo, no podría perdonar nunca..

Un abrazo

Sandra dijo...

Todos sentimos.... y la venganza es un sentimiento más... sin hacer juicio de valor... considero que todos los sentimientos deben ser expresados... para no caer en las consecuencias fatales de la represión... cuando alguien nos arrebata algo preciado de nuestra vida.. ya sea con la intención de hacerlo o sin ella... ese sentimiento está justificado.. y sentirlo es natural... pero debemos canalizarlo... sin empeorar las cosas... hablo sin conocimiento de causa.. ya que no experimenté esa experiencia... pero creo que es facil empatizar con alguien que la vivió...

Me enrollé bastante... y no sé si con sentido.... je... bueno.... quería saludarte despues de mucho tiempo sin estar por estos mundos bloggeros.....

Te mando un fuerte abrazo..